viernes, 30 de abril de 2010

La Iglesia, hace uso de la Escritura, para adorar a Dios en el culto de la Misa:

El Catecismo de la Iglesia Católica declara que “La Liturgia es obra de la Santísima Trinidad”. (Segunda Parte, Primera Sección, Capítulo Primero, artículo 1)

Si la Sagrada Misa es obra del mismo Dios Trino y Uno...¿Se manifiesta la Sagrada Escritura solamente en una parte de ella o en su totalidad? Me parecía poco probable que la Santísima Trinidad redujera el uso de la Escritura solo a un momento de la Misa.

Todas y cada una de las partes de la Misa tienen su fundamento en la Escritura, como ya se había constatado a la luz del testimonio del Apocalipsis en la división tripartita con que se presenta la liturgia celeste. Desde su inicio hasta el final, el Espíritu Santo la empapó de textos de los Libros Santos a la Liturgia.

Por lo cual, podemos afirmar que la Iglesia adora y alaba a Dios usando la Biblia en toda la Misa.

El decir que la Iglesia no utiliza la Biblia en la Misa es -dicho sea de paso con todo respeto- una afirmación que no se ha verificado.

Veamos cómo la Iglesia, hace uso de la Escritura, para adorar a Dios en el culto de la Misa:

Inicio el análisis:

Se inicia la Santa Misa con una invocación a la Santísima Trinidad, ¡Utilizando la Biblia!

Invocación a la Santísima Trinidad

- En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo :
Mateo 28, 19: ...bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

- Amén :
Apocalipsis 3, 14: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios. Isaías 65, 16: tal que, quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios del Amén, y quien jurare en la tierra, jurará en el Dios del Amén

El presbítero se dirige a la asamblea de fieles:

Saludo del celebrante

-Que el Señor esté con vosotros :
Filipenses 1, 2: La gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Esté con vosotros.

- La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con vosotros :
2 Corintios 13, 14: La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.

Es necesario acercarse a Dios con “un corazón puro” para albarle y glorificarle. Por eso, como Pedro (Lucas 5, 8), nos declaramos pecadores ante la Divina Majestad:

Confiteur (“Yo confieso”)

La compunción del corazón es otra de las buenas disposiciones para celebrar o asistir a la Santa Misa. Hacemos una confesión pública a Dios, iniciando con las palabras:

“Yo confieso ante Dios Todopoderoso” :
Salmo 32, : Mi pecado te reconocí, y no te oculté mi culpa; dije: «Confesaré a Yahvé de mis rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado.

Invocamos con humildad la misericordia de Dios, como nos enseña Jesús en la parábola del fariseo y el publicano (Lucas 18, 9-14)


Kyrie (“Señor ten piedad”)

Son tres invocaciones, en lengua griega, para implorar el perdón y la asistencia de Dios, Padre y de Cristo. Kyrie significa "Señor"; eléison, "ten piedad". La primera y la tercera se dirigen al Padre y la segunda a Cristo.

Señor ten piedad.


Cristo Ten piedad


Señor ten piedad
Salmo 6, 3: Ten piedad de mí, Yahvé, que estoy sin fuerzas.

Mateo 9, 27: ¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!

Salmo 51, 3: Ten piedad de mí, oh Dios, según tu amor.)


Los días festivos o domingos, tras haber pedido perdón a Dios, le adoramos y alabamos con una plegaria completamente bíblica:

Gloria

Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombre de buena voluntad :
Lucas 2, 14

Te alabamos. : Hebreos 2, 12: ... en medio de la asamblea te alabaré

Te bendecimos. : Salmo 144, 1 : Bendito sea Yahvé, mi Roca

Te adoramos. : Mateo 4, 10 : Díjole entonces Jesús:...“porque está escrito: ´Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.”

Te glorificamos. : Salmo 86, 12: Gracias te doy de todo corazón, Señor Dios mío, glorificaré tu nombre por siempre.
1 Pedro, 4, 11: para que Dios sea glorificado en todo por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.)

Te damos gracias por tu grande gloria. : Salmo 92, 1: Bueno es dar gracias a Yahvé y salmodiar a tu nombre, Altísimo.

Señor Dios : Salmo 35, 23: Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío...

Rey celestial : Salmo 24, 7-8: ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, que entre el Rey de la gloria! ¿Quién es ese Rey de gloria? Yahvé, el fuerte, el valiente, Yahvé, valiente en la batalla.

Dios Padre Omnipotente : Génesis 17, 1: Yo soy Dios Todopoderoso, anda en mi presencia y sé perfecto.

Señor, Hijo unigénito Jesucristo : Juan 1, 18: A Dios nadie le ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer

Cordero de Dios, Tú que quitas el pecado del mundo :
Juan 1, 29: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Ten piedad de nosotros : Mateo 9, 27: Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»

Recibe nuestra suplica : 2 Crónicas 6, 21: Oye, pues, las súplicas de tu siervo Israel, tu pueblo, cuando oren hacia este lugar.

Porque Tú sólo eres Santo : Levítico 21 , : Le tendrás por santo, porque él es quien presenta el alimento de tu Dios; por tanto será santo para ti, pues SANTO soy yo, Yahvé, el que os santifico.

Solo Tú Señor : Filipenses 2, 11: y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.

Solo Tú Altísimo, Jesucristo : Apocalipsis 1, 5-6: y de parte de Jesucristo, igual el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Marcos 5, 7: y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo?...

Con el Espíritu Santo en la gloria de Dios : Juan 15, 5: Ahora, Padre, glorifícame tú

Padre : junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese.
1 Pedro, 4, 11: para que Dios sea glorificado en todo por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén

Amé : Apocalipsis 3, 14: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios).
Isaías 65, 16: tal que, quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios del Amén, y quien jurare en la tierra, jurará en el Dios del Amén


La Misa está llena de oraciones que se dirigen a Dios Padre....y todas terminan cumpliendo una enseñanza bíblica:

Oraciones de la Santa Misa (“Oremos”)


Todas las oraciones que se dirigen a Dios en la Misa, terminan de la siguiente forma: “Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén” :
Juan 16, 23: En verdad, en verdad os digo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dará...



Liturgia de la Palabra

Hasta ahora, el celebrante y el pueblo fiel no han hecho otra cosa en la Misa que orar y cantar, como para preparar los corazones para la gran Acción; en adelante la Iglesia va a dirigirse especialmente al entendimiento, al que va a suministrar el alimento sólido y necesario de la palabra de Dios, proclamada en las lecturas y explicada en la homilía.

En los días ordinarios, la primera lectura está tomada Antiguo Testamento, de los Hechos de los Apóstoles o de las epístolas o del Apocalipsis.

Posteriormente se lee o se canta un Salmo.

En los días festivos y domingos, tras el salmo sigue la segunda Lectura, que es una Epístola de algún Apóstol.

Seguidamente se canta el aleluya (esta palabra aparece unas 26 veces en la Bilia, sea en el AT como en el NT [Salmos 104-106; 111-113; 115-117; 135.146-150Apocalipsis 19,1: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro.
La liturgia de la palabra culmina con la proclamación del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.


Después de la homilía, todos juntos proclamamos Fe en Nuestro Señor Jesucristo, en el Padre y en el Espíritu Santo...y todo eso, usando la Biblia:

Credo

Creo en un solo Dios : Deuterenomio 6, 4: Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el ÚNICO Dios.

Padre : Deuterenomio 32, 6: Así pagáis a Yahvé, pueblo insensato y necio? ¿No es él tu PADRE, el que te creó, el que te hizo y te fundó?

Malaquías 2, 10: ¿No tenemos todos nosotros un mismo PADRE? ¿No nos ha creado el mismo Dios?

Todopoderoso : Génesis 49, 24: pero es roto su arco violentamente y se aflojan los músculos de sus brazos por las manos del PODEROSO de Jacob...

Isaías 1, 24: Por eso - oráculo del Señor Yahvé Sebaot, el PODEROSO de Israel...

Creador del cielo y de la tierra : Génesis 1, 1: En el principio, creó Dios los cielos y la tierra.

De todo lo visible y lo invisible : Colosenses 1, 16: porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él...

Creo en un solo Señor Jesucristo: Juan 3, 16: Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna).

Hijo único de Dios, Nacido del Padre antes de todos los siglos Mateo 16, 16: Tú eres el Cristo, el HIJO de DIOS vivo.

Juan 1, 18: A Dios nadie le ha visto jamás: DIOS UNIGÉNITO, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.

Romanos 10, 9: Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es SEÑOR y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.

Colosenses 1, 17: Él es antes que todo y todo subsiste en Él.

Dios de Dios : 2 Pedro 1, 1. Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo

Luz de Luz : Juan 1, 9: El Verbo era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.

Dios verdadero de Dios verdadero : Tito 2, 11-13 : Se ha manifestado la gracia salutífera de Dios a todos los hombres..., con la bienaventurada esperanza en la venida gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Cristo Jesús.

Engendrado, no creado: Hebreos 1, 5: En efecto, ¿a qué ángel dijo alguna vez: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy?

Hechos 13,33: Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús, como está escrito en los salmos: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy.

De la misma naturaleza del Padre: Hebreos 1, 3: el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia...

Colosenses 2, 9: Porque en él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente.
Por quien todo fue hecho : Colosenses 1, 16: porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él,
Que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo : Mateo 1, 21: Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados
Y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen : Mateo 1, 20: José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.
Lc 1,35: Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

Y se hizo hombre : Juan 1, 14 Y por nuestra causa fue crucificado : Romanos 3, 24-25: todos pecaron y están privados de la gloria de Dios y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente.
Hebreos 12, 2: fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en
lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia.
...en tiempos de Poncio Pilatos : Juan 18, 29: Salió pues, Pilato fuera...
Padeció : Hechos 17, : explicándolas y probando que Cristo tenía que padecer...
1 Corintios 15, 3: Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí:
que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras...

Y fue sepultado : 1 Corintios 15, 4: ...que fue sepultado Juan 19, 40-42: Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

Descendió a los infiernos : Efesios 4, 9-10: ¿Qué quiere decir «subió» sino que también bajó a las regiones inferiores de la tierra? Este que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo.

1 Pedro 3, 19.20: En Él fue también a predicar a los espíritus encarcelados,
en otro tiempo incrédulos...
Y resucitó el tercer día, según las Escrituras : 1 Corintios 15, 4 : ...y que resucitó al tercer día, según las Escrituras
Hechos 13, 32-34: También nosotros os anunciamos la Buena Nueva
de que la Promesa hecha a los padres Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús... Y que le resucitó de entre los muertos para nunca más volver a la corrupción...
Subió al cielo : Hebreos 9, 24: Pues no penetró Cristo en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro;
Lc 24:51: Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado al cielo.
Y está sentado a la derecha del Padre : Marcos 16, 19: Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios
Hebreos 12, 2: y está sentado a la diestra del trono de Dios.
Y de nuevo vendrá con gloria : Mateo 25, 31: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
Tito 2, 13: aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo.

Para juzgar a vivos y muerto : Mateo 25, 32: Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor
separa las ovejas de los cabritos.
Juan 5, 28-29: No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén
en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.

Y su reino no tendrá fin: Apocalipsis 22, 5: el Señor Dios los alumbrará y reinarán por los siglos de los siglos... Lc 1,33: y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin

Creo en el Espíritu Santo, Señor : 2 Corintios 3, 18: así es como actúa el Señor, que es Espíritu.
Y dador de vida : Juan 6, 63 : El Espíritu es el que da vida. Job 33, 4: El Espíritu de Dios y la inspiración del Omnipotente me dio vida.

Que procede del Padre : Juan 15, 26: el Espíritu de la verdad, que procede del Padre
Y del Hijo : (Gálatas 4, 6: La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!
Con el Padre y el Hijo recibe una misma Adoración y gloria : 2 Corintios 13, 13: La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.
Y habló por los profetas : 2 Pedro 1, 21 : porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios.

Creo en la Iglesia que es una: Mateo 16, 18: Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré MI Iglesia...; Jn 17, 22-23 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado

Santa : Efesios 5, 25-27: como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada.

Católica : Mateo 18, 19: Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes ...
Marcos 16, 15: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación...

Y Apostólica. : Efesios 2,20-21: Edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor.

Confieso un solo bautismo para el perdón de los pecados. : Hechos 2, 38. Bautizaos en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados.
1 Corintios 12, 13. Todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu,para constituir un solo Cuerpo.

Espero la resurrección de los muertos : 1 Tesalonisenses 4, 14-16: Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará
consigo a quienes murieron en Jesús. Os decimos eso como Palabra del Señor: Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la Venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron. El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar.

Y la vida del mundo futuro : 2 Pedro 3, 13: Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en lo que habite la justicia.

Amén : Apocalipsis 3, 14: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios.

Isaías 65, 16: tal que, quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el
Dios del Amén, y quien jurare en la tierra, jurará en el Dios del Amén.


Tras la homilía tiene lugar la oración de los fieles. Ésta mira a pedir por las diversas intenciones que están en el corazón de las diversas comunidades. Esta oración de los fieles, tiene lugar antes de la segunda parte de la Misa, que es la “liturgia eucarística”. La procesión de las ofrendas implica la participación de los fieles que ofrecen los dones del pan y del fino, así como otros dones por diversas necesidades. Estos actos se hacen como respuesta a la invitación de Cristo en Lc 9-13 “Y yo os digo: Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”. Otro pasaje útil al respecto es Ap 5,8: “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”.

Liturgia del Sacrificio o Liturgia

En efecto, las ofrendas son no sólo fruto de la tierra y del trabajo de los hombres, sino también oración, y ofrenda que Cristo consagrará, como bien dice Ap 5,8.
A estos sentimientos bíblicos corresponde la procesión de las ofrendas y las oraciones que las acompañan:

El sacerdote se acerca al altar, tras recibir las ofrendas del pan y del vino, de manos de los fieles y dice:
“Bendito seas Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida”.

A estas palabras el pueblo responde (salvo cuando se entona algún canto): “Bendito seas por siempre Señor”.

“Bendito seas, Señor, Dios del universo por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación”.

También a estas palabras el pueblo responde (salvo cuando se entona algún canto): “Bendito seas por siempre Señor”.


Tobías 8,5: “Bendito seas tú, Dios de nuestros padres, y bendito sea tu Nombre por todos los siglos de los siglos! Bendígante los cielos, y tu creación entera, por los siglos todos”

Daniel 3,26: “Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, digno de loor, y tu nombre sea glorificado eternamente”
Lc 22,19: “tomó pan, dio gracias...” .
Jn 6,11: “Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias...”. Jn 6,23: “Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor”.
Jn 6,35: “Les dijo Jesús: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed”.
Isaías 30,23: “Él dará lluvia a tu sementera con que hayas sembrado el suelo, y la tierra te producirá pan, fruto de la tierra, y será pingüe y sustancioso”.
Oseas 14,“8 Volverán a sentarse a mi sombra; harán crecer el trigo, florecerán como la vid, su renombre será como el del vino del Líbano”.

El sacerdote se lava las manos, mientras dice en voz baja: “Lava del todo mi delito limpia todo mi pecado”. Las palabras e remontan al Salmo 51,4: “Lávame a fondo de mi culpa,y de mi pecado purifícame”.

Acto seguido el sacerdote dice: “Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios Padre todopoderoso”.
Oseas 14,2: “Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Dios, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios”.
Levítico 22,19: “Y cuando ofrezcáis sacrificio de acción de gracias a Dios, lo sacrificaréis de manera que sea aceptable”.
Efesios 5,2: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”.
Hebreos 13,15: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre”.

El sacerdote pronuncia entonces una oración sobre las ofrendas, suelen ser diversas según las necesidades de tiempos y lugares. Dichas oraciones, suelen corresponder a los sentimientos bíblicos cuando se ofrecían sacrificios, de este modo, se ve con claridad cómo el Antiguo Testamento ha preparado al Nuevo; un ejemplo tomado de la liturgia cotidiana del tiempo ordinario: “Dígnate, Señor, aceptar esta ofrenda de tu pueblo; que ella nos santifique y nos alcance lo que ahora imploramos por tu misericordia, por Cristo, nuestro Señor”.
2Macabeos 1,26: “Acepta el sacrificio por todo tu pueblo Israel, guarda tu heredad y santifícala”.
1Tesalonicenses 5,23: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
1Timoteo 1,12: “Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me consideró digno de confianza al colocarme en el ministerio”.


Prefacio (parte de la Misa que precede a la plegaria eucarística)

En el prefacio se recogen también diversas alusiones bíblicas. La primera parte, en que se alternan las palabras del sacerdote, es invariable; la segunda, reservada sólo al sacerdote, que ora con los brazos abiertos, varía según el período del año, festividades o circunstancias concretas.

El Señor Esté con vosotros
Y con tu espíritu.
Romanos 16,24 (Filipenses 4,26; Ap 22,21): “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros”.
2Tim 4,22: “El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros”.


Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
1Pedro 3,4 “Que vuestro adorno no esté en el exterior, en peinados, joyas y modas, sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios”.


Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
1Tes 3,9-10: “Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe?
2Tes 1,3: “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás”.


Parte variable del prefacio. No se pueden recoger aquí todos los prefacios que se recitan en diversas ocasiones, se tomará sólo uno, para mostrar su relación con la Sagrada Escritura: Prefacio II de difuntos.

“En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todo poderoso y eterno, por Cristo, señor nuestro.
1Tes 3,9-10: “Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe?
2Tes 1,3: “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás”.
Jn 17,11: “Padre Santo...”
Ap 4,8: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso”.
Rm 16,26: “Pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe”.
1Tesalonicenses 5,23: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.

Porque él aceptó la muerte, uno por todos,
Para libarnos del morir eterno; es más, quiso entregar su vida para que todos tuviéramos la vida eterna. Por eso, unidos a los coros angélicos te aclamamos llenos de alegría”...
Filipenses 2,8: “Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Rm 5,8: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
1Jn 2,2: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.
2Cor 5,14-15 “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”.
Hebreos 2,11: Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.


Tras el prefacio tiene lugar el canto del "Sanctus": la triple repetición del adjetivo "santo" (en hebreo "qadosh") indica en el AT un superlativo; pone de relieve, en efecto, que no hay ser más grande, excelso y sobre todo "santo" que Dios. El que se trate de una triple repetición también prepara el camino para la revelación plena del Dios trinitario en el NT.


Sanctus


Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del universo. Llenos están los cielos y la Tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo :
Apocalipsis 4, 8: Los cuatro Vivientes...
repiten sin descanso día y noche:
«Santo, Santo, Santo, Señor,
Dios Todopoderoso... »

Isaías 6, 2-3: Unos serafines se
mantenían erguidos por encima de él... Y se
gritaban el uno al otro: «Santo, santo,
santo, Yahvé Sebaot: llena está toda la
tierra de su gloria.».

Mateo 21, 9: Y la gente que iba delante y
detrás de él gritaba: «¡Hosanna al
Hijo de David! ¡Bendito el que viene en
nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» (La palabra "hosanna" es un una suplica en hebreo que significa "salva",


Después del "Sanctus" sigue la plegaria eucarística. La liturgia católica prevé habitualmente al menos cuatro plegarias. Seguiremos la más frecuente hoy, que es la segunda.

Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad
Ap 15,4 ¿Quién no te temerá, OH Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.
Salmo 22,3: Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
Is 57,15: Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

"Epíclesis": es la invocación al Espíritu Santo para que descienda sobre las ofrendas y que por su poder al lado del de las otras dos divinas personas, los dones que se han presentado a Dios queden santificados.

Por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu:
1Cor 6,11: Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados,ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
1Jn 4,13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
De manera que sean para nosotros cuerpo y sangre de Jesucristo nuestro Señor
Jn 6,63: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

El cual, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente aceptada,
Jn 10,17-18: "Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para tomarla de nuevo.
Nadie me la quita, sino que yo la doy de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Tal es el mandamiento que del Padre he recibido".
tomó pan, dándote gracias lo partió
y lo dio a sus discípulos diciendo

1Cor 11,23: Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; habiendo dado gracias, lo partió, y dijo


Consagración

Tomad y comed todos de él, porque éste es mi cuerpo que será entregado por vosotros.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos diciendo
Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alizna nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.

1Cor 11,24-25: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Mt 26,26-28: Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
Mc 14,22-24 Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo.
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.
Lc 19,19-29 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
Después de la consagración el sacerdote proclama que la Eucaristía es un misterio o sacramento de fe:

Éste es el sacramento de nuestra fe
Estas palabras se remontan al espíritu de Jn 6, en que Cristo insiste en "creer" que su carne es verdadera comida y su sangre es verdadera bebida.
Jn 6,34-36: Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
Jn 6,40-41: Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.
Jn 6,47-51: De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Éste es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

A las palabras del sacerdote, el pueblo responde:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús
1Cor 11, 26: Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que él venga.
1Cor 15,11-12 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
Ap 22,20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

El sacerdote continúa con la parte final de la plegaria eucarística con los brazos extendidos:

Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación
y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Rm 8,15: "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!"
1Cor 11,24: haced esto en memoria de mí.
1Cor 11, 26: Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que él venga.
Ef 1,3-6: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia...

Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del cuerpo y sangre de Cristo.
Ef 2,13-18: "Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra
Y con el Papa, con nuestro obispo, llévala a su perfección por la caridad.
Rm 9,15: "Porque la Escritura dice al Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra".
Hechos 17,26: "Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación".
Judas 20-21 "Pero vosotros, queridos, edificándoos sobre vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo,
manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna".
Hebreos 10,23-25: Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa. Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras, sin abandonar vuestra propia asamblea, como algunos acostumbran hacerlo, antes bien, animándoos: tanto más, cuanto que veis que se acerca ya el día.

Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Hechos 23,6 "por esperar la resurrección de los muertos se me juzga».
Judas 21: "manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna".
Judas 24: Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,
1Pedro 1,3-5: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva. a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último momento".

Ten misericordia de todos nosotros,
Lc 17,13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!

...y así con María, la Virgen, Madre de Dios,los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos merezcamos por tu Hijo Jesucristo,compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Rm 6,23: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Ap 5,8-13: Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo diciendo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la tierra».
Y en la visión oí la voz de una multitud de Angeles alrededor del trono, de los Vivientes y de los Ancianos. Su número era miríadas de miríadas y millares de millares, y decían con fuerte voz: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza». Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, y todo lo que hay en ellos, oí que respondían: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos». Y los cuatro Vivientes decían: «Amén»; y los Ancianos se postraron para adorar.

Terminamos las Oraciones Bíblicas con una alabanza Bíblica:
El sacerdote toma el cuerpo y la sangre de Cristo y se dirige al Padre con una;

Doxología (alabanza)

Por Cristo, con Él y en Él, a Ti Dios Padre Omnipotente, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Romanos 11, 36: Por que de Él y por Él, y para Él son todas las cosas. A Él la gloria por los siglos. Amén.)
Ap 5,13: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos». Y los cuatro Vivientes decían: «Amén»; y los Ancianos se postraron para adorar.


Para acercarnos a la Comunión, también nos preparamos usando la Biblia:

La Comunión

Pater noster (Padre Nuestro)

Padre nuestro, que estás en los cielos. Santificado sea el tu nombre.
Venga a nos el tu reino. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así
como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la
tentación.: Mateo 6, 9-13: Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu Nombre;venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.


Agnus Dei

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo ¡ten misericordia de nosotros! Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo ¡ten misericordia de nosotros!Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo ¡danos la paz! :
Juan 1, 29: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Mateo 9, 27: ¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!)


Ósculo de la paz

Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles: Mi paz os dejo, mi paz os doy ;
Juan 14, 27: Mi paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo.


Comunión

Ved aquí el Cordero de Dios, ved aquí al que quita los pecados del mundo :
Juan 1, 29: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.


Los fieles responden con la Biblia:

Señor, no soy digno de que entres en mi casa, mas una palabra tuya, bastará para sanarme. :
Mateo, 8, 8: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa. Di una sola palabra y mi siervo quedará sano.


Finalizamos la Misa...¡CON LA BIBLIA!!!

Despedida

Podéis ir en paz : Juan 20, 29: Jesús en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros.

jueves, 29 de abril de 2010

Santa Catalina de Siena

Virgen y Doctora de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, que habiendo entrado en las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, deseosa de conocer a Dios en sí misma y a sí misma en Dios, se esforzó en asemejarse a Cristo crucificado y trabajó también enérgica e incansablemente por la paz, para que el Romano Pontífice regresara a la Urbe y por la unidad de la Iglesia, dejando espléndidos documentos llenos de doctrina espiritual (1380).

Etimológicamente: Aquella que es pura y casta, es de origen griego.Lo que más maravilla en la vida de Santa Catalina de Siena no es tanto el papel insólito que desempeñó en la historia de su tiempo, sino el modo exquisitamente femenino con que lo desempeñó. Al Papa, a quien ella llamaba con el nombre de “dulce Cristo en la tierra”, le reprochaba la poca valentía y lo invitaba a dejar Aviñón y regresar a Roma, con palabras humanísimas como éstas: “¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le digo que no hay que temblar”. A un joven condenado a muerte y a quien ella había acompañado hasta el patíbulo, le dijo en el último instante: “¡a las bodas, dulce hermano mío! que pronto estarás en la vida duradera”.

Pero la voz sumisa de la mujer cambiaba de tono y se traducía frecuentemente en ese “yo quiero” que no admitía tergiversaciones cuando entraba en juego el bien de la Iglesia y la concordia de los ciudadanos.

Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico matrimonio con Cristo. Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que era el comienzo de una extraordinaria experiencia mística, como se pudo comprobar después . A los quince años entró a la Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa. Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas.

Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta.

En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia” para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años.

Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa.

Además Santa Catalina tiene los siguientes patronatos:
° contra los incendios;
° contra los males corporales;
° contra la enfermedad;
° contra los abortos involuntarios;
° contra las tentaciones;
° Allentown, Pennsylvania;
° para la prevención de incendios;
° de los bomberos;
° de las enfermeras;
° de las personas ridiculizadas por su piedad;
° de los enfermos.

miércoles, 28 de abril de 2010

Fuerza !!! en nuestra perseverancia

Pedido por la perseverancia y santificación de las vocaciones
Campana (Buenos Aires), 27 Abr. 10 (AICA)

El obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga, presidió este domingo la misa por la jornada del Buen Pastor en Campana, donde pidió a la comunidad diocesana que “ore con gran confianza para que el Señor envíe obreros a su mies, por las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por la perseverancia y santificación de los sacerdotes”. Estimó que esta jornada por las vocaciones de especial consagración es también una ocasión para “recordar con afecto y valoración a nuestro Seminario diocesano San Pedro y San Pablo, donde se forman aquellos jóvenes que se preparan para entregarse al Señor y a la Iglesia como sus sacerdotes”.

lunes, 26 de abril de 2010

El «don inestimable» de la vida consagrada

El «don inestimable» de la vida consagrada
Homilía que pronunció Benedicto XVI el 2 de febrero de 2006, Jornada Mundial de la Vida Consagrada, en la misa vespertina celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano

Queridos hermanos y hermanas:

La fiesta de la Presentación del Señor en el templo, cuarenta días después de su nacimiento, pone ante nuestros ojos un momento particular de la vida de la Sagrada Familia: según la ley mosaica, María y José llevan al niño Jesús al templo de Jerusalén para ofrecerlo al Señor (cf. Lc 2, 22). Simeón y Ana, inspirados por Dios, reconocen en aquel Niño al Mesías tan esperado y profetizan sobre él. Estamos ante un misterio, sencillo y a la vez solemne, en el que la santa Iglesia celebra a Cristo, el Consagrado del Padre, primogénito de la nueva humanidad.

La sugestiva procesión con los cirios al inicio de nuestra celebración nos ha hecho revivir la majestuosa entrada, cantada en el salmo responsorial, de Aquel que es "el rey de la gloria", "el Señor, fuerte en la guerra" (Sal 23, 7. 8). Pero, ¿quién es ese Dios fuerte que entra en el templo? Es un niño; es el niño Jesús, en los brazos de su madre, la Virgen María. La Sagrada Familia cumple lo que prescribía la Ley: la purificación de la madre, la ofrenda del primogénito a Dios y su rescate mediante un sacrificio. En la primera lectura, la liturgia habla del oráculo del profeta Malaquías: "De pronto entrará en el santuario el Señor" (Ml 3, 1). Estas palabras comunican toda la intensidad del deseo que animó la espera del pueblo judío a lo largo de los siglos. Por fin entra en su casa "el mensajero de la alianza" y se somete a la Ley: va a Jerusalén para entrar, en actitud de obediencia, en la casa de Dios.

El significado de este gesto adquiere una perspectiva más amplia en el pasaje de la carta a los Hebreos, proclamado hoy como segunda lectura. Aquí se nos presenta a Cristo, el mediador que une a Dios y al hombre, superando las distancias, eliminando toda división y derribando todo muro de separación. Cristo viene como nuevo "sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y a expiar así los pecados del pueblo" (Hb 2, 17). Así notamos que la mediación con Dios ya no se realiza en la santidad-separación del sacerdocio antiguo, sino en la solidaridad liberadora con los hombres. Siendo todavía niño, comienza a avanzar por el camino de la obediencia, que recorrerá hasta las últimas consecuencias. Lo muestra bien la carta a los Hebreos cuando dice: "Habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas (...) al que podía salvarle de la muerte, (...) y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen" (Hb 5, 7-9).

La primera persona que se asocia a Cristo en el camino de la obediencia, de la fe probada y del dolor compartido, es su madre, María. El texto evangélico nos la muestra en el acto de ofrecer a su Hijo: una ofrenda incondicional que la implica personalmente: María es Madre de Aquel que es "gloria de su pueblo Israel" y "luz para alumbrar a las naciones", pero también "signo de contradicción" (cf. Lc 2, 32. 34). Y a ella misma la espada del dolor le traspasará su alma inmaculada, mostrando así que su papel en la historia de la salvación no termina en el misterio de la Encarnación, sino que se completa con la amorosa y dolorosa participación en la muerte y resurrección de su Hijo. Al llevar a su Hijo a Jerusalén, la Virgen Madre lo ofrece a Dios como verdadero Cordero que quita el pecado del mundo; lo pone en manos de Simeón y Ana como anuncio de redención; lo presenta a todos como luz para avanzar por el camino seguro de la verdad y del amor.

Las palabras que en este encuentro afloran a los labios del anciano Simeón —"mis ojos han visto a tu Salvador" (Lc 2, 30)—, encuentran eco en el corazón de la profetisa Ana. Estas personas justas y piadosas, envueltas en la luz de Cristo, pueden contemplar en el niño Jesús "el consuelo de Israel" (Lc 2, 25). Así, su espera se transforma en luz que ilumina la historia.

Simeón es portador de una antigua esperanza, y el Espíritu del Señor habla a su corazón: por eso puede contemplar a Aquel a quien muchos profetas y reyes habían deseado ver, a Cristo, luz que alumbra a las naciones. En aquel Niño reconoce al Salvador, pero intuye en el Espíritu que en torno a él girará el destino de la humanidad, y que deberá sufrir mucho a causa de los que lo rechazarán; proclama su identidad y su misión de Mesías con las palabras que forman uno de los himnos de la Iglesia naciente, del cual brota todo el gozo comunitario y escatológico de la espera salvífica realizada. El entusiasmo es tan grande, que vivir y morir son lo mismo, y la "luz" y la "gloria" se transforman en una revelación universal. Ana es "profetisa", mujer sabia y piadosa, que interpreta el sentido profundo de los acontecimientos históricos y del mensaje de Dios encerrado en ellos. Por eso puede "alabar a Dios" y hablar "del Niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén" (Lc 2, 38). Su larga viudez, dedicada al culto en el templo, su fidelidad a los ayunos semanales y su participación en la espera de todos los que anhelaban el rescate de Israel concluyen en el encuentro con el niño Jesús.

Queridos hermanos y hermanas, en esta fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia celebra la Jornada de la vida consagrada. Se trata de una ocasión oportuna para alabar al Señor y darle gracias por el don inestimable que constituye la vida consagrada en sus diferentes formas; al mismo tiempo, es un estímulo a promover en todo el pueblo de Dios el conocimiento y la estima por quienes están totalmente consagrados a Dios.

En efecto, como la vida de Jesús, con su obediencia y su entrega al Padre, es parábola viva del "Dios con nosotros", también la entrega concreta de las personas consagradas a Dios y a los hermanos se convierte en signo elocuente de la presencia del reino de Dios para el mundo de hoy.

Vuestro modo de vivir y de trabajar puede manifestar sin atenuaciones la plena pertenencia al único Señor; vuestro completo abandono en las manos de Cristo y de la Iglesia es un anuncio fuerte y claro de la presencia de Dios con un lenguaje comprensible para nuestros contemporáneos. Este es el primer servicio que la vida consagrada presta a la Iglesia y al mundo. Dentro del pueblo de Dios, son como centinelas que descubren y anuncian la vida nueva ya presente en nuestra historia.

Me dirijo ahora de modo especial a vosotros, queridos hermanos y hermanas que habéis abrazado la vocación de especial consagración, para saludaros con afecto y daros las gracias de corazón por vuestra presencia. Dirijo un saludo especial a monseñor Franc Rodé, prefecto de la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, y a sus colaboradores, que concelebran conmigo en esta santa misa. Que el Señor renueve cada día en vosotros y en todas las personas consagradas la respuesta gozosa a su amor gratuito y fiel.

Queridos hermanos y hermanas, como cirios encendidos irradiad siempre y en todo lugar el amor de Cristo, luz del mundo. María santísima, la Mujer consagrada, os ayude a vivir plenamente vuestra especial vocación y misión en la Iglesia, para la salvación del mundo. Amén.

[Traducción del original italiano difundida por la Santa Sede]

sábado, 24 de abril de 2010

Los Sacerdotes: Responsables y Guias de la actualidad de la Iglesia

HACIA LA CONCLUSIÓN DEL AÑO SACERDOTAL

Queridos Presbíteros:

La Iglesia goza de inmensa alegría por el Año Sacerdotal y agradece al Señor el haber inspirado al Santo Padre su proclamación. Todas las informaciones que llegan a Roma sobre las numerosas y múltiples iniciativas, organizadas por las Iglesias locales en el mundo entero para la realización de este año especial, son la prueba de que éste ha sido muy bien acogido y – podemos decir – que ha respondido a un verdadero y profundo deseo de los presbíteros y de todo el pueblo de Dios. Era hora de dar una atención especial, de reconocimiento y de voluntariedad al grande, trabajador e insustituible Presbiterio y a cada uno de los presbíteros de la Iglesia.

Es verdad que algunos presbíteros (pero proporcionalmente muy pocos) han cometido horribles y gravísimos delitos de abusos sexuales contra menores; hechos que debemos rechazar y condenar in modo absoluto e intransigente. Deberán responder ante Dios y ante los tribunales, también ante los civiles. Por supuesto, rezamos para que lleguen a una conversión espiritual y al perdón de Dios. Mientras, la Iglesia está decidida a no esconder y a no minimizar tales crímenes. Pero, sobre todo, estamos de parte de las víctimas y queremos sostenerlas en su recuperación y en sus derechos ofendidos.

Sin embargo, los delitos de algunos no pueden usarse en modo tal que embrutezcan el entero cuerpo eclesial de los presbíteros. Quien obra así comete una clamorosa injusticia. En este Año Sacerdotal la Iglesia busca el modo de comunicarlo a la comunidad humana. Cualquier persona, con sentido común y buena voluntad, lo entiende.
Habiendo hablado necesariamente de todo lo anterior, volvamos a lo nuestro, queridos presbíteros. Una vez más, queremos repetir que reconocemos quienes sois y cuanto hacéis en la Iglesia y en la sociedad. La Iglesia os ama, os admira y os respeta. Sois una gran alegría para nuestro pueblo católico, que os acoge y apoya, sobre todo en estos momentos de sufrimiento.

Dos meses más y llegaremos a la conclusión del Año Sacerdotal. Queridos sacerdotes, el Papa os invita de todo corazón a venir a Roma para dicha conclusión los días 9, 10 y 11 del próximo junio. ¡Que vengáis de todos los países del mundo! De los países más cercanos a Roma se espera miles y miles de vosotros, ¿no es verdad? Entonces, no rechacéis la fuerte y cordial invitación del Santo Padre. Venid y Dios os bendecirá. El Papa quiere confirmar a los presbíteros de la Iglesia. La numerosa presencia de todos en la Plaza de San Pedro llegará a ser una forma propositiva y responsable de los presbíteros a presentarse, prontos y sin temores, para el servicio en favor de la humanidad, que Jesucristo os ha entregado. Vuestra presencia visible en la plaza será una proclamación, ante el mundo actual, del vuestro envío a este mundo, no para condenarlo sino para salvarlo (cfr. Jn. 3, 17 y 12, 47). En tal contexto, el gran numero de presencias tendrá un significado especial.
Entorno a la presencia numerosa de presbíteros en la conclusión del Año Sacerdotal, en Roma, existe todavía un motivo particular, que hoy se coloca en el corazón de la Iglesia. Se trata de ofrecer a nuestro amadísimo Papa Benedicto XVI nuestra solidariedad y nuestro apoyo, nuestra confianza y nuestra comunión incondicionada ante los frecuentes ataques, que se dirigen contra su Persona en el momento actual en el ámbito de las decisiones acerca de los clérigos, que han incurrido en delitos sexuales contra menores. Las acusaciones contra el Papa son evidentemente injustas, y se ha demostrado que nadie ha hecho tanto como Benedicto XVI para condenar y combatir correctamente tales crímenes. Por eso, la presencia masiva de presbíteros en la plaza con el Papa será un fuerte señal de nuestro decidido rechazo a los injustos ataques de los que es víctima. Así pues, venid también para apoyar públicamente al Santo Padre.

La conclusión del Año Sacerdotal no será un final, sino más bien un nuevo inicio. Nosotros – el Pueblo de Dios y los pastores – queremos dar gracias al Señor por este tiempo privilegiado de oración y de reflexión sobre el sacerdocio. Al mismo tiempo, nos proponemos ser siempre más atentos a todo aquello que el Espíritu Santo quiere comunicarnos. Mientras, volveremos al ejercicio de nuestra misión en la Iglesia y en el mundo, con renovada alegría y con el convencimiento de que Dios, Señor de la historia, permanece con nosotros en los momentos de crisis y en los nuevos tiempos.

La Virgen María, Madre y Reina de los sacerdotes, interceda por nosotros y nos inspire en el seguimiento de su Hijo Jesucristo, Nuestro Señor.

miércoles, 21 de abril de 2010

Sobre el bien inalterable del Matrimonio y la Familia Declaración de la 99ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina

Sobre el bien inalterable del Matrimonio y la Familia
Declaración de la 99ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina


Al pueblo de Dios y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

1. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (cf. 1 Tm 2,4). Por eso estableció con el hombre un diálogo de salvación, que culminó en el encuentro con Jesucristo, Señor nuestro y compañero de camino. La Iglesia está llamada a extender este diálogo a la convivencia humana. El diálogo para ser fecundo debe ser claro, afable, sencillo y confiado. Todo esto lleva implícito el respeto a la persona que vive, siente y piensa de un modo diferente. Todos estamos llamados al amor de Dios. La claridad del diálogo exige un discernimiento en orden a reconocer la verdad, sobre la cual los pastores no podemos callar. Esto no supone menosprecio ni discriminación.

2. El ser humano ha sido creado a imagen de Dios. Esta imagen se refleja no sólo en la persona individual, sino que se proyecta en la complementariedad y reciprocidad del varón y la mujer, en la común dignidad, y en la unidad indisoluble de los dos, llamada desde siempre matrimonio. El matrimonio es la forma de vida en la que se realiza una comunión singular de personas, y ella otorga sentido plenamente humano al ejercicio de la función sexual. A la naturaleza misma del matrimonio pertenecen las cualidades mencionadas de distinción, complementariedad y reciprocidad de los sexos, y la riqueza admirable de su fecundidad. El matrimonio es un don de la creación. No hay una realidad análoga que se le pueda igualar. No es una unión cualquiera entre personas; tiene características propias e irrenunciables, que hacen del matrimonio la base de la familia y de la sociedad. Así fue reconocido en las grandes culturas del mundo. Así lo reconocen los tratados internacionales asumidos en nuestra Constitución Nacional (cf. art. 75, inc. 22). Así lo ha entendido siempre nuestro pueblo.

3. Corresponde a la autoridad pública tutelar el matrimonio entre el varón y la mujer con la protección de las leyes, para asegurar y favorecer su función irreemplazable y su contribución al bien común de la sociedad. Si se otorgase un reconocimiento legal a la unión entre personas del mismo sexo, o se las pusiera en un plano jurídico análogo al del matrimonio y la familia, el Estado actuaría erróneamente y entraría en contradicción con sus propios deberes al alterar los principios de la ley natural y del ordenamiento público de la sociedad argentina.

4. La unión de personas del mismo sexo carece de los elementos biológicos y antropológicos propios del matrimonio y de la familia. Está ausente de ella la dimensión conyugal y la apertura a la transmisión de la vida. En cambio, el matrimonio y la familia que se funda en él, es el hogar de las nuevas generaciones humanas. Desde su concepción, los niños tienen derecho inalienable a desarrollarse en el seno de sus madres, a nacer y crecer en el ámbito natural del matrimonio. En la vida familiar y en la relación con su padre y su madre, los niños descubren su propia identidad y alcanzan la autonomía personal.

5. Constatar una diferencia real no es discriminar. La naturaleza no discrimina cuando nos hace varón o mujer. Nuestro Código Civil no discrimina cuando exige el requisito de ser varón y mujer para contraer matrimonio; sólo reconoce una realidad natural. Las situaciones jurídicas de interés recíproco entre personas del mismo sexo pueden ser suficientemente tuteladas por el derecho común. Por consiguiente, sería una discriminación injusta contra el matrimonio y la familia otorgar al hecho privado de la unión entre personas del mismo sexo un estatuto de derecho público.

6. Apelamos a la conciencia de nuestros legisladores para que, al decidir sobreuna cuesti ón de tanta gravedad, tengan en cuenta estas verdades fundamentales, para el bien de la Patria y de sus futuras generaciones.

7. En este clima pascual, y al iniciar el sexenio 2010-2016 del Bicentenario de la Patria, exhortamos a nuestros fieles a orar intensamente a Dios Nuestro Señor para que ilumine a nuestros gobernantes y especialmente a los legisladores. Les pedimos también que no vacilen en expresarse en la defensa y promoción de los grandes valores que forjaron nuestra nacionalidad y constituyen la esperanza de la Patria.

99ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina
Pilar, El Cenáculo, 20 de abril de 2010

martes, 20 de abril de 2010

Los desafíos centrales de la Iglesia. "Papa Benedicto XVI él Teólogo"

El anuncio de Cristo y su Evangelio en un mundo relativista es para el nuevo Papa Benedicto XVI uno de los desafíos centrales de la Iglesia.

Así lo explicó el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe, en este encuentro con periodistas, entre los que se encontraban varios redactores de Zenit, el 30 de noviembre de 2002, que mantuvo en la Universidad Católica San Antonio de Murcia al participar en el Congreso Internacional de Cristología.

Ofrecemos esta larga entrevista en el que se reflejan algunos de los rasgos característicos de quien es considerado como uno de los teólogos más grandes contemporáneos.

--Algunos interpretan en muchas ocasiones el hecho de anunciar a Cristo como una ruptura en el diálogo con las demás religiones ¿Cómo es posible anunciar a Cristo y dialogar al mismo tiempo?

--Cardenal Ratzinger: Diría que hoy realmente se da una dominación del relativismo. Quien nos es relativista parecería que es alguien intolerante. Pensar que se puede comprender la verdad esencial es visto ya como algo intolerante. Pero en realidad esta exclusión de la verdad es un tipo de intolerancia muy grave y reduce las cosas esenciales de la vida humana al subjetivismo. De este modo, en las cosas esenciales ya no tendremos una visión común. Cada uno podría y debería decidir como puede. Perdemos así los fundamentos éticos de nuestra vida común.

Cristo es totalmente diferente a todos los fundadores de otras religiones, y no puede ser reducido a un Buda, o a un Sócrates, o un Confucio. Es realmente el puente entre el cielo y la tierra, la luz de la verdad que se nos ha aparecido. El don de conocer a Jesús no significa que no haya fragmentos importantes de verdad en otras religiones. A la luz de Cristo, podemos instaurar un diálogo fecundo con un punto de referencia en el que podemos ver cómo todos estos fragmentos de verdad contribuyen a una profundización de nuestra propia fe y a una auténtica comunión espiritual de la humanidad.

--¿Qué le diría usted a un joven teólogo? ¿Qué aspectos de la cristología le aconsejaría estudiar?

--Cardenal Ratzinger: Es importante, ante todo, conocer la Sagrada Escritura, el testimonio vivo de los Evangelios, tanto de los sinópticos como del Evangelio de san Juan, para escuchar la auténtica voz. En segundo lugar, son muy importantes los grandes concilios, sobre todo el Concilio de Calcedonia, así como los sucesivos Concilios que aclararon el significado de esa gran fórmula sobre Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre. La novedad de que es realmente es Hijo de Dios, y realmente hombre, no es una apariencia, por el contrario une Dios al hombre. En tercer lugar, le sugiero profundizar en el misterio pascual: conocer este misterio del sufrimiento y de la resurrección del Señor y de este modo conocer qué es la Redención. La novedad de que Dios, en la persona de Jesús, sufre, lleva nuestros sufrimientos, comparte nuestra vida, y de este modo crea el paso a la auténtica vida en la Resurrección. Se trata de todo el problema de la liberación de la vida humana, que hoy está comprendida en el misterio pascual, por una parte se relaciona con la vida concreta de nuestro tiempo y, por otra, se representa en la liturgia. Me parece central precisamente este nexo entre liturgia y vida, ambas fundadas en el misterio pascual.

--¿Qué ha aprendido el cardenal Ratzinger que no supiera ya el teólogo Ratzinger?

--Cardenal Ratzinger: La substancia de mi fe en Cristo ha seguido siendo siempre la misma: conocer a este hombre que es Dios que me conoce, que --como dice san Pablo-- se ha entregado por mí. Está presente para ayudarme y guiarme. Esta substancia ha seguido siendo siempre igual. En el transcurso de mi vida he leído a los Padres de la Iglesia, a los grandes teólogos, así como la teología presente. Cuando yo era joven era determinante en Alemania la teología de Bultmann, la teología existencialista; después fue más determinante la teología de Moltmann, teología de influencia marxista, por así decir. Diría que en el momento actual el diálogo con las demás religiones es el punto más importante: comprender cómo por una parte Cristo es único, y por otra parte cómo responde a todos los demás, que son precursores de Cristo, y que están en diálogo con Cristo.

--¿Qué debe hacer una Universidad católica, portadora de la verdad de Cristo, para hacer presente la misión evangelizadora del cristianismo?

--Cardenal Ratzinger: Es importante que en una Universidad católica no se aprenda sólo la preparación para una cierta profesión. Una Universidad es algo más que una escuela profesional, en la que aprendo física, sociología, química.... Es muy importante una buena formación profesional, pero si fuera sólo esto no sería más que un techo de escuelas profesionales diferentes. Una Universidad tiene que tener como fundamento la construcción de una interpretación válida de la existencia humana. A la luz de este fundamento podemos ver el lugar que ocupan cada una de las ciencias, así como nuestra fe cristiana, que debe estar presente a un alto nivel intelectual.

Por este motivo, en la escuela católica tiene que darse una formación fundamental en las cuestiones de la fe y sobre todo un diálogo interdisciplinar entre profesores y estudiantes para que juntos puedan comprender la misión de un intelectual católico en nuestro mundo.

--Ante la búsqueda actual de espiritualidad, mucha gente recurre a la meditación trascendental. ¿Qué diferencia hay entre la meditación trascendental y la meditación cristiana?

--Cardenal Ratzinger: En pocas palabras, diría que lo esencial de la meditación trascendental es que el hombre se expropia del propio yo, se une con la universal esencia del mundo; por tanto, queda un poco despersonalizado. Por el contrario, en la meditación cristiana no pierdo mi personalidad, entro en una relación personal con la persona de Cristo, entro en relación con el «Tú» de Cristo, y de este modo este «yo» no se pierde, mantiene su identidad y responsabilidad. Al mismo tiempo se abre, entra en una unidad más profunda, que es la unidad del amor que no destruye. Por tanto, diría en pocas palabras, simplificando un poco, que la meditación trascendental es impersonal, y en este sentido «despersonalizante». Mientras que la meditación cristiana es «personalizante» y abre a una unidad profunda que nace del amor y no de la disolución del yo.

--Usted es prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo que antes se llamaba la Inquisición. Mucha gente desconoce los dicasterios vaticanos. Creen que es un lugar de condena. ¿En qué consiste su trabajo?

--Cardenal Ratzinger: Es difícil responder a esto en dos palabras. Tenemos dos secciones principales: una disciplinar y otra doctrina.

La disciplinar tiene que ocuparse de problemas de delitos de sacerdotes, que por desgracia existen en la Iglesia. Ahora tenemos el gran problema de la pederastia, como sabéis. En este caso, debemos sobre todo ayudar a los obispos a encontrar los procedimientos adecuados y somos una especie de tribunal de apelación: si uno se siente tratado injustamente por el obispo, puede recurrir a nosotros.

La otra sección, más conocida, es doctrinal. En este sentido, Pablo VI definió nuestra tarea como «promover» y «defender» la fe. Promover, es decir, ayudar el diálogo en la familia de los teólogos del mundo, seguir este diálogo, y alentar las corrientes positivas, así como ayudar a las tendencias menos positivas a conformarse con las tendencias más positivas. La otra dimensión es defender: en el contexto del mondo de hoy, con su relativismo, con una oposición profunda a la fe de la Iglesia en muchas partes del mundo, con ideología agnóstica, atea, etc., la pérdida de la identidad de la fe tiene lugar con facilidad. Tenemos que ayudar a distinguir auténticas novedades, auténticos progresos, de otros pasos que implican una pérdida de identidad de la fe.

Tenemos a disposición dos instrumentos muy importantes para este trabajo, la Comisión Teológica Internacional, con 30 teólogos propuestos por cinco años a propuesta de los obispos; y la Comisión Bíblica, con 30 exegetas, también ellos propuestos por los obispos. Son foros de discusión para los teólogos para encontrar por así decir un entendimiento internacional incluso entre las diferentes escuelas de teología, y un diálogo con el Magisterio.

Para nosotros es fundamental la colaboración con los obispos. Si es posible, deben resolver los problemas los obispos. Pero con frecuencia se trata de teólogos que tienen fama internacional y, por tanto, el problema supera las posibilidades de un obispo, de modo que es llevado a la Congregación. Aquí promovemos el diálogo con estos teólogos para llegar, si es posible, a una solución pacífica. Sólo en poquísimos casos se da una solución negativa.

--Este último año ha sido difícil para los católicos por el espacio que han tenido en los medios de comunicación los escándalos atribuidos a sacerdotes. Algunos han hablado de campaña contra la Iglesia. Usted, ¿qué piensa?

--Cardenal Ratzinger: También en la Iglesia los sacerdotes son pecadores, pero estoy personalmente convencido de que la permanente presencia de pecados de sacerdotes católicos en la prensa, sobre todo en Estados Unidos, es una campaña construida, pues el porcentaje de estos delitos entre sacerdotes no es más elevado que en otras categorías, o quizá es más bajo. En Estados Unidos vemos continuamente noticias sobre este tema, pero menos del 1% de los sacerdotes son culpables de actos de este tipo. La permanente presencia de estas noticias no corresponde a la objetividad de la información ni a la objetividad estadística de los hechos. Por tanto, se llega a la conclusión de que es querida, manipulada, que se quiere desacreditar a la Iglesia. Es una conclusión muy lógica y fundada.

--Se debate el que en los preámbulos de la futura Constitución europea aparezca la palabra de Dios y referencias al pasado cristiano de Europa. ¿Piensa usted que puede haber una Europa unida de espaldas a su pasado cristiano?

--Cardenal Ratzinger: Estoy convencido de que Europa no debe ser sólo algo económico, político, sino que tiene necesidad de fundamentos espirituales. Es un hecho histórico que Europa es cristiana, y que ha crecido sobre el fundamento de la fe cristiana, que sigue siendo el fundamento de los valores para este continente, que a su vez ha influido en otros continentes. Me parece indispensable tener un fundamento de valores y, si nos preguntamos cuál es este fundamento, nos damos cuenta que no hay otro fuera de los grandes valores de la fe cristiana, por encima de las confesiones, y por ello para mí es indispensable el que en esta Constitución futura de Europa se hable de los fundamentos cristianos de esta Europa.

No quisiera caer en el error de construir un catolicismo político. La fe no indica inmediatamente recetas políticas, pero indica los fundamentos. Por una parte, la política tiene su autonomía, pero por otra parte no hay una separación total entre política y fe. Existen fundamentos de la fe que crean después un espacio libre para la razón política. Por tanto, la pregunta es qué es lo que pertenece a estos fundamentos para que pueda funcionar la política. ¿Cuáles son los aspectos que deben dejarse libres?

En primer lugar, es fundamental tener una visión moral antropológica y aquí la fe nos da la luz. Para tener esta visión antropológica, que garantiza la libertad de la razón política, ¿es necesaria la persona de Dios? Estoy convencido de que una moral que no conoce a Dios se fragmenta y, por tanto, al menos la gran intuición de que hay un Dios que nos conoce y nos indica la figura del hombre, como imagen de Dios, pertenece a estos fundamentos. Además [citar a Dios] no es un acto de violencia contra nadie, no destruye la libertad de nadie, sino que abre a todos el espacio libre para poder construir una vida realmente humana, moral.

--Hay profesores de seminario del País Vasco que llegan a justificar el terrorismo de ETA o no lo condenan tajantemente. Parece ser que hay conexiones entre estos sacerdotes y la teología de la liberación. Se habla incluso de una Iglesia indígena vasca. ¿Qué decisiones se pueden tomar contra esto?

--Cardenal Ratzinger: En este caso se aplica simplemente lo que la Congregación para la Doctrina de la Fe dijo entre los años 1984 [instrucción «Libertatis nuntius»] y 1986 [instrucción «Libertatis conscientia»] sobre la teología de la liberación. Ciertamente el cristianismo se relaciona con la libertad, pero la verdadera libertad no es una libertad política. La política tiene su autonomía, esto ha sido subrayado sobre todo por el Concilio Vaticano II y no debe ser construida por la fe como tal, debe tener su racionalidad. De la Sagrada Escritura no se pueden deducir recetas políticas y muchos menos justificaciones del terrorismo. Me parece que por lo que se refiere a este caso específico ya está dicho todo en las dos instrucciones de nuestra Congregación para la teología de la liberación. La novedad del mesianismo cristiano consiste en que Cristo no es inmediatamente el mesías político, que realiza la liberación de Israel, como se esperaba. Este era el modelo de Barrabás, que querían alcanzar inmediatamente incluso con el terrorismo la liberación de Israel. Cristo creó otro modelo de liberación, que se ha realizado en la comunidad apostólica, y en la Iglesia tal y como se ha constituido, conformado, y testimoniado en el Nuevo Testamento. Pero, como decía, ya todo está dicho en esas dos instrucciones.

--Si hacemos un balance de la actividad inaudita del Papa Juan Pablo II, ¿cuál será la contribución más importante de este papado? ¿Cómo recordará el cristianismo a este Papa?

--Cardenal Ratzinger: No soy un profeta, por eso no me atrevo a decir qué es lo que dirán en cincuenta años, pero creo que será sumamente importante el hecho de que el Santo Padre haya estado presente en todas las partes de la Iglesia. De este modo, ha creado una experiencia sumamente viva de la catolicidad y de la unidad de la Iglesia. La síntesis entre catolicidad y unidad es una sinfonía, no es uniformidad. Lo dijeron los Padres de la Iglesia. Babilonia era uniformidad, y la técnica crea uniformidad. La fe, como se ve en Pentecostés en donde los apóstoles hablan todos los idiomas, es sinfonía, es pluralidad en la unidad. Esto aparece con gran claridad en el pontificado del Santo Padre con sus visitas pastorales, sus encuentros.

Pienso que algunos documentos serán importantes para siempre: quiero mencionar las encíclicas «Redemtoris missio», la «Veritatis splendor», la «Evangelium vitae» y también «Fides et ratio». Son cuatro documentos que serán realmente monumentos para el futuro.

Por último, me parece que se recordará su apertura a las demás comunidades cristianas, a las demás religiones del mundo, al mundo profano, a las ciencias, al mundo político. En esto, él ha hecho siempre referencia a la fe y a sus valores, pero al mismo tiempo ha mostrado también que la fe es capaz de entrar en diálogo con todos.

--¿Cuál es la aportación de Juan Pablo II al diálogo interreligioso?

--Cardenal Ratzinger: El Santo Padre ve su misión propia como una misión de conciliación en el mundo, una misión de paz. Mientras en el pasado por desgracia se daban guerras de religión, el Santo Padre quiere mostrar que la justa relación entre las religiones no es la guerra, no es la violencia, es el diálogo, y el intento de comprender los elementos de verdad que se dan en las demás religiones. El Santo Padre no pretende relativizar la unicidad de Cristo, que es el Camino, la Verdad, y la Vida, pero quiere mostrar que esta verdad sobre Cristo no puede anunciarse con violencia o con el poder humano, sino sólo con la fuerza de la verdad. Y para eso se requiere un contacto humano de diálogo y de amor, como hicieron los apóstoles en la gran misión de la Iglesia antigua: sin servirse del poder mundano, utilizando la fuerza de convicción. El testimonio del sufrimiento, el testimonio de la caridad y del diálogo convenció al mundo antiguo. El Santo Padre trata simplemente de renovar esta fuerza de diálogo y de amor de los primeros siglos en la relación con las religiones.

--Se ha dicho que es necesario convocar un nuevo Concilio Vaticano III para que la Iglesia se vaya adaptando a los nuevos tiempos. Usted, ¿qué opina?

--Cardenal Ratzinger: Ante todo, yo diría que es un problema práctico. No hemos realizado suficientemente la herencia del Vaticano II, estamos trabajando todavía para asimilar e interpretar bien esta herencia, pues los procesos vitales requieren tiempo. Una medida técnica se puede aplicar rápidamente, pero la vida tiene caminos mucho más largos. Se requiere tiempo para que crezca un bosque, se requiere tiempo para que crezca un hombre... De este modo, estos caminos espirituales, como el de la asimilación de un Concilio, son caminos de vida, que tienen necesidad de una cierta duración, y que no se pueden recorrer de un día para otro. Por eso creo que no ha llegado el momento de un nuevo Concilio. Este no es el problema primario, pero sería también un problema práctico. En el Vaticano II tuvimos dos mil obispos y era ya sumamente difícil poder tener una reunión de diálogo; ahora tendríamos cuatro mil obispos y creo que habría que inventar técnicas para el diálogo.

Quisiera recordar algo que sucedió en el siglo IV, siglo de grandes concilios. Cuando invitaron diez años después de un concilio a san Gregorio Nazianceno a participar en un nuevo concilio, dijo: «¡No! Yo no voy. Ahora tenemos que seguir trabajando sobre el otro. Tenemos tantos problemas. ¿Para qué queréis convocar inmediatamente otro?». Creo que esta voz algo emotiva nos muestra que se requiere tiempo para asimilar un concilio.

En el tiempo intermedio entre dos grandes concilios, son necesarias sobre todo otras formas de contacto entre los episcopados: los Sínodos en Roma, por ejemplo. Es necesario sin duda mejorar el procedimiento, pues hay demasiados monólogos. Tenemos que encontrar realmente un proceso sinodal, de un camino en común. Después están los sínodos continentales, regionales, etc. El trabajo efectivo de las Conferencias Episcopales. El encuentro de las Conferencias Episcopales con la Santa Sede. Nosotros [en la Curia romana] vemos en el transcurso de cinco años a todos los obispos del mundo. Hemos mejorado mucho estas visitas «ad limina», que antes eran muy formales y que ahora son auténticos encuentros de diálogo. Por tanto, tenemos que mejorar estos instrumentos para tener un permanente diálogo entre todas las partes de la Iglesia y entre todas las partes con la Santa Sede, para llegar a una mejor aplicación del Concilio Vaticano II. Y después veremos...

--¿Cómo mantener la fidelidad a la Iglesia y favorecer la comunión, estando abiertos a que el Espíritu nos lleve hasta la verdad completa. Es decir, ¿cómo es posible no caer en el extremo de rigidez y ruptura?

--Cardenal Ratzinger: Creo que es una cuestión sobre todo de la maduración de la fe personal. Aparentemente fidelidad y apertura parecen excluirse. Pero yo creo que la auténtica fidelidad al Señor Jesús, y a su Iglesia, que es su Cuerpo, es una fidelidad dinámica. La verdad es para todos y todos están creados para llegar al Señor. Sus brazos abiertos en la cruz simbolizan para los Padres de la Iglesia al mismo tiempo la máxima fidelidad --el Señor es clavado en la cruz-- y el abrazo al mundo, para atraer al mundo hacia sí, y dejar espacio a todos. Por tanto, una auténtica fidelidad al Señor participa en el dinamismo de la persona de Cristo, que puede abrirse a los diferentes desafíos de la realidad, del otro, del mundo, etc. Pero al mismo tiempo, encuentra ahí su identidad profunda, que no excluye nada que sea verdadero, sólo excluye la mentira. En la medida en que entramos en comunión con Cristo, en su amor que nos acepta a todos y nos purifica a todos, en la medida en que participamos en la comunión con Cristo, podemos ser fieles y abiertos.

--¿En qué situación se encuentra actualmente la comunicación ecuménica del concepto de Iglesia? Después de la instrucción «Dominus Iesus» (6 de agosto de 2000) de la Congregación para la Doctrina de la Fe se dieron críticas entre representantes de las Iglesias evangélicas, pues no aceptaron o no entendieron bien declaraciones suyas, pues usted decía que más que Iglesias debían ser consideradas como comunidades cristianas.

--Cardenal Ratzinger: El tema exigiría una discusión larga. En primer lugar, se nos dijo que. si en la «Dominus Iesus», sólo hubiéramos hablado del carácter único de Cristo, toda la cristiandad habría quedado encantada con este documento, todos se hubieran unido en un aplauso a la Congregación. «¿Por qué habéis añadido el problema eclesiológico que ha suscitado críticas?», nos han preguntado.

Sin embargo, era necesario hablar también de la Iglesia, pues Jesús creó este Cuerpo, y Él está presente a través de los siglos a través de su Cuerpo, que es la Iglesia. La Iglesia no es un espíritu que revolotea. Estoy convencido de que [en la «Dominus Iesus»] hemos interpretado de manera totalmente fiel la «Lumen Gentium» del Vaticano II, mientras que en estos últimos treinta años hemos ido atenuando el texto. De hecho, nuestros críticos, nos han dicho que nos hemos quedado en la letra del Concilio, pero que no hemos entendido el Concilio. Al menos reconocen que somos fieles a la letra.

La Iglesia de Cristo no es una utopía ecuménica, no es algo que hacemos nosotros, no sería la Iglesia de Cristo. Por eso estamos convencidos de que la Iglesia es un Cuerpo, no es sólo una idea, pero esto no excluye diferentes modos de una cierta presencia de la Iglesia incluso fuera de la Iglesia católica que son especificados por el Concilio. Me parece evidente que existen, por tanto matices, y es comprensible que esto genere debates dentro de la Iglesia.

--¿Piensa que la Iglesia, especialmente en el mundo occidental, está preparada para afrontar la descristianización y el vacío de la fe tan grande que hay? O, ¿todavía se da entre los hombres de Iglesia una visión de cristiandad, y no de una Iglesia misionera?

--Cardenal Ratzinger: Creo que en este sentido tenemos mucho que aprender. Nos ocupamos demasiado de nosotros mismos, de las cuestiones estructurales, del celibato, de la ordenación de las mujeres, de los consejos pastorales, de los derechos de estos consejos, de los sínodos... Trabajamos siempre sobre nuestros problemas internos y no nos damos cuenta de que el mundo tiene necesidad de respuestas, no sabe cómo vivir. Esta incapacidad de vivir del mundo se ve en la droga, en el terrorismo, etc. Por tanto, el mundo tiene sed de respuestas, y nosotros nos quedamos en nuestros problemas. Estoy convencido de que si salimos al encuentro de los demás y presentamos a los demás de manera apropiada el Evangelio, se relativizarán y resolverán incluso los problemas internos. Para mí este es un punto fundamental: tenemos que hacer el Evangelio accesible al mundo secularizado de hoy.

--¿Cuál cree que puede ser el punto de partida para coordinar el crecimiento del poder técnico y científico de la humanidad con la fe y la moral?

--Cardenal Ratzinger: Es algo que hay que descubrir de nuevo, pues los paradigmas científicos cambian, y de este modo la situación del diálogo entre ciencia y fe se encuentra ante nuevos desafíos. Un instrumento importante, por ejemplo, es la Academia Pontificia de las Ciencias, de la que ahora soy también miembro, y de hecho hace poco he participado por primera vez en una de sus reuniones. Hasta ahora era solamente una asamblea de científicos: físicos, biólogos, etc.; ahora han entrado también filósofos y teólogos. Hemos visto que es difícil el diálogo entre las ciencias y la filosofía y la teología pues son modos totalmente diferentes de afrontar la realidad, con métodos diferentes, etc. Uno de estos académicos --era especialista en la investigación del cerebro humano-- dijo: existen dos mundos inconciliables, por una parte tenemos la ciencia exacta para la cual --en su campo-- no hay libertad, no hay una presencia del espíritu, y por otra parte, me doy cuenta de que soy un hombre y sé que soy libre. Por tanto, según él, son dos mundos diferentes y no tenemos la posibilidad de conciliar estas dos percepciones del mundo. Él mismo reconocía que creía en los dos mundos: en la ciencia que niega la libertad y en su experiencia de hombre libre. Pero de este modo no podemos vivir, sería una esquizofrenia permanente. En esta situación actual de una aguda especialización metodológica por parte de ambas partes, debemos buscar la manera en la que uno descubra la racionalidad del otro y encontrar un auténtico diálogo. Por el momento no existe una fórmula. Por eso es sumamente importante el que se encuentren exponentes de las dos partes del pensamiento humano: las ciencias, y la filosofía y la teología. Así pueden descubrir que ambas son expresiones de la razón auténtica, pero deben comprender que la realidad es una y que el hombre es uno. Por eso es muy importante que, en la Universidades, las facultades no estén una junto a otra, sino que estén en un contacto permanente, en el que aprendemos a pensar con los demás y a encontrar la unidad de la realidad.

lunes, 19 de abril de 2010

Un Incansable trabajador de Dios

Mons. Blanchoud celebrará sus bodas de oro episcopales

Santa Fe, 19 Abr. 10 (AICA)
Monseñor Moisés Julio Blanchoud, arzobispo emérito de Salta,

Monseñor Moisés Julio Blanchoud, arzobispo emérito de Salta,
El arzobispo emérito de Salta, monseñor Moisés Julio Blanchoud, celebrará el próximo 24 de abril los cincuenta años de su ordenación episcopal, oportunidad en la que eligió como lema pastoral “Servir incansablemente”.

El prelado dará gracias a Dios por este jubileo el domingo 25 de abril, a las 20, con una misa en la catedral Santa Rosa de Lima, Avellaneda 332, de la arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz.

Por este motivo, la curia santafesina, jurisdicción eclesiástica en la que reside actualmente, invita a los fieles, especialmente a los dirigentes de las asociaciones y movimientos arquidiocesanos, y también a los consagrados, a participar de la celebración eucarística.

Monseñor Blanchoud nació en Esperanza, provincia de Santa Fe, el 4 de setiembre de 1923, y fue ordenado sacerdote el 14 de diciembre de 1947.

El 13 de febrero de 1960 Juan XXIII lo designó obispo titular de Belali y auxiliar de Río Cuarto, y recibió la ordenación episcopal el 24 de abril de 1960, en la catedral de Salta. El entonces arzobispo de Santa Fe, monseñor Nicolás Fasolino, luego cardenal, fue el consagrante principal, y los co-consagrantes monseñor Alfonso María Buteler, obispo de Mendoza, y monseñor Manuel Marengo, obispo de Azul.

Posteriormente fue designado obispo diocesano de Río Cuarto el 6 de setiembre de 1962, y promovido a arzobispo de Salta el 7 de enero de 1984, cargo del que tomó posesión el 31 de marzo de 1984.

Juan Pablo II le aceptó el 6 de agosto de 1999 la renuncia que había presentado por haber alcanzado el límite de edad, 75 años.

A pesar de ello, unos años mas tarde fue nombrado administrador apostólico de la arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz el 1 de octubre de 2002 hasta el 30 de marzo de 2003.+

domingo, 18 de abril de 2010

"en cada momento de la vida dependemos completamente de Dios"

En su homilía de la Eucaristía que presidió esta mañana (hora local) desde en la localidad de Floriana en Malta, el Papa Benedicto XVI destacó, ante miles de fieles presentes, que "en cada momento de la vida dependemos completamente de Dios" y solo la confianza en Él y el seguimiento de sus enseñanzas permitirá obtener grandes frutos.

En su sermón ante miles de fieles presentes, el Santo Padre alentó al pueblo de Malta a seguir siendo hospitalarios con quienes los visitan y alertó a recordar que "no todo lo que el mundo de hoy propone es digno de ser asumido por el pueblo maltés. Muchas voces tratan de convencernos de dejar de lado nuestra fe en Dios y su Iglesia, y elegir por nosotros mismos los valores y las creencias con que vivir. Nos dicen que no tenemos necesidad de Dios o de la Iglesia".

"Cuando nos sentimos tentados de darles crédito, hemos de recordar el episodio que nos narra el Evangelio de hoy, cuando los discípulos, todos ellos pescadores expertos, habiendo bregado toda la noche, no consiguieron un solo pez. Después, presentándose en la orilla, Jesús les dijo dónde echar las redes y la pesca fue tan grande que apenas podían sacarla. Abandonados a sí mismos, sus esfuerzos resultaron inútiles; cuando Jesús se puso a su lado, lograron una multitud de peces. Mis queridos hermanos y hermanas, si ponemos nuestra confianza en el Señor y seguimos sus enseñanzas, obtendremos siempre grandes frutos".

Seguidamente explicó que a ejemplo de San Pablo cuando naufragó en Malta, "también nosotros debemos poner nuestra confianza sólo en Dios. Nos sentimos tentados por la idea de que la avanzada tecnología de hoy puede responder a todas nuestras necesidades y nos salva de todos los peligros que nos acechan. Pero no es así. En cada momento de nuestras vidas dependemos completamente de Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos. Sólo Él nos puede proteger del mal, sólo Él puede guiarnos a través de las tormentas de la vida, sólo Él puede llevarnos a un lugar seguro, como lo hizo con Pablo y sus compañeros a la deriva ante las costas de Malta". "Hicieron como Pablo les exhortó y, así, ‘todos llegaron sanos y salvos a tierra’. Más que cualquier bagaje que podamos tener con nosotros –nuestros logros humanos, nuestras posesiones, nuestra tecnología–, lo que nos da la clave de nuestra felicidad y realización humana es nuestra relación con el Señor. Y él nos llama a una relación de amor".

Seguidamente el Papa pidió recordar la "pregunta que hizo por tres veces a Pedro en la orilla del lago: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas?’. Basándose en la respuesta afirmativa de Pedro, Jesús le encomienda una tarea, la tarea de apacentar su rebaño. Aquí vemos el fundamento de todo ministerio pastoral en la Iglesia. Nuestro amor por el Señor es lo que debe dirigir todos los aspectos de nuestra predicación y enseñanza, nuestra celebración de los sacramentos y nuestra preocupación por el Pueblo de Dios. Nuestro amor por el Señor es lo que nos impulsa a amar a quienes Él ama, y a aceptar de buen grado la tarea de comunicar su amor a quienes servimos".

Al hablar luego sobre el pasaje del Evangelio de la pesca milagrosa, el Santo Padre dijo que ésta "pone de manifiesto que los Apóstoles dependían de Dios para el éxito de sus proyectos en la tierra. El diálogo entre Pedro y Jesús subraya la necesidad de la misericordia divina para curar sus heridas espirituales, las heridas del pecado. En cada ámbito de nuestras vidas, necesitamos la ayuda de la gracia de Dios. Con Él, podemos hacer todo; sin Él no podemos hacer nada".

Poniendo luego como ejemplo de esta confianza al primer santo de Malta, P. Dun Ġor Preca, Benedicto XVI se dirigió de manera especial a los sacerdotes poniendo al presbítero como ejemplo: "que os sirva de modelo e inspiración en vuestros esfuerzos por cumplir la misión recibida de apacentar la grey del Señor. Recordad también la pregunta que el Resucitado hizo por tres veces a Pedro: ‘¿Me amas?’ Esta es la pregunta que hace a cada uno de vosotros. ¿Lo amáis? ¿Queréis servirle con la entrega de toda vuestra vida? ¿Deseáis guiar a los otros para que lo conozcan y lo amen? Como Pedro, tened el valor de responder: ‘Sí, Señor, tú sabes que te amo’; y acoged con gratitud la hermosa tarea que él os ha asignado. La misión confiada al sacerdote es verdaderamente un servicio a la alegría, a la alegría de Dios que quiere entrar en el mundo".

"Al mirar ahora a mi alrededor la gran multitud reunida aquí, en Floriana, para la celebración de la Eucaristía, vuelvo a pensar en la escena descrita en la segunda lectura de hoy, en la cual millares de millares unieron sus voces en un gran canto de alabanza: ‘Al que se sienta en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos’", continuó el Papa.

Finalmente el Santo Padre animó a seguir "cantando este himno, como alabanza al Señor resucitado y como acción de gracias por sus innumerables dones. Concluyo mi exhortación esta mañana con las palabras de San Pablo, apóstol de Malta: ‘L-imħabba tiegħi tkun magħkom ilkoll fi Kristu Ġesù’ [Os amo a todos en Cristo Jesús]. Ikun imfaħħar Ġesù Kristu! [¡Alabado sea Jesucristo!]"

Pedofilia ypenitencia (Homilia de nuestro PAPA"

PEDOFILIA y PENITENCIA

De la homilía del Papa
en la capilla paulina del Vaticano
15 de abril del 2010
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“Debo decir que nosotros, los cristianos, también en los últimos tiempos, hemos esquivado la palabra penitencia, porque se nos antojaba demasiado dura. Ahora, bajo los ataques del mundo que nos hablan de nuestros pecados, comprendemos que el poder hacer penitencia es una gracia, y vemos cuánto sea necesario hacer penitencia, reconocer lo que está equivocado en nuestra vida. Abrirse al perdón, prepararse para el perdón, dejarse transformar. El dolor de la penitencia, o sea, de la purificación y de la transformación; dolor que es gracia, porque es renovación, y es obra de la Misericordia divina”.

Comentario personal

Ante el ensañamiento de las fuerzas adversas contra la Iglesia –en realidad contra los culpables, que son una parte mínima de miembros de la Iglesia-, no debemos impresionarnos demasiado, y menos tirar la toalla.

Primero, porque no son tantos casos como se lanzan al aire bien inflados por los medios de masas que se regodean de hacerlo, porque les renta suculentos ingresos por ventas, como les da ingresos a los abogados que se hacen cargo de las supuestas y sin duda muchas veces inventadas y exageradas causas. Una campaña que renta millones de dólares a sus promotores, que se creen con derecho a tirar, no sólo la primera piedra, sino una nube de piedras, como siempre en casos similares.

Pero no hacen así con los los responsables de los escándalos del hambre, de la corrupción general, de las guerras, del turismo pedofílico a nivel mundial, de la droga, de los millones de abortos diarios (que rentan cantidades astronómicas cada día a sus promotores) de criaturas inocentes que tienen los mismos derechos a vivir que las víctimas abusadas, pero no privadas de la vida.

Ese ensañamiento es una nube de humo para distraer al público de los problemas mucho más graves, además de abultar carteras y cuentas bancarias.

Por otra parte, Jesús dijo bien claro: “Dejen crecer la cizaña sembrada por el enemigo entre el buen trigo, hasta que llegue la hora de la siega”. ¿Por qué rasgar las vestiduras porque aparezca la cizaña? Más bien es necesario y rentable considerar si tal vez no somos también nosotros cizaña, cuyo destino fianal podría ser fatal si no nos convirtiéramos mos haciendo penitencia.

La postura correcta es la indicada por el Papa: oración y penitencia por nosotros, por las víctimas y por los culpables. El airear los pecados ajenos o escandalizarse no lleva a nada, ni disminuye los nuestros. “El que esté sin pecado, procure no caer”. “Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva”, que se salve. Dios tiene poder de transformar la cizaña en trigo bueno.
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De esta campaña sufrida, la Iglesia saldrá más purificada, más vigorosa, más valiente, como tantas otras veces, porque su Cabeza, Cristo resucitado, la guía segura a pesar de todos los tropiezos, pecados de sus miembros, y calumnias, que "de todo hay en la viña del Señor".

Y oremos para que gocen de la alegría eterna también todas las víctimas entristecidas por toda clase de abusos, que son millonariamente más numerosas que las abusadas por eclesiásticos católicos, los cuales no tienen escusa alguna.

P. J. "El Padre Jesús Alvarez" es un Sacerdote de la Ordel de los Paulinos.