martes, 6 de marzo de 2012

APORTE para la Homilía, 3º DOM. cuaresma Ciclo B - APORTE


3º DOM. cuaresma Ciclo B - APORTE
APORTE para la Homilía

La ley del Señor es perfecta
*  Ex  20,1-17   *  Sal 118, 8-11   *  1Cor 1, 22-25   +  Jn 2, 13-25

     ¿Notaron qué dice el Salmo acerca de la ley, los preceptos, los mandamientos del Señor?  "Reconfortan el alma, alegran el corazón, iluminan los ojos".  Y al final agrega: "Son más atrayentes que el oro (...) más dulce que la miel".
     Al leer esto en una época que pretende ignorar hasta  el mismo nombre de Dios: viendo la desfachatez, el descaro, la jactancia que muestran por televisión los corruptos de todos los tipos -desde los que desprecian la fidelidad matrimonial, la familia y la vida, hasta los que se enriquecen ilícitamente y otras “menudencias parecidas -, uno está tentado de pensar:  ¡Aquí alguien se equivocó!   ¿Se habrán pronunciado alguna vez, esas preciosas "diez palabras"?
      Para quien se quiera enterar,   la primera lectura nos da la respuesta: para nuestro bien, para el bien de toda la humanidad, un día, Dios nos dio diez indicadores para nuestra felicidad.  Los Diez Mandamientos.
       Hermanos: el Decálogo es la Carta Magna de la dignidad humana, una contundente prueba del amor de Dios.
       1.-    Digámoslo otra  vez: Cuaresma es tiempo de conversión, de renovación.  Esta renovación pasa por una reflexión valiente de la propia vida moral, comenzando por el Decálogo          Los Diez Mandamientos han sido el "eje" de la vida moral del pueblo hebreo, y luego del pueblo cristiano.
     .  Por poseer los mandamientos, el pueblo hebreo se sentía el "pueblo elegido", distinto de los otros.  Por eso el pueblo israelita habla de la "ley" -los Diez Mandamientos- no como un peso, una imposición, sino como un privilegio, un don grandísimo.  Israel habla de la ley con entusiasmo, con arrobamiento, como en el salmo responsorial de hoy.  ¿Saben un detalle?  El salmo más extenso del salterio está dedicado a la "Ley del Señor"; es el salmo 119. ¡Tiene 176 versículos!  Léanlo.  Los llenará de entusiasmo.
     2.-     Los semáforos, las barreras en el paso a nivel, las ordenanzas que regulan la vida en la ciudad ¿están en contra del hombre o a favor del hombre?
      Mis hermanos: ¡seamos adultos!  El Decálogo es para el hombre, no contra él.  Dios no quiere limitar la libertad del hombre, quiere liberarlo de sus pasiones y de sus caprichos.
        No es casualidad la forma  en que Dios se anuncia al proponer los mandamientos: "Yo soy el Señor, tu Dios el que te saqué de Egipto, de la esclavitud".   Dios  se presenta como "liberador". Y en los mandamientos que siguen continúa su acción liberadora.  Lo que ordena y prohibe, no es algo caprichoso que se le antoja a Dios arbitrariamente. ¡No! Una vez que liberó a su pueblo de la esclavitud exterior, quiere liberarlo de la esclavitud interior; del egoísmo, de las pasiones, de esa falsa idea de libertad, origen de todos los abusos, injusticias y atropellos que cometemos y que nos cometen.
        El Decálogo es la Carta Magna de la dignidad humana. Analice cada uno los mandamientos desde esta óptica  y descubrirá el amor liberador de Dios que quiere el equilibrio, la paz, la felicidad de sus hijos.  Cuando nos ponemos frente a ellos con sinceridad, sin dobleces, con "alma de niños" surge una convicción interior que dice: "¡Sí, así debe  ser  una vida digna”!
    3.-     Cuaresma es tiempo de conversión y renovación.  Cuaresma es tiempo de ponerle orden a nuestra vida.   Nuestro mundo espiritual se va desordenando por mil descuidos de la vida cotidiana.  Para esto está la Cuaresma: para poner  orden en nuestro espíritu, en nuestro corazón; para devolvernos la paz y la alegría.
    El Decálogo es una opción de vida que Dios propone al hombre:  "Yo pongo hoy delante de ti la vida y la muerte, es decir, el bien y el mal.  Te mando que observes los mandamientos para que vivas",  así habla Dios en el libro del Deuterenomio (30, 15).
     ¡Para que vivas!  Esto quiere Dios para nosotros: una vida digna de ese nombre,  llena de serenidad, alegría, ganas de vivir.  La alcanzan quienes no se dejan atrapar "por otros dioses" (tan abundantes en la vida moderna); los que siguen respetando el nombre de Dios; los que gozan dando un espacio  semanal a la tarea de levantar la vista al cielo y sentirse resucitados; los que saben ubicar la relación de amor a la que se refiere el 4º, 6º y 9º mandamientos en el marco del Amor con mayúscula; los que se sienten más vivos promoviendo la vida; los que no sólo respetan los bienes ajenos sino que comparten los propios; los que se comunican con el prójimo sin doblez ni hipocresía.   Pensemos qué paraíso sería esta vida si tuviésemos en cuenta esos “diez indicadores de felicidad”
      Termino:  La Cuaresma es tiempo de conversión y renovación; es el tiempo de enfrentar con valentía nuestra vida moral.   Para ello no estamos solos.  Contamos con Jesucristo "fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados".   Aunque somos frágiles y caemos, nada debemos temer.  El buen Dios no se cansa de nuestras infidelidades.  Nuestro Padre del cielo perdona cualquier ofensa cuando el hijo pródigo vuelve de nuevo a él.
      Jesucristo -fuerza y sabiduría de Dios- instituyó el sacramento de la Reconciliación para nuestro consuelo y recuperación.  "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados" dijo Jesús al paralítico (Mt 9, 2).  Y Cristo vuelve a repetir esas palabras en cada confesión bien hecha:  "Ten confianza, hijo mío, tus pecados te son perdonados, vuelve a empezar"

Gracias al aporte del prof. A. C. 
                                                                 Armando