lunes, 30 de enero de 2012

APORTE para la Homilía -- 5º dom. D. el Año - Ciclo B -


5º dom. D. el Año - Ciclo B - APORTE

APORTE para la Homilía

El hombre - Job y el hombre - Jesús
* Jb. 7,1-4.6-7  * Sal. 146,1-6  * Cor. 9,16-19,22-23   + Mc. 1,29-39

     ¡Job, sí que es imagen del hombre moderno!. ¡Cuántas personas podrían hacer suyas sus cavilaciones!: "La vida del hombre es un duro trabajo - pura servidumbre... Me han tocado meses vacíos (...) noches de dolor. "Mi vida es un soplo", dice Job. ¿Se dan cuenta lo que significa esta definición de la vida?. ¡Un soplo!. Algo que una vez emitido desaparece sin dejar rastros. Para coronar este cuadro.  Job concluye "(...) mis ojos no verán más la felicidad".
     ¿Puro pesimismo?. ¿Pura depresión?. ¿Descripción realista de la condición humana?.
     Si observamos bien, el tema, desde otro ángulo, aparece también en el Evangelio. Allí encontramos una especie de muestrario de las cosas que hacen sufrir al hombre: se habla de fiebre, de enfermos, de diversos males, y de ese oscuro mal que vuelve a los hombres "endemoniados".
     ¡Vaya si es actual esta liturgia!. Es la fotografía del hombre moderno. Ese hombre, que, según el eminente psiquiatra Victor Frankl, padece de "vacío existencial", no encuentra "el sentido de su vida". Está también simbolizada esa multitud de "sufrientes", marginados sociales, gente que come "salteado", desocupados, los que no tienen acceso a la educación, a la salud; las víctimas del "modelo", de la "globalización".
     Frente al "hombre-Job" que nos representa, en alguna medida, a cada uno de nosotros, el Evangelio nos presenta al "hombre-Jesús", un Jesús que sana y salva. Éste es el mensaje de hoy: Jesús viene a enfrentar los males, físicos y morales, que acechan al hombre, y a enseñarnos cómo debemos actuar para acompañarlo en esta maravillosa empresa.
1)       San Marcos nos describe la actividad de Jesús durante un día completo. Podemos decir que el Evangelio de hoy es la "agenda de un día" en la vida de Jesús. ¿Qué encontramos allí?. Encontramos a Jesús curando, orando y predicando. Es la síntesis de toda la vida de Cristo; ha de ser la síntesis de nuestra propia vida.
a)     Jesús cura. Es una constante en el Evangelio. Jesús se acerca al hombre para curarle de sus enfermedades, pero, sobre todo, de ese mal radical que es "no encontrarle sentido a la vida"; es constante la preocupación de Jesús por los que sufren. Es el buen hermano que cura enfermedades del hombre y expulsa "demonios", es decir, el mal anclado en el corazón del hombre. Jesús es "el hombre para los demás" (Bonhoeffer).
     ¿Qué nos enseña esto a nosotros?. Sencillo. Frente a los deprimidos, a los que no encuentran sentido a la vida, a los sufrientes de todo tipo, frente al "hombre-Job"... el antídoto es el "hombre-Jesús". ¿Queremos hacer algo para aliviar los sufrimientos que nos rodean?. El camino es imitar a Jesús, ser "hombres para los demás".
     Decía Teresa de Calcuta: "A los 20 años de mi trabajo entre los hombres, se me ha hecho cada vez más claro, que la peor enfermedad que una persona pueda sufrir es la de no saberse aceptado, saberse indeseado. Tenemos remedio para la lepra. Para todo tipo de enfermedad existen remedios. Pero esta espantosa enfermedad de sentirse no deseado, nunca puede curarse si no es con manos voluntarias que sirven y un corazón que ama".
b)     Jesús ora. Otra constante actitud de Jesús, su profunda relación con Dios Padre. "... Antes que amaneciera, Jesús (...) fue a un lugar desierto: allí estuvo orando".
 Quien pretenda ser un "hombre para los demás" sin ser simultáneamente un "hombre para Dios", se engaña lastimosamente. Es en el contacto con Dios que encontramos sentido a cuanto hacemos, es allí donde encontramos consuelo, fortaleza, orientación, esperanza; es junto al corazón de Dios que el nuestro se torna sensible ante las miserias humanas.
Reconozcamos que nos falta oración. Ese contacto íntimo con Dios que vaya cambiando este corazón "para sí mismo", en un corazón "para los demás".
c)      Finalmente, Jesús predica. ¿Quién puede dudar que Jesús fue un predicador incansable?.
     "Vayamos a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido", leímos hoy, Jesús no se cansa de anunciar la Buena Noticia, la cercanía del reino, el anuncio del amor salvador de Dios.
     "Todo el mundo te busca", le dijeron los discípulos a Jesús. La historia se repite. Ese "hombre-Job" que describimos al comienzo de nuestro comentario necesita ayuda, necesita salvación, necesita encontrar el sentido de su vida, necesita al "hombre Jesús".
     Es nuestra responsabilidad y nuestro gozo dar a conocer a Jesús. ¿Cómo hacerlo?. Con la palabra, con el ejemplo, con el testimonio de nuestra alegría cristiana, difundiendo el mensaje cristiano a través de un periódico, un volante, una tarjeta. Un autor espiritual dice con gran sabiduría: "Vive lo poco que hayas comprendido del Evangelio". Gran consejo. Hagamos "lo poquito" que podemos hacer. Sembremos la semilla y dejemos a Dios darle vida.
     Digamos, para terminar, que la "agenda diaria de Jesús" es nuestro propio y maravilloso ideal. Cualquiera sea nuestro estado de vida y nuestra ocupación, siempre podemos estar unidos al padre con la "oración del corazón"; siempre podemos ser un "hombre para los demás", siempre al "hombre - Job", le podemos mostrar el "hombre - Jesús".

                                                                       Armando