viernes, 25 de junio de 2010

Matrimonio" homosexual no resiste test de racionalidad, dicen Obispos en Argentina

BUENOS AIRES, 25 Jun. 10 / 08:40 am (ACI)

El Obispo de San Justo, Mons. Baldomero Carlos Martini, y su Obispo Auxiliar, Mons. Damián Santiago Bitar, recordaron a los senadores que "la pseudo argumentación vertida en favor del proyecto de ley" sobre el mal llamado "matrimonio" homosexual "no resiste el más benévolo test de racionalidad".

En una carta dirigida al vicepresidente de la Nación y titular de la Cámara Alta, Julio Cobos, los prelados criticaron que a "falta de razones valederas" se apele a "un patetismo a los sentimientos" para apoyar el proyecto de ley a fin de modificar el Código Civil para permitir el "matrimonio" entre personas del mismo sexo.

"Se adujo que no podrían coartarse los afectos de dichas ‘minorías sexuales’. En realidad, todos los afectos quedan al margen del derecho y de las leyes. Si los afectos tuvieran alguna relevancia jurídica, debería haber un registro público de amigos, ya que se trata del afecto más universal y abarcativo en la vida de toda persona humana; en materia matrimonial un requisito ineludible para su validez sería el amor al momento de contraer el vínculo; finalmente, los padres estarían obligados jurídicamente a amar a sus hijos. Sin embargo, nunca en ninguna legislación de ningún país del mundo ello es así. Los registros de amigos no existen. Y los padres están obligados a criar y educar a sus hijos, pero no hay autoridad estatal que pueda obligarlos a amar a sus vástagos", explican.

Los prelados subrayaron que "los afectos son materia extrajurídica", y advirtieron que "el afecto que puedan guardarse entre sí los convivientes homosexuales, no les da derecho a ninguna regulación legal. Lo contrario implicaría una injusticia intolerable, ya que los únicos afectos protegidos por la ley serían los de los ciudadanos homosexuales; y esto frente a amores mucho más generosos, intensos y creativos como los de los esposos, padres, hijos y hermanos. Estaríamos frente a una mayúscula discriminación injusta. Tan irracional como intolerable".

Al referirse a la posibilidad de que estas parejas homosexuales adopten niños, los obispos lamentaron que el proyecto de ley en revisión "entregue hijos en adopción a quienes voluntariamente optaron vitalmente por negarse a ser padre o madre. Va de suyo que la adopción siempre ha sido darle un padre y una madre a un niño abandonado. Aquí se propone lo contrario: entregar un hijo abandonado a quienes no quieren ni pueden ser mamá ni papá".

Los obispos recordaron a los senadores que "los tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional, otorgan dichos derechos fundamentales a todas las personas humanas. Con una única excepción: el derecho a contraer matrimonio sólo es reconocido –porque se trata de una realidad natural anterior al Estado y las leyes–, al varón y a la mujer para casarse entre sí, como expresamente lo establecen el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en su artículo 23, inciso 2, y Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 17, inciso 1, entre otros textos. El proyecto de ley en revisión es, pues, inconstitucional, por lo cual debería ser rechazado y archivado".

jueves, 24 de junio de 2010

LOS AMIGOS DE LA VIDA DEFENDEMOS EL MATRIMONIO NATURAL

SI QUERES DEFENDER A TU FAMILIA, pasa por el STAND QUE MAS CERCA TE QUEDE A FIRMAR !!!!.



Te paso esta info, de manera resumida, para que estés al tanto y se la pases a tus contactos!

Gracias!
Fasta BsAs



Si Pensás en mi DERECHO, no podés obrar TORCIDO. Quiero una familia como todas.






Es imperiosa la necesidad de que entre todos nos organicemos para ir dándole forma a las propuestas y que comencemos de inmediato con un plan de acción que manifieste la oposición por parte de las familias argentinas a la aprobación en el Senado de las leyes que atentan contra la vida y la naturaleza, éstas son:
- Ley de matrimonio entre homosexuales
- Ley de aborto
- Ley de filicidio o infanticidio
- Ley contra la discriminación

Y las futuras leyes que forman ya parte de la agenda para ser tratadas:
- Ley de financiamiento educativo, que busca eliminar o restringir los subsidios a los colegios privados.
- Reforma de la ley de educación superior.

La propuesta fue la de sumarse en la defensa por la vida a través de una campaña a nivel nacional que toma el nombre de "OLA NARANJA". Después de un estudio de Marketing a cargo de un empresario católico, se definió que este color representa las causas pro-vida a nivel nacional. El plan de acción propone una acción conjunta con otros agentes involucrados e interesados en la defensa de esta causa como movimientos, gremios, iglesias, colegios, etc. Cuenta mayor sea la fuerza, mejores podrán ser los resultados. Hay que tener presente que es probable que haya mucha gente esperando a que se la convoque a accionar de alguna manera concreta.



Estos son los puntos de BS.AS. en donde estarán los stands de la ola naranja a favor de la familia y de la vida. El primer día es el jueves 24 de junio de 15 a 19 hs. También se realizarán el 1 de julio. El objetivo de este movimiento es el de generar concientización y dar difusión a estas cuestiones, aun más en medio del mundial donde el tratamiento de estas leyes pasará más desapercibido. Todos los que anden por ahí...pasen a firmar!

Plaza Flores
Estación Chacarita
Cabildo y Juramento
Plaza República (obelisco)
Los Incas
Luna Park
Plaza Miserere
Congreso
Florida y Lavalle
Primera Junta




Al igual que se viene realizando en las provincias, en Buenos Aires se realizará una movilización masiva en el Congreso (13/07) días antes de que se realice la votación en el Senado. Esa movilización será el momento crucial de toda esta campaña a favor de la vida. Para esto es necesario ir preparando el clima a través de acciones callejeras (como las de los stands y los carteles) y de diversos medios de comunicación como radio, televisión, diarios, blogs, facebook, etc.

Marcha en defensa de la Familia - Tucumán - jueves 17 de junio 20:30 hs

Traten de que mucha gente pase por los stands !!!!, es fundamental para que la movilización no dure solamente un día!!!! que la movilización empiece ya !!!!.

martes, 22 de junio de 2010

Homilía del XIII Domingo del Tiempo Ordinario (27-6-2010) Tiempo Ordinario

XIII Domingo del Tiempo Ordinario (27-6-2010)
Tiempo Ordinario
“Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado”
Ir a: Introducción - Comentario bíblico - Pautas para la homilía

Introducción


La cuestión de la asimilación del cristiano al mundo siempre ha sido un tema de primer orden desde el origen del cristianismo. En otras palabras, la definición de lo peculiar de la vivencia cristiana dentro de una determinada sociedad y cultura fue esencial en el proceso de constitución de la Iglesia. Una Iglesia que ha de ser constitutivamente encarnativa en el entorno en el que se desarrolla y florece, pero que a la vez ha de ofrecer una clara y definida propuesta vital. En este sentido, en nuestra sociedad occidental actual la pregunta por la identidad cristiana in medium mundi cobra nuevo interés. En efecto, podemos y debemos discernir personal y comunitariamente qué tiene de particular nuestra vida ordinaria respecto de los no cristianos, si hay algún elemento que la haga claramente distinta de una vida no cristiana. Si la respuesta es negativa, podríamos encontrarnos ante una buena explicación de la escasa significación del cristianismo en nuestra sociedad. Si vivo como un no cristiano, ¿merece la pena pertenecer al grupo de los cristianos? ¿Tiene algún sentido? Las lecturas de hoy pueden ayudarnos a reflexionar y dar respuesta a estas cuestiones. Proponemos recorrer estas lecturas desde el influjo de Pentecostés que marca toda la liturgia postpascual del Tiempo Ordinario y que, por ende, da la orientación de la existencia ordinaria del pueblo cristiano. Desde esta perspectiva pentecostal, Pablo nos ayuda a formular un principio para esta respuesta: para ser libres nos liberó el Señor.

Ver la presentación animada de las lecturas

Comentario bíblico
Iª Lectura: 1Reyes (19,16-21): Eliseo “sigue” a Elías
I.1. La lectura nos presenta una narración que ofrece todos los indicios de la mentalidad de una época, pero que pone de manifiesto esa ruptura que los profetas expresan en sus vidas como ejemplo a seguir. En la narración aparece el gran profeta Elías que, con el signo ancestral de su manto, capta a su discípulo Eliseo para que le siga; porque, cuando Elías desaparezca, Eliseo debe mantener viva la llama de la profecía, la voz de Dios. El signo del manto es el signo evidente de para qué sirve un manto, para proteger, para acoger. El manto de Elías es toda su vida, sus opciones por el Dios vivo, su defensa de la justicia.

I.2. Toda llamada implicará un cambio de mentalidad y una opción por lo que merece la pena. Habrá que romper con ideologías de mentalidades ancestrales, rutinarias, incluso familiares (no se refiere a los sentimientos, desde luego) para seguir el proyecto de Dios.



IIª Lectura (Gálatas 5,1-18): Nuestra vocación es la libertad
II.1. La carta de la libertad cristiana, tal como se conoce la carta a los Gálatas, nos habla precisamente de ese don por el que luchó Pablo contra los que se oponían al evangelio. El Apóstol sabe que la libertad puede malinterpretarse con el libertinaje; todos lo sabemos. No obstante, el evangelio es el don de la libertad más grande que el hombre tiene que recuperar constantemente como don de Dios. El “apóstrofe” con que Pablo reclama a los cristianos la consecuencia de su vocación a la libertad es de una fuerza inaudita. Y deja claro que la libertad debe experimentarse en el amor. Sin el amor, la libertad cristiana también estaría herida de muerte. No se trata solamente de matices o de pura retórica: ¿De qué nos vale la libertad desde el odio? ¿Dónde nos lleva la libertad sin reconciliación?

II.2. Durante toda la carta, Pablo se ha mantenido en una actitud irrenunciable a los valores del evangelio que él predica, que recibió por revelación y por el que da la vida. Ese evangelio es la experiencia más grande de libertad que jamás hubiera podido soñar. Ahora, en la parte práctica de la carta (cc. 5-6) vuelve de nuevo sobre el tema. La libertad verdadera es un don del Espíritu; el libertinaje es una consecuencia del egoísmo (de la carne, como a Pablo le parece bien decir). La carne es todo ese mundo que nos ata a cosas sin sentido. El cristiano, como hombre que debe ser del Espíritu, está llamado a ser libre y a no esclavizarse en lo que no tiene sentido.



Evangelio (Lucas 9,51-62): Seguir a Jesús: renuncia a la violencia y a ideologías de muerte
III.1 La lectura del evangelio expone una ocasión clave de la vida de Jesús. Es el momento de ir a Jerusalén; es el comienzo del “viaje hacia la ciudad Santa” que en el tercer evangelista se recarga de un sentido teológico especial, porque se intenta presentar, de la forma más efectiva, la actividad de Jesús como profeta, a la vez que el evangelista se vale de la significación de ese viaje para enseñarnos a ser discípulos de Jesús. No están claras las referencias geográficas del viaje (9,51-19,28). Nos encontramos con una insistencia clara en que Jesús se dirige a Jerusalén (9, 51-57; 10, 38; 18, 31.35; 19, 1). Estamos casi en el centro del evangelio y Lucas, a diferencia de Marcos, quiere privilegiar toda la “subida” a Jerusalén que será en realidad una “bajada” al abismo de la condena y de la muerte. El texto de hoy está formado por dos narraciones: la repulsa de Jesús en Samaría y las exigencias del discipulado. Él no hizo discípulos enseñándoles una doctrina, como los rabinos, sino enseñándoles a vivir de otra forma y manera.

III.2. La renuncia a la violencia que propugnan los hijos del Zebedeo porque no ha sido Jesús recibido en Samaría es ya una declaración de intenciones. Lo es también que el profeta galileo vaya a Jerusalén pasando por el territorio de los herejes samaritanos para anunciarles también el mensaje del Reino. Son rechazados y Jesús cuenta con ello, pero no se le ocurre incitar a la condena y a la violencia. Éste es un aspecto determinante del “seguimiento” de Jesús según Lucas. Merecería la pena comentar este episodio como paradigma de la actitud básica de Jesús en su decisión de ir a Jerusalén.

III.3. Por eso, inmediatamente después de la decisión de Jesús, se nos presenta el conjunto de las llamadas de Jesús a seguirle. La forma y la manera es distinta de lo que sucede entre Elías y Eliseo. Aquí es la palabra directa de Jesús, o la petición de los que quieren ser discípulos, o los que quieren informarse, como si fueran candidatos. Pero la radicalidad es la misma. Es una llamada para seguir a Jesús que ha decidido jugarse su vida como portavoz de Dios delante de los jefes y señores de este mundo que están en Jerusalén. Lucas quiere que los discípulos también tomen conciencia de lo que es este viaje, este proyecto y esta tarea. ¿Para qué seguir a Jesús? ¿Por qué romper con las ideologías familiares? ¿Por qué no mirar hacia atrás? Porque la tarea del Reino de Dios exige una mentalidad nueva, liberadora. Los seguidores de Jesús tienen que estar en camino, como Él; el camino es la vida misma desde una experiencia de fraternidad.

III.4. Los textos del seguimiento que Lucas ha tomado del evangelio de itinerantes, probablemente galileos radicales (Q), no tienen por qué se caracterizados como filósofos cínicos. Desde luego, Jesús no lo era, ni lo podía ser. Pero en esos dichos se refleja toda la crítica hacia las instituciones sociales y el desapego, incluso, de lazos familiares que puedan desviar la atención de las exigencias de Reino de Dios. No se trata de odio familiar, pues eso estaría contra el amor a los enemigos que Jesús defendió expresamente. Es, más bien, poner las cosas en su sitio cuando se trata de sacar adelante el proyecto de Dios, que puede no coincidir con intereses religiosos institucionales e incluso familiares. El discípulo de Jesús se abre a un horizonte nuevo, a una familia universal, a una religión de vida y no de muerte. Las palabras del seguimiento son rupturistas, pero no angustiosas; son radicales, utópicas si queremos, porque van a la raíz de la vida y porque son las que transformas nuestra vida y nuestro entorno social y religioso. Jesús quiere que le sigamos para hacer presente el reinado de Dios en este mundo. Y el Reino de Dios es lo único que puede traer la libertad a quien la anhela.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

Pautas para la homilía
Las lecturas de hoy rebelan los dos elementos constitutivos de la Iglesia y del ser cristiano: la comunión entre hermanos de que habla Pablo fundada en la ley fundamental del amor al prójimo como uno mismo, y la misión por el Reino que define el ser misional del cristiano. En estos dos elementos, la clave es la libertad. En efecto, nadie puede amar al prójimo como a sí mismo si no es radicalmente libre; del mismo modo, la misión del Reino exige plena libertad. Y para ambas condiciones del ser cristiano (siendo, en el fondo, un misma y única condición) Cristo nos liberó. El secreto de esta libertad es el Espíritu Santo, al que Cristo envía en Pentecostés.

A fin de advertir estos rasgos de nuestra identidad, resulta interesante provocar el contraste entre la primera lectura y el evangelio, un contraste que, en este caso, nos viene dado. Las dos lecturas refieren una clara invitación a la tarea profética, al trabajo encomendado por Dios. En ambas lecturas, se exige una ruptura con la vida anterior. Sin embargo, el contraste entre los nos lo marca la sorprendente dureza de Jesús en relación a la compresión de Elías. En ambas lecturas hay una pregunta formulada, ¿quién te lo impide?, que, en el caso del evangelio, no está explícita, pero aún con todo es evidente. Sin embargo, el sentido de esta pregunta en cada texto es completamente diferente. En el caso de Eliseo, ¿quién te impide despedirte de tu familia y tu vida previa?; en el caso del evangelio, ¿quién te impide ponerte inmediatamente a disposición de la misión?

Es interesante notar a quién está dirigida la invitación. En el caso de la primera lectura, aquel llamado a la misión profética es alguien claramente identificado, con nombre: Eliseo, hijo de Safar. En el evangelio, no hay nadie identificado, sino que habla de “uno y otro en el camino”, cuyo anonimato los identifica como representantes simbólicos de los miembros de la Iglesia (“el camino”). Esto es, mientras que en el Antiguo Testamento, personas concretas son elegidas para la misión, en el Nuevo Testamento, todo el pueblo, todo discípulo, es por definición misionero, profeta del Reino de Dios. ¿Qué explica este cambio? Sencillamente, que la promesa de Dios de que todo el pueblo profetizaría se ha cumplido. La promesa del Espíritu derramado sobre todo el pueblo se ha cumplido en Pentecostés: sucederá en los últimos días, dice Dios: Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños (Hch 2,17). En el caso de Eliseo, esta posesión del Espíritu queda simbolizada en el gesto del manto con que Elías le cubre.

Es esta posesión del Espíritu la que hace al cristiano libre, libre para amar al prójimo, libre para la misión del Reino. Radicalmente libre. El fuego del Espíritu, fuerza arrebatadora, es puro movimiento hacia delante, pura proyección hacia el frente, pura corriente de novedad sin límite. El cristiano tiene su referencia en el futuro, no el pasado; en lo desconocido, no en lo seguro. El cristiano tiene su referencia fuera de sí, porque tiene el motor de su existencia dentro de sí. El pueblo judío, sin la donación del Espíritu de Jesús se movía a ciegas siguiendo una Ley externa; el cristiano tiene su dinamismo en una Ley interna. El judío, doblegaba la carne para cumplir la Ley; en el cristiano, la posesión del Espíritu potencia su condición terrena. El judío se encuentra con el límite de su condición carnal; en el cristiano, el Espíritu rompe todo límite y plenifica la condición humana.

En varios pasajes, los evangelios hacen referencia a estos límites de la carne: Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial (Mt 5, 46-48). Asimismo, en numerosas ocasiones se pone en boca de Jesús expresiones del tipo: Habéis oído que se dijo:... Pues yo os digo; o: dice la Ley de Moisés:… Pues yo os digo. En todas ellas, Jesús ofrece una interpretación en el sentido de la radicalidad. En efecto, todas estas antítesis sirven no como contraposición a la Ley o la Tradición sino para denotar una plenitud de la que la Ley de la que habla Pablo no es sino un sustituto externo, provisional y condicionado a la espera de la venida del Espíritu. Si nosotros, cristianos, no asumimos la radicalidad de la propuesta, estamos negando el Espíritu que se nos ha dado y rechazando la libertad radical que nos da. En el fondo, tenderemos a vivir un cristianismo limitado, acotado y condicionado, un cristianismo de cumplimiento, no el verdadero cristianismo. Un cristianismo carnal en el sentido paulino, pero no encarnado; un cristianismo que busca espiritualidad, no un cristianismo desde el Espíritu. Pero, ¿cuál es esa radicalidad que se nos pide y que al evangelio de hoy nos remite? Sencillo: la hermenéutica que sostiene el evangelio de hoy es el Sermón de la montaña en Mt 5-7. Si no se asimilan estos tres capítulos, difícilmente podrán comprenderse el evangelio de hoy. Si no se vive el contenido de estos tres capítulos, difícilmente se podrá contribuir a la misión por el Reino. Vivir este mensaje sólo es posible por la posesión del Espíritu, sólo es posible en la radical libertad que el Espíritu nos da. Pero siempre queda la posibilidad de renunciar a esta libertad. En este caso, el evangelio nos recuerda que quien a esta libertad renuncia no vale para el Reino. Entonces, viene la pregunta ¿a ti quién te impide ser radicalmente libre? Si esa libertad está comprometida, también lo estará la propia identidad cristiana.

Ahora bien, una cuestión final aquí se suscita: si Eliseo estaba en posesión del Espíritu, ¿por qué se detiene a hacer el sacrificio y compartirlo con su gente antes de ponerse a la misión? Podemos entender aquí un gesto simbólico: Eliseo está ofreciendo en el sacrificio lo que han sido los elementos de su antigua vida, esto es, los bueyes y el arado. El cristiano ya no ofrece sacrificios cruentos: Jesús fue la definitiva ofrenda. Pero el gesto de comensalidad de Eliseo con los suyos antes de partir a la misión nos recuerda que nosotros, cristianos, también partimos a la misión tras un momento de comensalidad común con la comunidad. El gesto de Eliseo tiene profundos rasgos eucarísticos. En este caso, detenerse para esta comensalidad no es impedimento, sino posibilidad, refuerzo; pero también reconocimiento de una misión común, pues como dice Jesús: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre. (Mt 12, 48-50).

Esta es la identidad del cristiano liberado por Cristo para ser libre, plenamente libre.


Fray Ángel Romo Fraile

viernes, 18 de junio de 2010

Formación: LOS MECANISMOS DE LA TENTACIÓN

Queridos Hnos. Todos
Es muy importante nuestra formación constante, si pueden hagan estas formaciones yo les haré llegar mes a mes los programas, será de gran utilidad para la defensa de nuestra fe y la nuestros Hnos Todos.

Para su compañía nos encontraran habitualmente al Diácono Rodolfo Sanchez Rubio y a mi que siempre participamos.
Bendiciones !!!!
Armando Benitez

Pontifica Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”
Coordinación de Compromiso Social y Extensión
CURSOS DE CULTURA CATÓLICA

“LOS MECANISMOS DE LA TENTACIÓN II”
Aproximación bíblica, psicológica y espiritual
Expositor: Pbro. Lic. José Luis Gergolet

MESES: de Junio / julio – miércoles 23 – 30 y 7 de julio – De 19 a 21 hs.
LUGAR: Edificio Santo Tomás Moro – A. M. de Justo 1400 - Subsuelo a la derecha - Aula “C”

1ª Jornada: La tentación de Salomón.
2ª Jornada: La tentación de Elías.
3ª Jornada: La tentación de Acáz.
4ª Jornada: La tentación de Exequías .

INFORMES E INSCRIPCIÓN: Tel. 4338-0763 Fax: 4338-0762 E-mail: alfredo_bottolo@uca.edu.ar Personalmente: oficina de coordinación – Edificio Santo Tomás Moro – A. M. de Justo 1400 4º Of. 413

CURSO LIBRE Y GRATUITO
Se otorgarán certificados al cumplimentar 75% de asistencia – Optativos valor $20.
También podrán inscribirse profesores y alumnos de la Universidad

domingo, 13 de junio de 2010

Lecturas y homilias de la undécima semana del tienpo ordinario

Undécima semana del Tiempo Ordinario (del 14/6/2010 al 19/6/2010)

Introducción a la semana - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado
Introducción a la semana

En esta semana todos los días, son desde el punto de vista litúrgico “de feria”. Las eucaristías nos ofrecen por ello todos los días lectura continua. La primera lectura sigue siendo del primer libro de los Reyes. Los primeros días el protagonismo es el de Elías. Ha de intervenir en el crimen del poderoso, que no contento con lo que tiene, acaba con la vida del pobre para hacerse con su viña. La intervención de Elías, como no puede ser menos, es dura. Luego nos encontramos con el momento en que Eliseo recoge el relevo de Elías, dos tercio de su espíritu. El miércoles la lectura es del Eclesiástico, pero porque ofrece un texto referido a Elías. Los días siguientes muestra el terrible espectáculo de mortales enfrentamientos palaciegos y de cómo los poderosos se separan de Yahvé. El evangelio de san Mateo va desgranando las catequesis de Jesús a sus discípulos que pertenece al Sermón de la Montaña. Son textos que van configurando la enseñanza moral de Jesús. Quien quiera conocer el pensamiento de Jesús ha de ir a ese sermón.

Fray Juan José de León Lastra, OP
Coordinador de "La Palabra al día"
Lunes, 14/6/2010
“No hagáis frente al que os agravia”.

I. Contemplamos la Palabra
Lectura del primer libro de los Reyes 21, 1-16

Por aquel tiempo, Nabot, el de Yezrael, tenia una viña pegando al palacio de Ajab, rey de Samaria. Ajab le propuso: -«Dame la viña para hacerme yo una huerta, porque está al lado, pegando a mi casa; yo te daré en cambio una viña mejor o, si prefieres, te pago en dinero.» Nabot respondió: -«¡Dios me libre de cederte la heredad de mis padres!» Ajab marchó a casa malhumorado y enfurecido por la respuesta de Nabot, el de Yezrael, aquello de: «No te cederé la heredad de mis padres. » Se tumbó en la cama, volvió la cara y no quiso probar alimento. Su esposa Jezabel se le acercó y le dijo: -«¿Por qué estás de mal humor y no quieres probar alimento?» Él contestó: -«Es que hablé a Nabot, el de Yezrael, y le propuse: "Véndeme la viña o, si prefieres, te la cambio por otra." Y me dice: "No te doy mi viña." » Entonces Jezabel dijo: -«¿Y eres tú el que manda en Israel? ¡Arriba! A comer, que te sentará bien. ¡Yo te daré la viña de Nabot, el de Yezrael!» Escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y notables de la ciudad, paisanos de Nabot. Las cartas decían: «Proclamad un ayuno y sentad a Nabot en primera fila. Sentad en frente a dos canallas que declaren contra él: "Has maldecido a Dios y al rey." Lo sacáis afuera y lo apedreáis hasta que muera. » Los paisanos de Nabot, los ancianos y notables que vivían en la ciudad, hicieron tal como les decía Jezabel, según estaba escrito en las cartas que hablan recibido. Proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot en primera fila; llegaron dos canallas, se le sentaron enfrente y testificaron contra Nabot públicamente: -«Nabot ha maldecido a Dios y al rey.» Lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió. Entonces informaron a Jezabel: -«Nabot ha muerto apedreado.» En cuanto oyó Jezabel que Nabot había muerto apedreado, dijo a Ajab: -«Hala, toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, que no quiso vendértela. Nabot ya no vive, ha muerto.» En cuanto oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a tomar posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael.
Sal 5, 2-3. 5-6. 7 R. Atiende a mis gemidos, Señor.

Señor, escucha mis palabras, atiende a mis gemidos, haz caso de mis gritos de auxilio, Rey mío y Dios mío. R. Tú no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu huésped, ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R. Detestas a los malhechores, destruyes a los mentirosos; al hombre sanguinario y traicionero lo aborrece el Señor. R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»

II. Compartimos la Palabra

El pasaje del Evangelio que nos narra este lunes Mateo es la interpretación o el cambio de sentido que hace Jesús del clásico aforismo judaico del “ojo por ojo, diente por diente”.
La pregunta a la que se nos remite por medio de este aforismo es clara: ¿Que hacer cuando alguien nos hace un mal? ¿Qué hacer cuando nos sentimos ofendidos?.

Esta es la pregunta y la respuesta judía nos llevan a la dimensión del hacer: “ojo por ojos, diente por diente”. La respuesta cristiana no nos lleva a la dimensión del hacer, ¿qué hacer ante la ofensa?, sino a la dimensión del ser: ¿Cómo ser yo frente a la ofensa? Cuando nos ofenden creemos que nos han tocado en las raíces de nuestra persona y, en consecuencia, tendemos a reaccionar para defendernos.Y, si nos fijamos, justamente hemos sido dominados por la persona que creemos que nos ha ofendido, ya que reaccionamos a ella. La respuesta que nos propone Jesús, en este evangelio, se mueve en otra dirección: ante la ofensa no me dejo dominar por ella ni por el otro, sino que soy yo, libremente y en conciencia, el que respondo poniendo la otra mejilla. E incluso más: la ofensa me puede llevar a una pregunta vital: ¿por qué me ha producido tanto dolor esto que me ha hecho o dicho tal persona? ¿Qué se revuelto en mi fuero interno? La respuesta es personal, pero sin querer poner Luz y Verdad en mi vida, nunca podré responder a la pregunta. Jesús, en definitiva, ha transformado una respuesta en el nivel del hacer por una respuesta en el nivel del ser. La frase de Jesús podríamos completarla diciendo: No hagáis frente al que os agravia, porque sino perderéis la libertad y la Verdad.


Fray José Rafael Reyes GonzálezFray José Rafael Reyes González
Casa Natalicia de San Vicente Ferrer - Valencia
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Martes, 15/6/2010
“Amad a vuestros enemigos… así seréis hijos de vuestro Padre”.

I. Contemplamos la Palabra
Lectura del primer libro de los Reyes 21, 17-29

Después de la muerte de Nabot, el Señor dirigió la palabra a Ellas, el tesbita: -«Anda, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que vive en Samaria. Mira, está en la vifía de Nabot, adonde ha bajado para tomar posesión. Dile: "Así dice el Señor: '¿Has asesinado, y encima robas?' Por eso, así dice el Señor: 'En el mismo sitio donde los perros han lamido la sangre de Nabot, a ti también los perros te lamerán la sangre.» Ajab dijo a Elías: -«¿Conque me has sorprendido, enemigo mío?» Y Elías repuso: -«¡Te he sorprendido! Por haberte vendido, haciendo lo que el Señor reprueba, aquí estoy para castigarte; te dejaré sin descendencia, te exterminaré todo israelita varón, esclavo o libre. Haré con tu casa como con la de Jeroboán, hijo de Nabat, y la de Basá, hijo de Ajías, porque me has irritado y has hecho pecar a Israel. También ha hablado el Señor contra Jezabel: "Los perros la devorarán en el campo de Yezrael. " A los de Ajab que mueran en poblado los devorarán los perros, y a los que mueran en descampado los devorarán las aves del cielo.» Y es que no hubo otro que se vendiera como Ajab para hacer lo que el Sefior reprueba, empujado por su mujer Jezabel. Procedió de manera abominable, siguiendo a los ídolos, igual que hacían los amorreos, a quienes el Señor había expulsado ante los israelitas. En cuanto Ajab oyó aquellas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y ayunó; se acostaba con el sayal puesto y andaba taciturno. El Señor dirigió la palabra a Ellas, el tesbita: -«¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? Por haberse humillado ante mi, no lo castigaré mientras viva; castigaré a su familia en tiempo de su hijo. »
Sal 50, 3-4. 5-6a. 11 y 16 R. Misericordia, Señor: hemos pecado.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti,contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. R. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío, y cantará mi lengua tu justicia. R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

II. Compartimos la Palabra

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“Amad a vuestros enemigos… así seréis hijos de vuestro Padre”

Aunque conocemos las dos lecturas de hoy, después de haberlas escuchado muchos años, no dejan, una vez más, de causarnos una cierta perplejidad y sorpresa. La sorpresa de ver que tienen contenidos y enseñanzas diferentes. La primera reacción del Señor ante el terrible crimen que cometió Ajab, ayudado por su mujer Jezabel… no deja de chocarnos a los que hemos oído a Cristo Jesús. “Aquí estoy para castigarte; te dejaré sin descendencia, te exterminaré todo israelita varón, esclavo o libre” (aunque su reacción final es algo distinta ante el arrepentimiento y humillación de Ajab). Cristo Jesús en el evangelio va en otra dirección: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian”. Y la razón que nos da para ello es que ese es el comportamiento de “nuestro Padre que está en el cielo”.

Lo del evangelio de hoy no fue un desliz que tuvo Jesús. Va en la línea de su constante actuación y de todas sus palabras. Porque era Dios, porque era Amor, guió toda su vida por el Amor y perdonó a todos los que se acercaron a él con el corazón arrepentido, perdonó incluso a los que le clavaron en la cruz, y tuvo que defenderse de quienes le achacaban que tenía la mano demasiado ancha y que perdonaba a todos: “Id y aprended qué significa misericordia quiero y no sacrificio. Porque no he venido yo a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Fray Manuel Santos SánchezFray Manuel Santos Sánchez
La Virgen del Camino
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Miércoles, 16/6/2010
"Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará"

I. Contemplamos la Palabra
Lectura del segundo libro de los Reyes 2. 1. 6-14

Cuando el Señor iba a arrebatar a Ellas al cielo en el torbellino, Ellas y Elíseo se marcharon de Guilgal. Llegaron a Jericó, y Ellas dijo a Elíseo: -«Quédate aquí, porque el Señor me envía solo hasta el Jordán. » Eliseo respondió: -«¡Vive Dios! Por tu vida, no te dejaré.» Y los dos siguieron caminando. También marcharon cincuenta hombres de la comunidad de profetas y se pararon frente a ellos, a cierta distancia. Los dos se detuvieron junto al Jordán; Ellas cogió su manto, lo enrolló, golpeó el agua, y el agua se dividió por medio, y as! pasaron ambos a pie enjuto. Mientras pasaban el río, dijo Elías a Elíseo: -«Pídeme lo que quieras antes de que me aparten de tu lado.» Eliseo pidió: -«Déjame en herencia dos tercios de tu espíritu.» Elías comentó: -« ¡No pides nada! Si logras verme cuando me aparten de tu lado, lo tendrás; si no me ves, no lo tendrás.» Mientras ellos seguían conversando por el camino, los separó un carro de fuego con caballos de fuego, y Elías subió al cielo en el torbellino. Eliseo lo miraba y gritaba: -«¡ Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel! » Y ya no lo vio más. Entonces agarró su túnica y la rasgó en dos; luego recogió el manto que se le había caído a Elías, se volvió y se detuvo a la orilla del Jordán; y agarrando el manto de Elías, golpeó el agua diciendo: -«¿Dónde está el Dios de Elías, dónde?» Golpeó el agua, el agua se dividió por medio, y Eliseo cruzó.
Sal 30, 20. 21. 24 R. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

Qué bondad tan grande, Señor,reservas para tus fieles, y concedes a los que a ti se acogen a la vista de todos. R. En el asilo de tu presencia os escondes de las conjuras humanas; os ocultas de tu tabernáculo, frente a las lenguas pendencieras. R. Amad al Señor, fieles suyos; el Señor guarda a sus leales, y a los soberbios les paga con creces. R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6- 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga.Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»

II. Compartimos la Palabra

Hoy se nos narra el final de Elías y el comienzo de Eliseo. En medio de imágenes simbólicas, Elías es arrebatado misteriosamente al cielo. De forma tan misteriosa que, incluso en tiempo de Jesús, la gente preguntará al Bautista: “¿Eres tú Elías?” (Jn 1,21).

Y Jesús, en el Evangelio, instruirá a sus discípulos, diciéndoles: Cuidad de no practicar vuestra justicia, vuestra religión, delante de los hombres para que vean lo buenos que sois. No os servirá de nada en visión de eternidad.

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¿Cómo recoger hoy el manto de Elías?

Eliseo tomó el manto de Elías, es decir, encarnó su espíritu profético y continuó el papel y la misión que éste había tenido antes. Y, en ese sentido, Elías no había muerto, continuaba profetizando, escuchando a Dios y yendo, en su nombre, a intentar restablecer la Alianza eterna entre Dios y los hombres.

Inmediatamente antes de Jesús, san Lucas dice de Juan Bautista: “Estará con él el espíritu y el poder de Elías” (1,17). ¿Con quién está hoy su espíritu y su poder? ¿Quiénes son hoy los Eliseos y Bautistas que ostentan su espíritu, escuchan a Dios como ellos y hablan a los hombre de su alianza con Dios?

Al igual que Eliseo, tampoco nosotros podemos exigir el espíritu profético de Elías. Es algo que pertenece a Dios. Pero, sí podemos y debemos aspirar a que Dios pueda contar con nosotros, como contó con Elías y Eliseo, para que su Alianza con los hombres puede ser hoy una realidad, aunque necesitemos que Elías nos anime en nuestro Tabor particular como lo hizo con Pedro, Santiago y Juan (Mt 17,3).

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Autenticidad sin apariencias ni ostentación

Jesús pide y exige a sus discípulos y seguidores autenticidad. No aparentar lo que no somos ni ocultar lo que somos. Mirar a Dios cuando hacemos las cosas mandadas, no a los hombres para ser vistos por ellos.

Buena es la limosna, pero cuando la hacemos para presumir, para que nos vean los demás, degradamos lo más bello que tiene la entrega a los demás por nuestra ostentación y afán de exhibición.

Imprescindible la oración, pero cuando la hacemos para que vean los demás lo piadosos que somos, en lugar de encuentro con Dios es encuentro con nosotros mismos y con los demás.
Inexcusable el ayuno, pero cuando ayunamos de cara a la galería, en lugar de ser renuncia al exceso, al consumismo, se convierte en pretexto y disfraz para buscarnos a nosotros mismos.
Evitar la hipocresía y buscar la integridad. Lo que al final cuenta es lo que Dios piense de nosotros. “Y tu Padre, que ve en lo escondido, te premiará”.


Fray Hermelindo Fernández RodríguezFray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino
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Jueves, 17/6/201
“Vuestro Padre el cielo sabe lo que os hace falta”.

I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro del Eclesiástico 48, 1-15

Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido. Les quitó el sustento del pan, con su celo los diezmó; con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres veces el fuego. ¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria? Tú resucitaste un muerto, sacándolo del abismo por voluntad del Señor; hiciste bajar reyes a la tumba y nobles desde sus lechos; ungiste reyes vengadores y nombraste un profeta como sucesor. Escuchaste en Sinal amenazas y sentencias vengadoras en Horeb. Un torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo. Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel. Dichoso quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives. Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo recibió dos tercios de su espíritu. En vida hizo múltiples milagros y prodigios, con sólo decirlo; en vida no temió a ninguno, nadie pudo sujetar su espíritu; no hubo milagro que lo excediera: bajo él revivió la carne; en vida hizo maravillas y en muerte obras asombrosas.
Sal 96, 1-2. 3-4. 5-6. 7 R. Alegraos, justos, con el Señor.

El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono. R. Delante de él avanza fuego, abrasando en torno a los enemigos; sus relámpagos deslumbran el orbe, y, viéndolos, la tierra se estremece.R. Los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra; los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria. R. Los que adoran estatuas se sonrojan, los que ponen su orgullo en los ídolos; ante él se postran todos los dioses. R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»

II. Compartimos la Palabra

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“Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido”

El jueves pasado, veíamos como , Santiago, en su carta, ponía a Elías como modelo de oración,, hoy es el libro del Sirácida o Eclesiástico, el que hace el elogio de este gran profeta. Dice de él que sus palabras eran horno encendido, es que el celo que Elías tenía por Yhaveh le hacía clamor para restaurar la Alianza de su pueblo con el Dios vivo.

Dios lo condujo hasta el monte Horeb y allí se le manifestó, en el mismo lugar en el que Moisés vio a Yhaveh de espaldas. Elías, como Moisés, es el paladín de la gloria de Dios y fuente de santidad para su pueblo:”Estoy lleno de ardiente celo por Yhaveh Sabaoth” (Reyes 19,10).

La lectura de hoy cuenta los grandes prodigios que Elías realizó, su coraje, su valentía al cantar la gloria de Dios y defender a los oprimidos por los grandes de la tierra.
Podemos ver reflejado en Elías el espíritu dominicano: “Contemplar, dar a los demás lo contemplando y vivir una profunda compasión con los pobres y necesitamos.
¿Lo vivimos así?. Trabajemos por conseguirlo.



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“Vuestro Padre el cielo sabe lo que os hace falta”

Para orar, que es encuentro de Dios con el hombre y de este con Dios, encontramos en Cristo Camino para llegar al Padre, el mejor maestro. El nos enseña cómo debemos dirigirnos al Padre “Que sabe lo que necesitamos”, y nos aconseja a no hablar mucho, a abrir confiadamente el corazón a nuestro Padre Dios. El evangelio de hoy proclama, la mejor de todas las oraciones, enseñada por el mismo Cristo.

Los santos Padres, han dicho maravillas sobre el Padre nuestro, a ellos me remito si queremos profundizar en su grandeza.

Hoy vamos a resaltar cómo, esta oración, nos lleva a la plenitud del Reino que es el Amor de Dios; nos conduce al Padre para alabarlo y pedir que cumplamos su voluntad como verdaderos hijos, pero, también nos lleva al amor de los hermanos pidiendo el pan y el perdón del Padre y de los hermanos para el restablecimiento de la Filiación y de la Fraternidad.

Oremos confiadamente, para que el Reino de Dios sea una realidad en nuestros corazones y sepamos, con nuestra vida, proclamarlo al mundo entero.


Hna. Maria Pilar Garrúes El CidHna. Maria Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario

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Viernes, 18/6/2010
"Donde está tu tesoro, allí está tu corazón"

I. Contemplamos la Palabra
Lectura del segundo libro de los Reyes 11, 1-4.9-18. 20

En aquellos días, cuando Atalía, madre del rey Ocozías, vio que su hijo había muerto, empezó a exterminar a toda la familia real. Pero cuando los hijos del rey estaban siendo asesinados, Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, raptó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio; así, se lo ocultó a Atalía y lo libró de la muerte. El niño estuvo escondido con ella en el templo durante seis años, mientras en el país reinaba Atalía. El año séptimo, Yehoyadá mandó a buscar a los centuriones de los caria s y de la escolta; los llamó a su presencia, en el templo, se juramentó con ellos y les presentó al hijo del rey. Los centuriones hicieron lo que les mandó el sacerdote Yehoyadá; cada uno reunió a sus hombres, los que estaban de servicio el sábado y los que estaban libres, y se presentaron al sacerdote Yehoyadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David, que se guardaban en el templo. Los de la escolta empuñaron las armas y se colocaron entre el altar y el templo, desde el ángulo sur hasta el ángulo norte del templo, para proteger al rey. Entonces Yehoyadá sacó al hijo del rey, le colocó la diadema y las insignias, lo ungió rey, y todos aplaudieron, aclamando: -«¡Viva el rey!» Atalía oyó el clamor de la tropa y se fue hacia la gente, al templo. Pero, cuando vio al rey en pie sobre el estrado, como es costumbre, ya los oficiales y la banda cerca del rey, toda la población en fiesta y las trompetas tocando, se rasgó las vestiduras y gritó: -«¡Traición, traición!» El sacerdote Yehoyadá ordenó a los centuriones que mandaban las fuerzas: -«Sacadla del atrio. Al que la siga lo matáis.» Pues no quería que la matasen en el templo. La fueron empujando con las manos y, cuando llegaba a palacio por la puerta de las caballerizas, allí la mataron. Yehoyadá selló el pacto entre el Señor y el rey y el pueblo, para que éste fuera el pueblo del Señor. Toda la población se dirigió luego al templo de Baal; lo destruyeron, derribaron sus altares, trituraron las imágenes, y a Matán, sacerdote de Baal, lo degollaron ante el altar. El sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo. Toda la población hizo fiesta, y la ciudad quedó tranquila. A Atalía la habían matado en el palacio.
Sal 131, 11. 12. 13-14. 17-18 R. El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

El Señor ha jurado a David una promesa que no retractará: «A uno de tu linaje pondré sobre tu trono.» R. «Si tus hijos guardan mi alianza y los mandatos que les enseño, también sus hijos, por siempre, se sentarán sobre tu trono.» R. Porque el Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella: «Ésta es mi mansión por siempre, aquí viviré porque la deseo.» R. «Haré germinar el vigor de David, enciendo una lámpara para mi Ungido. A sus enemigos los vestiré de ignominia, sobre él brillará mi diadema.» R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 19-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad! »

II. Compartimos la Palabra

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" Ungió a Joás, y todos aclamaron: ¡Viva el rey!".

El pueblo de Israel se ha contaminado con los cultos idolátricos de los pueblos vecinos, y se ha olvidado de la Alianza pactada con Dios. Responsables de este desvío son sus reyes. Los profetas Elías y Eliseo son los portavoces del Dios verdadero que anuncian los males que sobrevendrán.

La lectura de hoy nos presenta a la reina Atalía, que ha usurpado el trono haciendo matar a toda la familia real. Pero Dios salvó la vida de un vástago de David: Joas, un hijo del rey Ocozías. El niño estuvo escondido en el templo bajo la tutela y educación del sacerdote Yehoyadá. El rey de Israel debía ser un rey teocráctico, que regía al pueblo en nombre de Yahveh.

El sacerdote unge a Joas y lo proclama rey; y el pueblo, a su vez, lo acoge con gozo. Joas fue fiel a la Alianza, aunque no consiguió que desaparecieran totalmente los altares donde se daba culto a otros dioses.

El Señor ha jurado a David: a uno de tu linaje pondré sobre tu trono, y sobre él brillará mi diadema.

El mensaje, la lección actualizada de esta lectura puede ser el reconocimiento por nuestra parte que Dios tiene sus planes, que no siempre coinciden con los nuestros. Dios es siempre fiel a su Palabra. Y nosotros sólo podemos serle fieles en su misma Fidelidad.

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" Donde está tu tesoro, allí está tu corazón".

El evangelio de Mateo recoge una serie de dichos o sentencias que Jesús enseñaba a las gentes que le seguían. Hoy nos dice: “no amontonéis tesoros…”. Se trata de tesoros perecederos, que roe la polilla o se llevan los ladrones.

Hay un tesoro, el de la felicidad, que precisamente brota de nuestro mismo corazón. “No es más rico el que más tiene, sino el que de menos necesita” (S. Agustín). Porque Dios nos ha colmado de unos valores, de unos dones de gracia y de naturaleza que nos capacitan para SER, que es lo esencial; lo de “tener”, vale poco.

El hombre fue creado con una capacidad infinita para poseer al mismo Dios. Pero si se empeña en ambicionar las cosas de la tierra, embadurna su espíritu, se le nubla la vista y ya no descubre a Dios en lo que le rodea.

El poeta canta: “¡Qué bello es vivir para amar! ¡Qué grande es tener para dar! Dar alegría, felicidad, darse uno mismo, ¡eso es amar!”. Y… ¿qué más queremos? Y… ¿para qué?



MM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la PiedadMM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad Valencia
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Sábado, 19/6/2010
"Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura".

I. Contemplamos la Palabra
1ª Lectura: 2ª Crónicas 24, 17-25

Después de la muerte de Yehoyadá vinieron los jefes de Judá a postrarse delante del rey, y entonces el rey les prestó oído. Abandonaron la Casa de Yahveh, el Dios de sus padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos; la cólera estalló contra Judá y Jerusalén a causa de esta culpa suya. Yahveh les envió profetas que dieron testimonio contra ellos para que se convirtiesen a él, pero no les prestaron oído. Entonces el espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá que, presentándose delante del pueblo, les dijo: “Así dice Dios: ¿Por qué traspasáis los mandamientos de Yahveh? No tendréis éxito; pues por haber abandonado a Yahveh, él os abandonará a vosotros”. Mas ellos conspiraron contra él, y por mandato del rey le apedrearon en el atrio de la Casa de Yahveh. Pues el rey Joás no se acordó del amor que le había tenido Yehoyadá, padre de Zacarías, sino que mató a su hijo, que exclamó al morir: “¡Véalo Yahveh y exija cuentas!”. A la vuelta de un año subió contra Joás el ejército de los arameos, que invadieron Judá y Jerusalén, mataron de entre la población a todos los jefes del pueblo, y enviaron todo el botín al rey de Damasco, pues aunque el ejército de los arameos había venido con poca gente, Yahveh entregó en sus manos a un ejércitomuy grande; porque habían abandonado a Yahveh, el Dios de sus padres. De este modo los arameos hicieron justicia con Joás. Y cuando se alejaron de él, dejándole gravemente enfermo, se conjuraron contra él sus servidores, por la sangre del hijo del sacerdote Yehoyadá, le mataron en su lecho y murió. Le sepultaron en la Ciudad de David, pero no le sepultaron en los sepulcros de los reyes.
Sal 88, 4-5. 29-30. 31-32. 33-34 R. Le mantendré eternamente mi favor.

Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: «Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades.» R. «Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable; le daré una posteridad perpetua y un trono duradero como el cielo. » R. «Si sus hijos abandonan mi ley y no siguen mis mandamientos, si profanan mis preceptos y no guardan mis mandatos.» R. «Castigaré con la vara sus pecados y a latigazos sus culpas; pero no les retiraré mi favor ni desmentiré mi fidelidad.» R.
Evangelio: Mateo 6,24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. - Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos. »

II. Compartimos la Palabra

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El carpe diem de Dios: una apuesta por la Providencia

Nos encontramos ante un evangelio, mezcla de hermosura, literatura, realismo y lección magistral.

En los tiempos que vivimos son cotidianas frases del tipo: “Hay que vivir al día”, “disfruta el momento”, “vive el presente”. Vivimos en una cultura del ya, del ahora, de lo inmediato; como si el mañana no existiera, o no nos importara, sin ser conscientes que si no hay mañana desaparece la esperanza, motor de la vida del ser humano.

Pero también es verdad que muchas veces, aun con estas frases tan cotidianas, nos situamos en el extremo opuesto. Vivimos todos nuestros proyectos en el mañana, programamos y planeamos todo de tal manera que no dejamos lugar a la sorpresa. Proyectamos nuestro mañana sobre las claves que sabemos que podemos manejar y manipular: dinero, vestido… pero no programamos desde el sentido, desde la felicidad porque no están al alcance de nuestra manipulación, así no solo matamos la esperanza, sino que matamos la propia vida.

¿Acaso el ser humano no puede vivir desde el equilibrio? ¿Dónde se encuentra este equilibrio?

Jesús nos ofrece en el evangelio de hoy una respuesta original y atrevida, bien podríamos llamarla el “Carpe Diem de Dios”. Sin duda, Jesús nos invita a vivir en el presente, pero a vivir en el presente con la esperanza del mañana puesta en manos del Padre.

Quien ha experimentado el amor sabe que no hay posibilidad de programación, el enamorado disfruta del momento presente, sabiendo que su máxima esperanza reside en permanecer mañana junto al amante, ahí es dónde reside el sentido de su presente y de su futuro. En este amor no caben medias tintas, no cabe servir a dos señores, solo cabe la exclusividad de quien sabe que en el amor está el sentido y fin último de su ser. ¿Acaso la experiencia de Dios no es una experiencia de Amor en su más profunda y pura esencia?

No se trata de despreocuparnos del mañana, y mucho menos de despreocuparnos del prójimo, como si el sufrimiento de quien está a nuestro lado fuera voluntad de Dios. Nuestra fe ha de llevarnos a centrar nuestra preocupación en la realización de todo ser humano, en buscar y construir el Reino de Dios, en hacer de nuestro mundo un espacio de justicia, en definitiva, en construir caminos y cauces de sentido para todo ser humano, sea cual sea su realidad y condición; caminos que nacen en el hoy y se proyectan hacia el mañana, pero que se proyectan en las manos del Padre, del Dios de Jesús, para quién cada ser humano es centro y objeto de su amor más profundo.

Jesús nos invita a no preocuparnos por el mañana, sino a ocuparnos del mañana. A dejar nuestra vida en manos del Padre, y esto no es otra cosa que dejar que el Padre y el evangelio se conviertan en centro y guía de nuestra existencia, a hacer del Reino de Dios nuestra máxima prioridad. Busquemos, pues el Reino de Dios y todo lo demás se nos dará por añadidura.


Comunidad El Levantazo Comunidad El Levantazo
CPJA - Valencia

Comentario de Nuestro Director con relación al Celibato Sacerdotal

El celibato, técnicamente entendido, es la opción de no contraer matrimonio. Pero más allá de tecnicismos es una riqueza que muchos hombres han abrazado como una convicción personal de entregarse plenamente al servicio de Dios y de la Iglesia. Es una consagración en cuerpo y alma. La Iglesia, para ordenar sacerdotes, elige de entre esos hombres. Por lo cual no debe verse el celibato como un requisito para la ordenación sacerdotal sino como una opción previa de vida cristiana.
Por otra parte, no sería lícito ni verosímil que un presbítero pase a ser Diácono Permanente. En primer lugar porque es Presbítero, en segundo lugar porque la Iglesia permite ordenarse de Diáconos a hombres ya casados (si son célibes deben permanecer así) y en tercer lugar porque no se trata de funcionalidad sino de entrega. El Diaconado no puede usarse como premio consuelo.
P. Juan Morre
diaconos.permanentes@gmail.com

sábado, 12 de junio de 2010

Nota de Armando y Exposición de Benedicto XVI con respecto al Celibato

Hnos. Todos:
En mi personal razonamiento sobre el celibato del Sacerdote, creo no estar muy lejos de lo cierto al ver que: si un hombre se entrega en forma definitiva a un sacramento como el del orden sagrado, como es el caso del presbítero, solo le queda responder seriamente a su propia decisión.
También vemos que el Concilio Vaticano segundo: Reanuda sabiamente el orden Sagrado del Diaconado Permanente por el cuál salvando la diferencia de funciones, todo hombre puede recibir el orden Sagrado siendo casado o “soltero sabiendo que no podrá casarse”.
Por este punto de vista que (es particular) y no de la Iglesia, quiero dejar en vuestros pensamiento la posibilidad de ver que: si el sacerdote quiere tener una esposa e hijos (deseo al que renunció) al momento de Solicitar su ordenación Presbiteral, debería ver la posibilidad siempre que el código de Derecho canónico lo permita: solicitar a su Obispo la reducción el estado Diaconal Permanente, puesto que a esta Orden Sagrada si se le permite tener Esposa e Hijos.
Por otro lado pensemos que si a un Sacerdote se le permite casarse, a un esposo u esposa se les podría ¿desvirtuaría la obligación de ser célibe en su matrimonio……..?
Está claro que en La Biblia no vemos nada redactado que exija el celibato de un sacerdote, pero no es menos cierto que la Sagrada tradición ha logrado junto a los tiempos vividos que: por lo menos en el rito latino no exista la posibilidad de tener casas parroquiales con esposas, hijos y suegras de Sacerdotes.
También tengamos en cuenta que las morbosas informaciones de sacerdotes pedófilos es el 2 por ciento (2%) de las denuncias de pedofilia que se registran el todo el mundo (porcentaje inaceptable de ninguna manera) porcentaje por el cual desaparece la posibilidad de justificar el casamiento de Sacerdotes.
Llegue mis oraciones y respetos a quienes creen que esta forma personal de ver el tema no les permita coincidir con migo.

Espero sus E-mail y comentarios al respecto.
Armando Benítez
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Benedicto XVI destaca la importancia del celibato sacerdotal

Ciudad del Vaticano, 11 Jun. 10 (AICA)
Vigilia por la clausura del Año Sacerdotal

Vigilia por la clausura del Año Sacerdotal
Ante más de 15.000 sacerdotes y un número indeterminado de laicos que abarrotaron la Plaza de San Pedro para la vigilia por la clausura del Año Sacerdotal, el papa Benedicto XVI resaltó la importancia del celibato en la vida de todos y cada uno de los presbíteros, no como algo accesorio, sino como algo esencial a la vida del sacerdote.

Respondiendo, sin leer texto alguno, a una pregunta sobre este tema, el Santo Padre explicó que el celibato no solamente fortalece la vocación del sacerdote, sino que también "confirma el sí definitivo del matrimonio, que es la forma natural de ser hombre y mujer que Dios ha querido en el mundo".

El Papa dijo luego -según consigna la agencia ACI- que para el mundo además de los "pequeños escándalos" suscitados en los últimos tiempos en la Iglesia, aparece un escándalo todavía más grande: "el escándalo de quien pone su fe en Dios".

El celibato, dijo Benedicto XVI "es un gran signo de la presencia de Dios en el mundo. Debemos orar a Dios para que nos libre de los pequeños escándalos y haga presente el escándalo de nuestra fe en Dios".

Al responder luego una pregunta sobre el verdadero culto debido a la Eucaristía, realizada por un sacerdote de Japón, el Santo Padre recordó que para entender esto y para no caer en la tentación del clericalismo, es necesario ver que en este sacramento "se realiza un gran drama. Dios deja su gloria y sale y baja hasta convertirse en uno de nosotros, baja hasta la Cruz. La aventura del amor de Dios está en su humildad que se dona a nosotros. En este sentido la Eucaristía se debe considerar como la forma de entrar en ese camino de Dios".

"San Agustín en la Ciudad de Dios decía que el sacrificio de los cristianos es estar unidos en ese salir de nosotros, en el dejarse atraer por el único pan y cuerpo de la Eucaristía para así celebrar el amor de Dios", continuó.

Tras resaltar la necesidad de celebrar la Eucaristía en la unidad que Dios da, el Papa destacó que este santo sacramento es "el inicio de la realidad del amor de Dios que nos obliga al amor por los otros".

"De este modo –prosiguió– debemos aprender que la Eucaristía es lo contrario a cerrarse en sí mismos. Pensemos en la Madre Teresa: es un ejemplo de amor que se olvida de sí mismo y que va hacia los marginados, a los demás, se da totalmente a los pobres y marginados. Debemos seguir sus huellas".

La primera condición que ponía la Beata de Calcuta para comenzar una fundación era la presencia del tabernáculo, de Cristo sacramentado. "Sólo en el abandono de sí se puede dar fruto. Sólo así se puede vivir la apertura a todos. Vivir la Eucaristía en su sentido originario –concluyó Benedicto XVI– es la segura protección contra cualquier tentación de clericalismo".+

viernes, 11 de junio de 2010

Homilia proximo Domingo

Sagrada Escritura

Primera: Sa 12, 7-10.13
Segunda: Ga 2, 16.19-21
Evangelio: Lc 7, 36- 8, 3

«Tu fe te ha salvado. Vete en paz»

Lectura del segundo libro de Samuel 12, 7-10.13

«Entonces Natán dijo a David: «Tú eres ese hombre. Así dice Yahveh Dios de Israel: Yo te he ungido rey de Israel y te he librado de las manos de Saúl. Te he dado la casa de tu señor y he puesto en tu seno las mujeres de tu señor; te he dado la casa de Israel y de Judá; y si es poco, te añadiré todavía otras cosas. ¿Por qué has menospreciado a Yahveh haciendo lo malo a sus ojos, matando a espada a Urías el hitita, tomando a su mujer por mujer tuya y matándole por la espada de los ammonitas? Pues bien, nunca se apartará la espada de tu casa, ya que me has despreciado y has tomado la mujer de Urías el hitita para mujer tuya. David dijo a Natán: «He pecado contra Yahveh.» Respondió Natán a David: «También Yahveh perdona tu pecado; no morirás».

Lectura de la carta de San Pablo a los Gálatas 2, 16.19-21

«Conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley = nadie será justificado. En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado: y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí. No tengo por inútil la gracia de Dios, pues si por la ley se obtuviera la justificación, entonces hubiese muerto Cristo en vano»

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 7, 36- 8, 3

«Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa. Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume. Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.» Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El dijo: «Di, maestro.» Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?» Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más.» El le dijo: «Has juzgado bien», y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.» Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.» Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?» Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.» Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de usa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes».

Pautas para la reflexión personal

El nexo entre las lecturas

Concluido el tiempo pascual y pasadas las grandes solemnida­des de Pentecostés, la Santísima Trinidad y el Corpus Christi; reto­mamos el tiempo ordinario y seguimos leyendo el Evange­lio de San Lucas, como corresponde a este ciclo C de lecturas. Las lecturas de este domingo nos hablan acerca de la misericordia y el perdón de Dios. El Evangelio nos propone una escena bellísima de la vida de Jesús ya que pone en evidencia la misericordia de Dios revelada en Cristo. La Primera Lectura termina con la sentencia del profeta Natán a David: «El Señor ha perdonado ya tu pecados, no morirás». Perdón gratuito que solamente puede venir por Jesucristo que muere y resucita para reconciliarnos con el Padre (Segunda Lectura).

Simón, el fariseo

La escena comienza cuando Jesús es invitado a comer a casa de un fariseo llamado Simón y, mientras están a la mesa, se produce una escena que deja a todos los comensa­les realmente impactados y expectantes para ver cómo va a reaccionar Jesús. En realidad, están escandalizados. San Lucas no nos dice con qué intención fue invitado Jesús, pero podemos suponer que Simón no lo invitó para hacerse discípulo suyo, sino para examinar su doctrina y su conducta, es decir, para ver quién era Jesús y verificar si respondía a la fama que tenía. Jesús había enseñado en las sinagogas de Galilea y «todos quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad» (Lc 4,31); había expulsado el demonio de un hombre en medio del servicio sinagogal y los presentes «quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: ´¡Qué palabra es ésta! Manda con autori­dad y poder a los espíri­tus inmundos y salen»". El Evangelista observa: «Su fama se extendió por todos los lugares de la región» (Lc 4,36-37). Jesús había hecho numerosas curaciones de enfermos, de manera que de nuevo San Lucas observa como su fama se extendía cada vez más (ver Lc 5,15). Todo esto precede al episodio que nos narra hoy el Evangelio.

Era natural que los fariseos quisieran saber qué había de cierto en todo esto y quién era Jesús. Cuando le fue presentado un paralítico en una camilla y Jesús, ante todo el público, le perdona sus pecados; los escribas y fariseos piensan que está diciendo blasfe­mias [1] (ver Lc 5,20-21). En otra ocasión Jesús entró a comer a casa de Leví, que era un publi­cano, y «los fariseos murmu­raban diciendo a los discípulos de Jesús: ´¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecado­res?» (Lc 5,30). Todo esto antecede a la invitación del fariseo Simón. Finalmente arroja mucha luz sobre el relato de hoy el episodio inmedia­tamente anterior. Hablando de Juan el Bautista Jesús dice: «Todo el pueblo que lo escuchó... reconocieron la salva­ción de Dios, haciéndose bautizar con el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los legistas, al no aceptar el bautis­mo de él, frustraron el plan de Dios sobre ellos» (Lc 7,29-30). Jesús sabía lo que pensaban sobre él los fari­seos y lo expresa así: «Ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: ´Demonio tiene´. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores» (Lc 7,33-34). Llamar a Jesús «comilón y borra­cho» es excesivo. La maledicencia de la gente puede llegar a ese extremo. No sabemos si Simón compartía este juicio sobre Jesús. En todo caso, lo invita para examinarlo, no por amistad, ni para hacerle un homenaje. Y Jesús acepta la invita­ción; pero ciertamente capta con qué intención fue invitado. San Lucas relata lo que ocurrió en ese momento con extrema delicadeza. Una mujer pecadora públi­ca, al enterarse de la presencia de Jesús, lleva un frasco de alabastro lleno de perfu­me, y poniéndo­se detrás, comienza a llorar, y con sus cabellos seca los pies cansados del Maestro. Además besa sus pies y unge con el perfume. Cualquiera se habría sentido embarazado, más aun si era objeto del examen crítico de los fariseos. Pero Jesús no. Jesús aceptó agra­decido este homena­je y este gesto de amor de la mujer y no hizo ningún movi­miento de repulsión. Ante esta actitud de Jesús, el fariseo vio confirmada su opinión negativa sobre él: ¡No puede ser un profeta! En efecto, Simón razona así: «Si éste fuera un profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocan­do, pues es una pecadora».

Jesús ciertamente había sido invitado por Simón. Pero no se le habían hecho ninguna de los gestos de hospitalidad que se usaban con un invitado al que se deseaba honrar. En esas calles polvo­rientas de Palestina, ofrecer al huésped agua para los pies era un signo valioso de hospi­talidad, pues el agua era un bien escaso y precioso. El beso con que se recibía al invitado era señal de afecto y amistad. Era costum­bre ungir la cabeza con perfume. Ninguno de estos honores y amabilidades se usaron con Jesús. Simón invita a Jesús, pero no goza con su presencia, no cree en él. Jesús no se queja por esta falta de atención y le propone una breve parábola. Un señor tenía dos deudores: uno le debía qui­nientos denarios y el otro cin­cuenta. No teniendo ellos con qué pagarle, los perdonó a los dos. Jesús pregunta a Simón: «¿Quién de ellos lo amará más?». Simón responde cautelosamente algo que es obvio: «Supongo que aquél a quien perdono más». Entonces Jesús aplica la respuesta a la situación concre­ta. Imagi­nemos la expectación de todos. «Volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabe­llos. Tú no me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha amado mucho. A quien poco se le perdona, poco ama». Jesús maneja la situación de manera ge­nial, con total libertad, con una profundidad insuperable.

La mujer arrepentida

Pensemos ahora en la mujer pecadora. Ella entró en la casa de Simón, sin que nada la detuviera hasta llegar junto a Jesús, exponiéndose a ser expulsada y avergonzada. Amaba a Jesús porque, aunque se reconocía pecadora, sabía que Jesús la habría acogido, la habría apreciado, le habría devuelto su dignidad perdida y la habría amado. Es lo que él hace cuando, después de defenderla de la condenación de los comensales, le dice: «Tus pecados quedan perdona­dos... Tu fe te ha salvado, Vete en paz». Ella salió transformada en otra mujer. Ha nacido de nuevo por la gracia de Dios.

El episodio es un verdadero himno a la misericordia de Dios. Jesús demuestra que Él es mucho más que un profeta. El es el que vino al mundo a salvar el mundo del pecado, tal como fue anunciado por el ángel a San José: «El salvará a su pueblo de sus peca­dos» (Mt 1,21). Él nos revela aquella voluntad salví­fica del Dios verdadero: «No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva» (Ez 33,11). La mujer salió de la presencia de Jesús convertida en otra. Ella puede decir a todos lo que decía San Pablo: «Es cierta y digna de ser aceptada por todos esta afirma­ción: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores; y el primero de ellos soy yo» (1Tim 1,15). Ojala todos pudiéramos decir lo mismo.

El arrepentimiento de David

«He pecado contra Dios» . Ante esta humilde confesión enmudece todo reproche. «Todos nosotros, dice San Ambrosio, a cada momento estamos cayendo en pecado; y con todo, ninguno aunque plebeyo, se resigna a confesarlo. Por el contrario, aquel rey, poderoso y glorioso, con inmensa amargura de su alma, confesó su pecado al Señor. ¿Qué hombre, por poco rico y noble que sea, se hallará hoy día que lleve en paciencia el menor reproche por un crimen cometido? Pues aquel rey, señor de un gran imperio, al ser reprendido por su delito, no se indignó, no montó en ira, sino que hizo una humilde y dolorosa confesión...y su confesión perpetuará a través de los siglos». La respuesta de Dios es contundente ante cualquier tipo de duda: «¡no morirás!». He aquí retratado en dos palabras el corazón misericordioso de Dios, que Jesús presenta en la parábola del Padre misericordioso (Lc 15,11ss). Apenas David reconoce sinceramente su culpa por el terrible hecho de haber mandado matar a Urías para quedarse con su mujer; Dios se apresura en darle su perdón. Nunca el rey olvidará el perdón obtenido ni el dolor de su corazón por el pecado realizado como vemos en el hermoso Salmo 50.

Una palabra del Santo Padre:

«El eros de Dios para con el hombre, como hemos dicho, es a la vez agapé. No sólo porque se da del todo gratuitamente, sin ningún mérito anterior, sino también porque es amor que perdona. Oseas, de modo particular, nos muestra la dimensión del agapé en el amor de Dios por el hombre, que va mucho más allá de la gratuidad. Israel ha cometido «adulterio», ha roto la Alianza; Dios debería juzgarlo y repudiarlo. Pero precisamente en esto se revela que Dios es Dios y no hombre: «¿Cómo voy a dejarte, Efraím, cómo entregarte, Israel?... Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraím; que yo soy Dios y no hombre, santo en medio de ti» (Os 11, 8-9). El amor apasionado de Dios por su pueblo, por el hombre, es a la vez un amor que perdona. Un amor tan grande que pone a Dios contra sí mismo, su amor contra su justicia. El cristiano ve perfilarse ya en esto, veladamente, el misterio de la Cruz: Dios ama tanto al hombre que, haciéndose hombre él mismo, lo acompaña incluso en la muerte y, de este modo, reconcilia la justicia y el amor».

Benedicto XVI. Deus caritas est, 10.

Vivamos nuestro domingo a lo largo de la semana

1. San Pablo en su carta a los Gálatas nos deja todo un programa de vida: « con Cristo estoy crucificado: y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí».Toda mi vida cristiana debe de ser un conformarme con Jesucristo. ¿Vivo de mi fe desde esta opción por el Señor Jesús? l

2. ¿Me acerco al sacramento de la reconciliación con una actitud de confianza en el perdón de Dios? ¿Me motiva el amor cuando tomo conciencia de mi pecado?

3. Leamos en el Catecismo de la Iglesia Católica los numerales: 430 - 431. 734. 1439,1465, 2843,

miércoles, 9 de junio de 2010

Finalizando el año Sacerdotal

¿Año Sacerdotal? ¿De qué se trata?

Nuestro Papa –Benedicto XVI – ha proclamado un año Sacerdotal desde el 19 de de junio de 2009 –fiesta litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús- hasta el 19 de junio de 2010
La ocasión son los 150 años de la muerte de san Juan María Vianney,(1786 -1859), Cura de Ars, un pequeñísimo pueblito de Francia. Este sencillo párroco rural no especialmente docto, no hizo nada “extraordinario”; se dedicó a ser cura “cien por cien”. La Iglesia lo proclamó patrono de los párrocos.
Al dedicarles este año especial el Papa quiere alentar a los sacerdotes a reflexionar sobre el particular don que el Señor les ha regalado: el sacerdocio.
El sacerdote –por el sacramento del Orden Sagrado –es una “nueva criatura”, está configurado con Cristo, Cabeza del Cuerpo Místico, en cuyo nombre actúa; es “otro Cristo”.
Esta realidad sobrenatural reclama en el ordenado un “nuevo estilo de vida”, el que inauguró Jesús e hicieron suyo los Apóstoles. El sacerdote está comprometido de una manera especial a buscar la perfección moral y la santidad.
Así ocurre con la inmensa mayoría de los sacerdotes, en el marco de las limitaciones y fragilidades propias de todo ser humano. Esa mayoría que no son “noticia”: la “noticia” –bien lo sabe el periodismo- no es repetir que la oveja es blanca, sino descubrir que apareció “una oveja negra”…
Sin “idealizar” su figura, los fieles sabemos que la inmensa mayoría de sacerdotes están empeñados en su misión, consumiendo su total existencia en el servicio al pueblo de Dios. Por eso la Iglesia se siente orgullosa de sus sacerdotes esparcidos por el mundo. Y los fieles sensatos no nos dejamos impresionar por la morbosa explotación que los críticos de la Iglesia Católica hacen de los escándalos que, lamentablemente, producen algunos sacerdotes. Más bien, debemos proclamar con firmeza la importancia de su presencia en la Iglesia y en la sociedad.
El Año Sacerdotal quiere alentar al sacerdote a profundizar su identidad y misión, a ser más fiel a su don, a vivirlo con alegría y a perseguir con ahínco la perfección moral y la santidad.
Pero este “hombre de Dios” (1ªTim. 6, 11) no es una “isla”: es sacerdote en y para una comunidad a la que sirve en los más variados aspectos de la evangelización, la liturgia y la caridad.
En consecuencia, el Año Sacerdotal no se circunscribe a los sacerdotes; involucra a todos los fieles y a cada comunidad en particular.
¡Qué fácil es decir que “necesitamos sacerdotes santos”! Los laicos somos tanto más exigentes con nuestros sacerdotes cuanto más condescendientes somos con nuestras propias debilidades. Por eso más que servir de “megáfono” de defectos y miserias ajenas, los fieles debemos preguntarnos que hacemos por aportar “algo” a la solución: ¿Rezamos por nuestros sacerdotes? ¿Les ofrecemos colaboración? ¿Nos interesamos por sus necesidades materiales? ¿Los acompañamos con nuestro interés y comprensión? ¿Tenemos en cuenta el lado “humano” del sacerdote, que también él pudo haber dormido mal esa noche, estar agotado, desalentado?
Como puede verse, además de ser un año de reflexión y recogimiento para los sacerdotes, de búsqueda de su identidad y misión, de vuelta a lo esencial, es también un año sacerdotal para toda la Iglesia, es decir para todos los bautizados. Todos debemos colaborar, de una u otra manera, para impulsar esta institución, querida por el mismo Jesucristo, donde se entrelazan misteriosamente la grandeza divina y la fragilidad humana.
El Año Sacerdotal, entre otras propuestas a nivel diocesano y parroquial, debe ser un año de oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes

Arnaldo Cifelli
1ª Tes. 5, 21

miércoles, 2 de junio de 2010

Nuestro primer Diàcono

"Cuerpo y Sangre ofrecidos por ustedes
y por muchos".