lunes, 30 de agosto de 2010

BIBLIA – ENTRONIZACION

BIBLIA – ENTRONIZACION

Un “signo” para todo el mes de la Biblia es exhibirla en un lugar destacado. Se la podría “entronizar” con este formulario, adaptado a cada comunidad.

I.- Elementos
* Prever un atril de pie en el presbiterio en el lado opuesto del ambón. (En su defecto una mesita en el centro del presbiterio). Revestirlo con un paño de color. Adornar con flores o plantas. Ubicar el cirio pascual. En lo posible una Biblia grande.

II.- Desarrollo del Rito
* Guía
Hermanos y hermanas:
Comienza el Mes de la Biblia. Por eso antes de la Misa será entronizada solemnemente.
La Biblia es la Palabra de Dios escrita, como Cristo es la Palabra hecha hombre y la Eucaristía es la presencia real de esa Palabra salvadora.

Nos ponemos de pie y con veneración y fervor, cantamos. (Durante la procesión se canta un canto apropiado. (Las Bienaventuranzas: La canción del testigo) Ha de durar hasta que concluya la incensación)

1.- Procesión de entrada
(Participan los lectores y ministros de la comunión, ceroferarios y turiferarios)
La Biblia la lleva un lector. Al llegar al presbiterio la entrega al sacerdote o diácono que la deposita en el lugar previsto. La inciensa y se dirige a la sede. Se retira el turiferario..
Los demás servidores se ubican convenientemente. Un lector se dirige al ambón donde leerá el texto de Nehemías 8, 1-11. (¡Un lector “confiable”!)
2.- Lectura
G: Nos sentamos.
Constatemos con cuanta emoción el pueblo de Israel escuchaba la Palabra de Dios.

3.- Bendición del sacerdote con la Biblia
(Concluida la lectura, el guía hace ponerse de pie a la Asamblea. El sacerdote o diácono va a buscar el Libro, se ubica en el centro del presbiterio, lo eleva y bendice con él al pueblo)

Oración sobre el pueblo (cfr. Col. 3, 12 -16)
A cada invocación respondemos Amén.

- Como elegidos de Dios, sus santos y amados
celebren la Palabra de Dios…

- Que la Palabra de Cristo resida
en ustedes con toda su riqueza…

- Canten a Dios. Denle gracias
de todo corazón con salmos, himnos
y cantos inspirados…

Y que la bendición de Dios…

sábado, 28 de agosto de 2010

Notificación de Nuestro prefecto: Reverendisimo Sr.: Diácono Jorge Roncagliolo

Notificación de Nuestro prefecto: Reverendisimo Sr.: Diácono Jorge Roncagliolo
Hola, ¿cómo están?, espero que hayan pasado una linda semana acompañados por la Gracia de Dios. Les informo los próximos compromisos que deberán agendar:

Lunes 6 de setiembre: l9:00 horas, en la catedral, ensayo de la celebración de ordenación presbiteral de los diáconos: Mario Calvani y Hernán Navarro.

Miércoles 8 de setiembre: 20:00 horas. Ordenación diaconal.

Sábado 11 de setiembre: 09:00 horas. Reunión mensual en la Casa de las Asociaciones, 2º Piso.

Además les adelanto las fechas del retiro anual obligatorio: 29, 30 y 31 de octubre; reserven estas fechas. El costo del retiro es de $ 190,00, de lo cual podrán ir adelantando parte para no desequilibrar el presupuesto.

Un abrazo.

viernes, 27 de agosto de 2010

Mensaje de valientes obispos de San Luis

MENSAJE A TODO EL PUEBLO DE SAN LUIS Y DE LA PATRIA

Por el camino de la injusta discriminación contra el niño,

se propone el asesinato del niño.

Dirigimos este mensaje a todos los fieles católicos, y a todo el pueblo de San Luis y de la Patria. Nos dirigimos así a los fieles de los cultos evangélicos, con quienes nos hemos unido ante los mismos desafíos. Nos dirigimos a los fieles de los restantes cultos, y también a quienes sin profesar ningún culto, creen en la realidad de la naturaleza humana y en la defensa de sus derechos.

I). Hoy, es urgente defender los derechos de los niños. Ellos, por su naturaleza humana, tienen como derecho primero y fundamental el derecho a nacer, el dere­cho a la vida. Si eso se les niega, pierden todos los demás derechos. Si un niño indefenso e inocente es asesinado antes de nacer, sufre la más terrible e injusta de las discriminaciones. Se le niega todo.

Cuando se rechaza esta verdad, evidente para la inteligencia que caracteriza a nuestra naturaleza humana, se construye una sociedad inhumana. Frente a la cultura de la vida, se elige la cultura de la muerte. Se elige la cultura de la promoción legal del aborto.

Se intenta justificar esa cultura mortífera, invocando el peligro de los abortos clandestinos. No hay cifras seguras pero se estima que podría llegar a morir una madre cada cuatro mil abortos clandestinos[1]. Pero la absurda “solución” es asesinar a esos cuatro mil niños, con cuidados médicos seguros, legales y gratuitos a sus madres, para que no sufran peligro.

Por supuesto, no se utilizará la chocante palabra “asesinar”. Se dirá que solo se trata de una “interrupción del embarazo”. Pero serán vidas definitivamente interrumpidas.

Otro subterfugio es presentar este tema -no como una cuestión de vida o muerte en que podrían llegar a alterarse básicos principios constitucionales- sino como un mero trámite burocrático en que por una interpretación “amplia” del Código Penal, se daría curso a una Guía Ministerial de máximo permisivismo abortista. Por ahora, la conciencia del principal responsable lo ha impedido.

No es posible creer que en sociedades modernas y desarrolladas no existan posibilidades legales para un trámite de justa y rápida adopción. Ni tampoco, que se carezca de posibilidades para brindar a esas madres el apoyo social, económico, psicológico, moral y espiritual que necesitan, para no ser cómplices de la muerte de sus hijos. Todo eso es posible. Pero es rechazado por el terrible desprecio discriminatorio hacia el niño por nacer.

II). Iniciando el camino de esa injusta discriminación contra el niño, una escasa mayoría de legisladores argentinos -mayoría obtenida a través de intensas presiones- ha aprobado una injusta ley sobre la cual nuestro pueblo no fue consultado en las plataformas electorales previas, ni tampoco después. Nos referimos a la ley por la cual las uniones del mismo sexo han pasado a considerarse idénticas a las uniones matrimoniales del varón y la mujer. Es una ley contraria a la realidad de la naturaleza humana, que sólo puede realizarse en una verdadera familia, a través de la diferencia y la complementariedad de la unión entre los dos sexos. Si no hubiera sido siempre así, habría dejado de existir la especie humana.

Se pretendió que de esa manera se superaba una discriminación, cuando solo se estaba negando la realidad. Sobre esa base falsa se perpetraron entonces injustas discriminaciones.

Así, se discriminó injustamente al niño, negándole su derecho natural a tener un papá y una mamá, sostén natural indispensable para que tanto los varones como las nenas puedan desarrollarse normalmente en su propia identidad sexual.

Las consecuencias negativas de la ley alcanzarán su mayor gravedad en todo el ciclo escolar, inicial, primario y secundario. Allí se ha planificado que todos los alumnos se inicien en la llamada “perspectiva de género”, de un modo que inevitablemente los inducirá a cuestionarse la identidad sexual de la cual en su inmensa mayoría se sienten naturalmente seguros. Dicha inmensa mayoría habrá sufrido y sufrirá, entonces, una injusta discriminación. No se respetarán sus derechos a ser sostenidos en esa natural identidad sexual.

Hoy, los activistas que promueven la cultura del aborto en la Argentina, son los mismos, o están estrechamente coordinados, con los que promovieron el matrimonio homosexual, y procuran extender sus efectos a toda la sociedad en lo educativo y cultural.

Se trata de un proyecto globalizado, cuyo núcleo central se vincula indudablemente a sectores de las Naciones Unidas. En nombre de la lucha contra la discriminación, despliegan la discriminación más activa e injusta contra quienes creen que Dios es “fuente de toda razón y justicia”, y viven sostenidos por esa fe.

La Iglesia confía en que Cristo seguirá guiándola e iluminándola, para que comprenda en la esperanza estos signos de los tiempos, y sin desanimarse nunca transmita el testimonio de la verdad en el amor, que es su misión.

San Luis, 25 de agosto de 2010

Solemnidad de San Luis Rey

+Mons. Jorge Luis Lona

Obispo Diócesis de San Luis

+Mons. Pedro Daniel Martínez

Obispo Coadjutor Diócesis de San Luis

jueves, 26 de agosto de 2010

El Episcopado argentino organiza un taller de Lectio Divina

El Episcopado argentino organiza un taller de Lectio Divina

Buenos Aires, 26 Ago. 10 (AICA)
Pastoral Bíblica

Pastoral Bíblica
El Departamento de Pastoral Bíblica de la Conferencia Episcopal Argentina organizó para setiembre, Mes de la Biblia, un Taller teórico-práctico de Lectio Divina, por desarrollarse en tres sedes diferentes de los barrios porteños de Almagro, Barrio Norte y Caballito.

Las actividades se realizarán el sábado 11, de 10 a 19, en la parroquia San Carlos (Quintino Bocayuva 144); el viernes 17 de 8 a 17 en el Colegio Marianista (avenida Rivadavia 5652), y el lunes 27 de 8 a 17 en la parroquia San Agustín (avenida Las Heras 2560).

El principal objetivo será introducir a los participantes en la práctica de la lectura orante de la Biblia de acuerdo al “Manual de Lectio Divina para Jóvenes Misioneros” elaborado por el Centro Bíblico para América Latina del CELAM (CEBIPAL) y estimularlos para que se conviertan en agentes multiplicadores que se animen a formar grupos de discípulos y misioneros de Jesucristo, enamorados y orientados por su Palabra.

Está dirigido a religiosos, religiosas, agentes pastorales, catequistas, docentes, celadores, tutores, líderes juveniles (de los dos últimos años de secundario o ex alumnos), miembros de unión de padres y otras personas interesadas en conocer esta metodología con intención de aplicarla fundamentalmente en ámbitos escolares o juveniles.

A los participantes, además de la formación, se les ofrecerá un Manual de Lectio Divina para Jóvenes Misioneros y un ejemplar del Nuevo Testamento.

Informes: (011) 4587-5201 o por correo electrónico pastoralbiblica@fibertel.com.ar .+

miércoles, 25 de agosto de 2010

La pescaderia

LA PESCADERÍA

Si no sabemos pescar o, sabiendo, no podemos hacerlo,
siempre nos queda la pescadería…

Ya es un “lugar común” el lamento y la justificación por la “falta de tiempo”. Sin entrar en el fondo de esta cuestión objetivamente compleja es posible “ganar algún tiempo” en la preparación de la homilía. Tema este, de insustituible importancia.
La propuesta “ideal” que necesariamente propongo en Cómo aprender a predicar (pag. 63 ss ) es de muy difícil realización en las actuales condiciones del ministerio sacerdotal y diaconal. Sin embargo, es necesario conocerla y tenerla como “marco de referencia”.
Ahora bien, si no tenemos tiempo para “ir a pescar” siempre es posible “obtener el pescado en la pescadería”. La “pescadería” de la predicación se llama Subsidios ( Cómo aprender a predicar, pag. 71 ss)
Clásicos subsidios son los Homiliarios: son muchos y variados. Se agregan las múltiples posibilidades del Internet. Pero no todos disponen del tiempo que esa búsqueda y selección exigen. Es probable que se termine “mareado” y “sea peor el remedio que la enfermedad”. No es sencillo “atiborrarse” de información y luego armar una homilía que no queda reducida a un “rejunte” de frases…
La norma es SIMPLIFICAR al máximo el procedimiento. Sin embargo, queda en la prudencia de cada uno escoger “sus propios” subsidios; cuáles se adaptan mejor a la propia capacidad y situación pastoral. Como principio general no conviene utilizar más de dos o tres, y privilegiar la SENCILLEZ.
Sacerdotes y diáconos tienen condicionamientos diferentes pero un común denominador: ambos carecen de tiempo suficiente. Por eso, propongo aquí un “esquema de trabajo” muy básico pero eficaz.
¡Cuidado! No estoy promoviendo “la ley del menor esfuerzo” ; calificaría esta sugerencia como “ ley del sentido común”: aprovechemos el trabajo VALIDO de otros. El apóstol no tiene la obligación de “inventar” la verdad; sí, de difundirla. Para ello debe exponerla de una manera comprensible para su auditorio, insertándola en las circunstancias, en la vida de ellos. Aquí está el GRAN SUDOR del predicador. No hablamos porque “debemos hacerlo”; tampoco para “salir del paso”; mucho menos para “endulzar nuestro oído”… predicamos para que esos corazones se enamoren de Jesucristo y quieran seguirlo.

POSIBILIDADES

1.- La “hojita” EL DOMINGO
Tener en cuenta el comentario del P. Víctor Fernández y El Mensaje de la Liturgia

2.- Aportes para la Celebración (Ed. San Pablo) Ofrece una homilía completa.

3.- Cristo Hoy (Periódico semanal) Trae la homilía que escribe su Director

Tres subsidios breves, fáciles de leer, sencillos, coherentes que, sin alcanzar el “Premio a la homilía”, presentan más de un aspecto positivo. Con un poco de “gimnasia intelectual” para razonar, seleccionar y adaptar, se logrará una homilía digna de ese nombre. (Como refuerzo es conveniente tener a mano Encuentros bíblicos, A – B- C y Vivir con Cristo, ambos del P.Weichs. Ed. Guadalupe)

El desprestigio de la homilía - la única predicación que llega al “grueso” de los fieles- es muy grande (Lamentablemente el fenómeno es universal) ¿No arrancará aquí la tan mentada “crisis de la Iglesia? (Cfr. Rom. 14,10)
Es posible mejorar sustancialmente la situación con un poco de “ordenada dedicación. A ello apunta este fraterno apunte.
Arnaldo Cifelli
( 1Tes. 5, 21)

CONOZCO MI ALMA,

SU GRANDEZA Y SU PEQUEÑEZ;

CONOZCO LA GRANDEZA

DE ESTE SERVICIO

Y LA DIFICULTAD

DE ESTE MINISTERIO

San Juan Crisóstomo
Patrono de los predicadores

Elementos para la construcción de una homilia por el Profesor Cifelli

Hnos.: Todos:
Hermosa reflexión sobre la herramienta que lleva los hombres a Dios, "LA HOMILIA".
Armando

domingo, 22 de agosto de 2010

Una bendición especial

diaconos.permanentes@gmail.com
Queridos Hermanos de la Escuela Pablo VI
En la última Feria del Libro nos encontramos con el P. Mamerto Menapace, y al mejor estilo de San Dimas, le pedí una bendición para todos los aspirantes al Diaconado Permanente.
A pesar que fue hace un poco más de tres meses, la bendición de Dios es permanente y quiero compartirla con ustedes (sepan disculpar la demora).
Armando

Lecturas y homilias de la Vigésima Primera semana del tiempo Ordinario

Hnos todos.: Esta semana es muy interesante para compartir estas lecturas en la Iglesia particular, llevemos este mensaje a nuestras Familias.
Armando



Son varios los santos que se celebran en esta semana. Como memoria, obligatoria para dominicos y dominicas, y en América fiesta, santa Rosa de Líma, el lunes. La fiesta del apóstol san Bartolomé con lecturas propias; la memoria obligatoria de la fundadora de las Hermanitas de los Ancianos, patrona de la ancianidad, santa Teresa Jornet. Santa Mónica, la madre de san Agustín, que tiene texto evangélico propio, y finalmente, al día siguiente, la memoria obligatoria de su hijo –para dominicos y dominicas es fiesta- , el gran doctor de la Iglesia, faro luminoso de la cultura cristiana, y referencia de procesos existenciales para acercarse a la fe, a Dios, a Jesús de Nazaret…

En las primeras lecturas se abandona el Antiguo Testamento y comienzan las cartas de san Pablo. Se inicia esa lectura continua con las primeras cartas que escribió el Apóstol, las dirigidas a los Tesalonicenses, pero se prescinde de la primera para ofrecer la segunda . Seguirá la primera dirigida a los Corintios. Los textos evangélicos son textos de san Mateo que aluden a juicios definitivos de Dios. Durante tres días leeremos los “ayes” de Jesús hacia los “letrados y fariseos hipócritas”. Nada bueno les anuncia. A los discípulos les insistirá en estar preparados. Preparación que consistirá en hace fructificar los dones que han recibido.


Fray Juan José de León Lastra, OP
Coordinador de "La Palabra al día"
Lunes, 23/8/2010 Santa Rosa de Lima
“¡Ay de vosotros guías ciegos!”.

I. Contemplamos la Palabra
Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1,1-5.11b-12:

Pablo, Silvano y Timoteo a los tesalonicenses que forman la Iglesia de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Os deseamos la gracia y la paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo. Es deber nuestro dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos; y es justo, pues vuestra fe crece vigorosamente, y vuestro amor, de cada uno por todos y de todos por cada uno, sigue aumentando. Esto hace que nos mostremos orgullosos de vosotros ante las Iglesias de Dios, viendo que vuestra fe permanece constante en medio de todas las persecuciones y luchas que sostenéis. Así se pone a la vista la justa sentencia de Dios, que pretende concederos su reino, por el cual bien que padecéis. Nuestro Dios os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de Dios y del Señor Jesucristo.
Sal 95,1-2a.2b-3.4-5 R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones

Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre. R/. Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R/. Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23,13-22:

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"? ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.»

II. Compartimos la Palabra

Hoy la Familia Dominicana celebra la memoria de Santa Rosa de Lima, primera santa de América y patrona de Perú.

En la primera lectura, encontramos el inicio de la carta a los Tesalonicenses. Los Tesalonicenses son para Pablo y para su equipo predicador, ejemplo de vida teologal y comunitaria para el resto de las comunidades cristianas recién nacidas. La fe en Jesucristo ha hecho que la caridad, el Amor, crezca con fuerza en medio de dicha comunidad. Por ello, la fe y el Amor han hecho que la esperanza nazca como bastón con el que caminar en medio de las tribulaciones que están pasando. Así pues, la comunidad de Tesalónica es ejemplar porque es una comunidad teologal, reflejo de la comunidad trinitaria.

El texto evangélico que se nos propone este lunes es un texto que, cuanto menos, instala en nosotros la la “advertencia”. Jesús advierte a los fariseos por lo “juegos” que han montado alrededor de la relación con Dios. El Templo es el lugar de encuentro con Dios, no el lugar de juego con Dios. Una de las amonestaciones que lanza contra los fariseos es llamarlos: ¡Guías ciegos! Un guía ciego es un guía que habla de Dios como un objeto e incluso como un sujeto de especulación. No han tenido experiencia de Dios en su interior y, por ello, a lo sumo que pueden hacer es hablar de Dios teóricamente. Conocen a Dios de oídas, no saben cuál es su rostro, cuál es su Nombre... No pueden guiar a las personas al encuentro con Dios, al reconocimiento de Dios en su vida. Hablan de un dios vacío de contenido, sin “carne”... Hablar de Dios es hablar de un Dios lleno de Vida, de “carne”. Esto es predicar y esto fue lo que hizo Rosa de Lima. Rosa de Lima no habló de Dios de una manera teórica, de lo que le habían contado, sino que ella en su interior reconoció la presencia de Dios, se sintió habitada por una fuerza que la superaba. Ella si que fue predicadora, porque predicó de lo que sabía por experiencia y no por teoría.

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Martes, 24/8/2010 San Bartolomé, apóstol
"Has ver cosas mayores".

I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro del Apocalipsis 21,9b-14:

El ángel me habló así: «Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero.» Me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero.
Sal 144,10-11.12-13ab.17-18 R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/. Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y la majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R/. El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan 1,45-51:

En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.» Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» Felipe le contestó: «Ven y verás.» Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?» Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: « ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

II. Compartimos la Palabra

*
“Has de ver cosas mayores”.

Bartolomé, que en el evangelio de hoy aparece como Natanael, fue uno de los 12 apóstoles elegidos por Jesús para ser de los impulsores y continuadores de su obra, del proyecto de una nueva sociedad, su “reino de Dios”. En el primer encuentro con Jesús recibe un elogio de éste y, de entrada, él recela de todo lo que pueda venir de Nazaret. Cuando, apenas conocido, empieza e emocionarse con Jesús, éste le asegura que “has de ver cosas mayores”.

Ciertamente Bartolomé en compañía de Jesús vio “cosas mayores”. Vio cómo crecía en él la sublime experiencia de que Jesús le quería hasta el extremo y de que su amor hacia él iba también en aumento de día en día. Como consecuencia de este mutuo amor, fue adueñándose de su corazón un gran amor hacia toda persona humana. Vio como después de la muerte y resurrección de Jesús, como un regalo del Resucitado, recibió las fuerzas y el ánimo suficientes para predicar la buena noticia del que un día le cautivó: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”. Y ante las dificultades de la predicación no se echó para atrás. Prefirió morir martirizado antes que renunciar a Jesús y su evangelio. Vio cómo el Señor cumplió su promesa de no abandonarle ni en la muerte, resucitándole y haciéndole disfrutar de la plenitud de la vida y del amor. Realmente vio cosas grandes, “cosas mayores”.

Las palabras que dirigió Jesús a Bartolomé nos las dirige a todos y cada uno de sus seguidores. ¿Experimentamos, cada día, todas las cosas grandes que el Señor nos regala y que quiere que vivamos?

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Miércoles, 25/8/2010
“Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas” .

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3,6-10.16-18:

En nombre de nuestro Señor Jesucristo, hermanos, os mandamos: no tratéis con los hermanos que llevan una vida ociosa y se apartan de las tradiciones que recibieron de nosotros. Ya sabéis cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar. Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma. Que el Señor de la paz os dé la paz siempre y en todo lugar. El Señor esté con todos vosotros. La despedida va de mi mano, Pablo; ésta es la contraseña en toda carta; ésta es mi letra. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos vosotros.
Sal 127,1-2.4-5 R/. Dichosos los que temen al Señor

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R/. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23,27-32:

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!»

II. Compartimos la Palabra

Cuentan que el narciso, que crece sobre las aguas de los ríos, reflejándose en ellos, surgió al acercarse Narciso, sumamente sediento, al riachuelo donde una vez se había encontrado con Eco, para calmar su sed. Y cuando, a punto de beber, vio su imagen reflejada en el río, quedó tan absolutamente cegado y deslumbrado por su propia belleza, que allí mismo murió. Según unos de inanición; según la mayoría, porque, enamorado de su imagen, pretendió reunirse con ella, y se ahogó. En el lugar de su muerte surgió una flor a la que Narciso dio su nombre.

*
El ser y el aparentar

Aparentar lo que no se es se llama hipocresía. Fingir exteriormente aquello de que se carece en el interior. Simular lo que queremos ser, encubriendo y ocultando lo que realmente somos. La raíz de la hipocresía está en el narcisismo. En el tiempo de Jesús, el prototipo de los narcisistas hipócritas eran los fariseos y los letrados. Hoy día no sé a quién fustigaría Jesús por parecerse a ellos. Pero, no hace falta llegar a esos extremos. Todos llevamos un poco –o no tan poco- de “Narciso”. Quién más, quién menos todos estamos hechos de su misma pasta. A todos nos gusta brillar, que nos alaben –aunque sepamos que no es para tanto-, y, por eso, fingimos y aparentamos lo que no somos ni tenemos.

Frente a las motivaciones narcisistas que, desgraciadamente, coexisten con muchas de nuestras buenas acciones, Jesús propone autenticidad. Hay que cuidar –nos dice- la limpieza del corazón, porque tanto la sencillez y autenticidad como la hipocresía provienen de él. Y esta consigna es aplicable de manera especial a las personas “buenas”, cumplidoras. A quienes, por profesión, tenemos que ser vistos como personas ejemplares, y, por humanos, no siempre lo somos. Y la tentación es suplir con apariencia lo que falta de objetividad.

*
Más “ayes” de Jesús

“Ya que no somos castos, seamos cautos”, se oye con cierta frecuencia. Pues bien, Jesús a los tales, a esos nuevos fariseos sagaces y precavidos, les dice hoy lo mismo que ayer: “¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados!” Puede que, aparentemente, cubráis con cal y blancura la falta de humanidad y espiritualidad que lleváis dentro. Pero, el tiempo coloca a cada uno en su sitio.

Jesús es especialmente sensible a la sencillez y a la veracidad. No tolera la doblez: ni la “doble contabilidad”, ni la doble vida, ni decir una cosa y hacer otra. “Cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta, como hacen los hipócritas… Cuando oréis, no seáis como los hipócritas…” (Mt 6,2-6). Nuestro modelo, según el Evangelio, son el publicano, con su oración sentida, sencilla y humilde, al fondo del templo, y la viuda pobre que, sin ostentación alguna, ofrece su limosna y, con ella, a sí misma al Señor. Estos son alabados por Jesús y propuestos como modelos

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Jueves, 26/8/2010
“Estad siempre en vela”.

I. Contemplamos la Palabra
Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,1-9:

Yo Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. ¡Y él es fiel!
Sal 144,2-3.4-5.6-7 R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey

Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza. R/. Una generación pondera tus obras a la otra, y le cuenta tus hazañas. Alaban ellos la gloria de tu majestad, y yo repito tus maravillas. R/. Encarecen ellos tus temibles proezas, y yo narro tus grandes acciones; difunden la memoria de tu inmensa bondad, y aclaman tus victorias. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 24,42-51:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues, dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, mandándolo a donde se manda a los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»

II. Compartimos la Palabra

*
“Por Él os habéis enriquecido en todo”

La comunidad de Corinto a la que va dirigida esta carta, era ferviente, rica en carismas, por lo que Pablo, empieza felicitándoles. Se presenta con su mayor gloria:”Ser apóstol de Jesucristo”, no por méritos propios, sino por designio de Dios.

Escribe a los consagrados por Cristo Jesús, llamándolos santos, también nosotros, por el bautismo hemos sido consagrados, participamos de esa santidad, no por nuestro esfuerzo, sino como Don de Dios, único Santo.

El saludo de gracia y paz de parte de Dios y del Señor Jesús, también es para nosotros, que estamos llamados a ser forjadores de paz y mensajeros de su gracia, a ser testigos de Cristo, poniendo a disposición del Evangelio los dones que hemos recibido. Lo importante es que nos mantengamos unidos a Cristo para participar plenamente de su vida, no lo dudemos, si permanecemos unidos a El viviremos con Él, porque Él siempre es fiel.

*
“Estad siempre en vela”

La fidelidad a Cristo, nos exige estar siempre en vela, de Él lo recibimos todo, pero, como dice la parábola de hoy, somos como el criado que está cuidando de las cosas.

El Señor vendrá a la hora que menos pensemos, por ello, tenemos que cuidar, custodiar el tesoro de la fe en Él. La fe es Don de Dios, no es mérito nuestro, es gracia suya y exige vigilancia para mantener siempre encendida la lámpara, fe activa, que nos lleva a vivir una vida en plenitud de amor, a cuantos hemos tenido la dicha de encontrar el Amor de Dios .Amor que se manifiesta cuando nuestras obras son acordes con lo que creemos y que nos pide que la vivamos hasta que Él venga a nuestro encuentro.

Demos gracias al Señor por los dones recibidos, seamos buenos custodios de ellos en fidelidad a quien nos los ha encomendado, porque: ”El siempre permanece fiel”
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Viernes, 27/8/2010
"¡Llega el Esposo, salid a recibirlo!”.

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,17-25:

No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo. El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que están en vías de salvación, para nosotros, es fuerza de Dios. Dice la Escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el sofista de nuestros tiempos? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo? Y como, en la sabiduría de Dios, el mundo no lo conoció por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los creyentes. Porque los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados a Cristo, judíos o griegos, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Sal 32 R/. La misericordia del Señor llena la tierra

Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/. Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/. El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos, pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,1-13:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

II. Compartimos la Palabra

*
"Dios quiso salvar a los creyentes mediante la locura de la predicación."

San Pablo tiene clara la misión que Dios le ha confiado. Sabe que Cristo le ha enviado a anunciar el Evangelio. Y… ¿en qué consiste este anuncio? ¿Cuál es la “esencia” de la predicación? Él mismo nos lo dice: “Nosotros predicamos a Cristo crucificado”. ¿Un escándalo? ¿una necedad? ¿una locura…? pero en realidad, todo aquel que vuelve sus ojos a Él y le abre el corazón, descubre que este Cristo crucificado es “fuerza de Dios y sabiduría de Dios”.

¿Cómo es posible esto… que el Evangelio de un Cristo crucificado sea fuerza y sabiduría de Dios para todos nosotros? ¿Quién es capaz de explicarlo? Por algo ya decía la Escritura: “Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces…” “¿Dónde está el sabio… el letrado? ¿Dónde está el sofista de nuestros tiempos?”.

Somos enviados a anunciar dónde está la verdadera fuerza y sabiduría, pero siempre en nuestra pobreza y debilidad para “no hacer ineficaz la cruz de Cristo”. Sí, así lo ha querido Dios: “valerse de la necedad de la predicación para salvar a los creyentes”.

*
"¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!”.

Esto es lo que dijo la voz de la medianoche a las doncellas que con sus lámparas habían salido a esperar al esposo. Por el diálogo que establecen entre ellas, se podría haber pensado que lo que esa voz había dicho era: “¡Que llega el esposo, salid a recibirlo! Pero oye… que salgan a recibirlo sólo aquellas que tengan las lámparas bien luminosas; las que no tengan casi aceite y anden medio a oscuras… que vayan de una carrera a la tienda del pueblo a por aceite, o mira… mejor que sigan durmiendo, ¡que no hubieran sido necias!”
Después de mucho meditar y orar esta parábola, podría dar la impresión, por la reacción tanto de necias como de prudentes, que la importancia radica en sus lámparas, en el mucho o poco aceite que tienen… cuando el verdadero protagonista es (o debería ser) el esposo que llega. En la espera del esposo, puede ocurrirnos que llenemos nuestra cabeza y nuestro corazón con preocupaciones de “lámparas, aceites o alcuzas…” y nos olvidemos de Aquél a quien esperamos: que el centro de atención en nuestra vida es el esposo, Nuestro Señor Jesucristo.

“Y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas”. Las que entraron al banquete fueron todas aquellas que estaban esperando al esposo en el momento que llegó. TODAS las que allí estaban fueron las que entraron con Él. Podríamos preguntarnos… Si las cinco que se marcharon de compras, a esas horas de la noche, no se hubieran marchado, y hubieran permanecido esperando, junto a las otras cinco, con sus lámparas casi apagadas pero con el deseo de encontrarse con el esposo y pasar con Él al banquete… ¿qué habría ocurrido? O si las “prudentes” hubieran compartido su aceite, y resulta que llega el esposo y encuentra a las diez casi a oscuras, pero ahí presentes, esperándole a Él… ¿qué habría sucedido?

Si conociéramos de verdad a este esposo, el mismo que unos capítulos antes nos ha dicho: “dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”, le esperaríamos tranquilos y confiados en su infinito amor y misericordia. Quizá… la confianza en Él, es la que rellena nuestras lámparas. “¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!”.
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Sábado, 28/8/2010
"El que se gloríe, que se gloríe en el Señor".

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,26-31:

Fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así –como dice la Escritura– «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.»
Sal 32 R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres. R/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/. Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,14-30:

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán; ¿con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y el rechinar de dientes."»

II. Compartimos la Palabra

Terminan las vacaciones, el descanso y el ocio. Comenzamos de nuevo la tarea de cada curso. Para algunos la reincorporación de septiembre supondrá comenzar trabajos nuevos, para muchos, tan sólo volver a lo que dejamos hace apenas unas semanas. Lo cierto es que las vacaciones son un buen momento para plantearse nuevos retos y para diseñar lo que queremos de nosotros para este nuevo año. No es de extrañar, por ello, que en este próximo mes se vuelvan a llenar los gimnasios, nos apuntemos a clases de inglés o intentemos por enésima vez dejar de fumar. Bien lo saben los expertos de ventas que estos días preparan su munición para bombardearnos con mil sugerencias para coleccionar. Ellos nos conocen bien por dentro.

Quizá todos hemos experimentado la frustración que supone hacerse propósitos que al final no cumplimos. Es posible que en el intento cometamos el error de ponernos el listón muy alto. Curiosamente el evangelio de hoy nos invita a poner en el asador sólo aquello que tenemos, nada más. Nuestros pequeños talentos; nuestros pequeños valores; esa pequeña cosa que, aunque no es grande, nos sale bien; aquello que otros nos han reconocido como bueno.

En vez de plantearme ser el más coherente del mundo, quizá deba pensar en ese poco con lo que sí me puedo comprometer: realmente no podríamos cambiar nuestra vida de un plumazo, pero con toda seguridad podremos incorporar un pequeño cambio. Un cambio que nos llevará a otro y ese a otros. Así se transita, en definitiva, por el camino del Reino de Dios.

n aforismo oriental afirma que a la naturaleza no hay que violentarla, hay que persuadirla. Quizá esto mismo se pueda aplicar a nuestro compromiso cristiano. Si no es así, no se pueden comprender las palabras de Pablo cuando afirman que Dios escoge lo pequeño, lo débil y lo despreciable del mundo.

Decía Gandhi, “si quiero cambiar el mundo a mi alrededor he de comenzar cambiándome a mí mismo”. Pongámonos ante Dios en estos días y pensemos qué es eso pequeño que no sólo podemos cambiar sino que además podemos mantener durante todo el año. Cambiar no es una utopía, San Agustín, cuya fiesta celebramos hoy, es un buen ejemplo.

viernes, 13 de agosto de 2010

Desarrollos de un homilía y el arte de predicar

Cuadro global del ministerio profético

“Hablar es difícil; difícil… si se ha de decir algo”. Esta exquisita sentencia de Azorín (José Martínez Ruiz, 1873-1967) vale para la predicación: predicar es difícil; difícil si el predicador quiere lograr algún resultado.
El Concilio Vaticano II no soslayó el problema: En Presbiterorum ordinis (nº 4) habla de los presbíteros como ministros de la palabra y especifica: “Ahora bien, la predicación sacerdotal que en las circunstancias actuales del mundo resulta no raras veces dificilísima, para que mejor mueva a las almas de los oyentes no debe exponer la palabra de Dios sólo de modo general y abstracto, sino aplicar a las circunstancias concretas de la vida la verdad perenne del evangelio”.
Son demasiadas las circunstancias actuales que hacen dificilísima la predicación. Si no se quiere “asegurar el fracaso” es imperioso predicar “no de un modo general y abstracto” sino teniendo en cuenta “las circunstancias concretas de la vida”. La primerísima “circunstancia concreta”es el oyente: ¿A quién le hablo en esta ocasión? ¿En qué circunstancia?
Este Cuadro global sin ser exhaustivo, busca orientar “al aprendiz de predicador” para que tenga presente el amplio horizonte del ministerio profético; advierta la importancia de predicar “no sólo de modo general y abstracto” sino teniendo en cuenta a los oyentes y sus concretas circunstancias, y, con tiempo y paciencia, alcance dos metas: adquiera la formación propia del orador, y vaya armando su archivo homilético.

Las predicaciones
1.- El desafío semanal… y diario
- Misa dominical.
- Misa ferial

2.- - Las más importantes del año
- Adviento - Navidad
- Cuaresma - Pascua
- Semana Santa

3.- Sacramentos
- Bautismo
- Bodas
- Unción de los enfermos
- (Confirmación)

4.- Fiestas litúrgicas relevantes.
- del Señor
- de la Virgen
- de los Santos

5.- Situaciones pastorales (1)
- Exequias
- Primera comunión
- Fiestas patronales
- Retiros
- Bendiciones
- Adoración eucarística.
- Aniversarios
(1) Véase el índice de “Guiones litúrgicos para diversas circunstancias”. San Pablo


6.- Predicaciones a auditorios específicos
- Niños
- jóvenes
- ancianos
- enfermos
- obreros
- piedad popular
- encarcelados
- religiosas
- seminaristas…

¿Cómo afrontar este desafío?
San Pablo cuenta su experiencia en 1Cor. 9,19-23. Termina sintetizando: Me hice todo para todos, para ganar por lo menos algunos, a cualquier precio. Y todo esto por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes. (vs. 22-23)
Si el predicador hace “lo posible”, con seguridad Dios hará “lo imposible”. Pero no nos confundamos: Dios “alimenta las aves del cielo”, pero no les lleva la comida al nido…
Todo es posible si estamos dispuestos a “pagar el precio”: TIEMPO y ESFUERZO.

Dos verdades iluminan el recorrido:
1.- Los Principios generales de la Oratoria - que rigen también la Predicación - valen en toda circunstancia. Hay que adaptar su aplicación. Conclusión: ¡Es necesario conocer esos principios… y ajustarse a ellos!
2.- El dominio de esos principios y su aplicación lo logra el “ejercicio”. Pero, para que éste se transforme en experiencia, es decir, conduzca a la “perfección del arte”, cada predicación ha de ser sometida –sin concesiones – a la auto y hétero evaluación. (Ver “Cómo aprender a predicar”. Anexo 1)
A partir de estas convicciones hay que contar con las ayudas necesarias y la metodología adecuada.

* Ayudas necesarias
Véase en Cómo aprender a predicar, “La organización del contenido” (pag. 100 ss) Especial importancia tiene el título “Los libros no bastan”.
El amplio Anexo III “Subsidios para la homilía”, de Como aprender a predicar, reclama ser actualizado consultando las editoriales
Otra insoslayable fuente a tener en cuenta son los Libros litúrgicos: Leccionarios, Misal, Bendicional, Ritual de los Sacramentos, Liturgia de las Horas.

* Metodología adecuada
Es fundamental:
- Sintonizar con el oyente y su circunstancia. Partir de su realidad y no de nuestra doctrina.
El oyente tiene que sentirse comprendido y no simplemente “objeto de una enseñanza”.
- Tener presente que es más importante la aplicación “práctica” (valga la redundancia) que la más brillante “disquisición” intelectual.
- Ser claro, preciso, concreto, sencillo y BREVE. (Son las máximas virtudes de un discurso)
- Advertir que cuanto más sencillo sea el auditorio (y son la mayoría) mayor es la necesidad de emplear ilustraciones.
- Recurrir a la Homilía - Sentencia siempre que el nivel del auditorio y/o la circunstancia no reclame algo más elaborado.
- Apoyarse -inexorablemente- en la Palabra de Dios y/o la Liturgia. Sería un gran logro que el oyente acogiera en su mente y en su corazón la semilla de la Palabra de Dios y de la Iglesia


- Recordar que la SUPREMA FINALIDAD de la predicación no es “enseñar académico modo” sino proclamar “las maravillas del amor de Dios”: El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto, sino en comunión, en intimidad con Jesucristo: Sólo Él puede conducirnos al amor del Padre con el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad (CT 5).

“Cualquiera”…puede ser un buen predicador si está dispuesto a “pagar el precio”: TIEMPO y ESFUERZO. La única empresa decididamente fracasada es la que no se intenta.

Señor, ¡Puedo! ¡Haz que quiera!
Se adjunta:
- Las ilustraciones
- La aplicación
- La Homilía – Sentencia
- El archivo homilético
Arnaldo Cifelli
(1Tes. 5,21)

martes, 10 de agosto de 2010

Felicidades Queridos Reverendisimos Señores Diáconos

Díacono y Mártir
Martirologio Romano: Fiesta de san Lorenzo, diácono y mártir, que deseó ardientemente acompañar al papa Sixto II en su martirio. Según cuenta san León Magno, recibió del tirano la orden de entregar los tesoros de la Iglesia, y él, burlándose, le presentó a los pobres en cuyo sustento y abrigo había gastado abundantes riquezas. Por la fe de Cristo, tres días más tarde superó el tormento del fuego, y el instrumento de su tortura se convirtió en distintivo de su triunfo, siendo enterrado su cuerpo en el cementerio de Campo Verano, que desde entonces fue llamado con su nombre (258).San Lorenzo (mártir), uno de los diáconos de la iglesia romana, fue una de las víctimas de la persecución de Valeriano en el año 258, al igual que lo fueron el Papa Sixto II y muchos otros clérigos romanos. A comienzos del mes de agosto del año 258, el emperador emitió un edicto ordenando matar inmediatamente a todos los obispos, curas y diáconos ("episcopi et presbyteriet diacones incontinenti animadvertantur" -- Cipriano, Epist. lxxx, 1). Esta orden imperial se ejecuto inmediatamente en Roma. El 6 de agosto, el Papa Sixto II fue capturado en una catacumba y ejecutado de inmediato ("Xistum in cimiterio animadversum sciatis VIII id. Augusti et cum eo diacones quattuor." Cipriano, ep. lxxx, 1). Otros dos diáconos, Felicísimo y Agapito, fueron ejecutados el mismo día.

En el calendario romano de fiestas del siglo IV su fiesta coincide con dicha fecha. Cuatro días más tarde, el 10 de agosto del mismo año, Lorenzo, el último de los siete diáconos, también sufrió la muerte de un mártir. La muerte de este santo mártir es en esa fecha según el calendario de Filocalo para el año 354.

Este almanaque es un inventario de las principales fiestas de los mártires romanos de mitad del siglo IV; también menciona la calle donde se encontraría su tumba, la Vía Tiburtina ("III id. Aug. Laurentii in Tibertina"; Ruinart, "Acta sincera", Ratisbona, 1859, 632). Los itinerarios de las tumbas de los mártires romanos, como se dieron a conocer en el siglo VII, mencionan que este mártir fue enterrado en la Catacumba de Ciriaca en agro Verano (De Rossi, "Roma Sott.", I, 178).

Desde el siglo IV, San Lorenzo ha sido uno de los mártires más venerados de la iglesia romana. Constantino el Grande fue el primero en erigir un pequeño oratorio sobre el lugar donde fue enterrado. El Papa Pelagio II (579-90) amplió y embelleció el lugar. El Papa Sixto III (432-40) construyó, en la cima de la colina donde fue enterrado, una gran basílica de tres naves cuyo ábside está apoyado en la vieja iglesia. En el siglo XIII, el Papa Honorio III convirtió los edificios en uno y así es como se encuentra la Basílica de San Lorenzo hoy en día. El Papa San Dámaso (366-84) escribió un panegírico en verso que se grabó en mármol y se colocó sobre su tumba. Dos contemporáneos de este Papa, San Ambrosio de Milán y el poeta Prudencio, dieron detalles concretos sobre la muerte de San Lorenzo. Ambrosio relata (De officiis min. Xxviii) cuando se le preguntó a San Lorenzo por los tesoros de la Iglesia, este, hizo comparecer a los pobres entre los que, en lugar de darles limosna, había repartido el tesoro; también contó que cuando se llevaban al Papa Sixto II para ejecutarlo, éste reconfortó a San Lorenzo que deseaba compartir su martirio, diciéndole que le seguiría en tres días. El santo Obispo de Milán también explica que San Lorenzo fue quemado hasta la muerte en una parrilla de hierro (De offic., xli). De igual manera, pero con más detalles poéticos, Prudencio describe el martirio del diácono romano en su himno a San Lorenzo ("Peristephanon", Hymnus II).

El encuentro entre San Lorenzo y el Papa Sixto II, cuando éste último iba a ser ejecutado, según el relato de San Ambrosio, no es compatible con los informes contemporáneos sobre la persecución de Valeriano. La forma en que fue ejecutado -quemado en una parrilla de hierro al rojo vivo-también hace surgir importantes dudas. Las narraciones de Ambrosio y Prudencio se basan más en la tradición oral que en escritos. Es bastante posible que entre el año 258 y el final del siglo IV surgieran leyendas populares sobre esté diácono romano tan venerado y que algunas de esas historias hayan sido preservadas por estos dos autores. En cualquier caso, nosotros carecemos de medios para verificar en fuentes anteriores los detalles que derivan de San Ambrosio y Prudencio, o para establecer hasta que punto esos detalles se basan en la tradición histórica anterior. Probablemente, a principios del siglo VI se crearon otras versiones más completas sobre el martirio de San Lorenzo, y en estas narraciones muchos de los mártires de la Vía Tiburtina y de las dos Catacumbas de San Ciriaca en agro Verano y San Hipólito estaban relacionados de una forma romántica y totalmente legendaria.

Los detalles que se dan en estas Actas sobre el martirio de San Lorenzo y su actividad antes de su muerte carecen de credibilidad. Sin embargo, a pesar de las críticas a las últimas versiones de su martirio, no cabe duda de que San Lorenzo fuera un personaje histórico real ni de que el diácono fue martirizado; tampoco existen dudas sobre el lugar donde ocurrió ni sobre la fecha de su entierro. El Papa Dámaso construyó una basílica en Roma dedicada a San Lorenzo; ésta es la iglesia conocida como San Lorenzo en Dámaso. La iglesia de San Lorenzo en Lucina, también dedicada a este santo, aún existe. El día de San Lorenzo sigue siendo el 10 de agosto (fecha de su muerte). Aparece dibujado con la parrilla de hierro en la que se supone que fue asado hasta la muerte.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Una nueva alegría en la Diócesis de San Justo

OBISPADO DE SAN JUSTO

ESCUELA DE MINISTERIOS Y DIACONADO PERMANENTE “PABLO VI”


PROFESORADO DIOCESANO DE TEOLOGÍA

Destinado a candidatos al diaconado, laicos y consagrados mayores de 17 años.


Inicio de clases: Viernes 6 de Agosto de 2010 19.15 hs.

Preinscripción a partir del 19-06-2010

Vía mail: pablovi.emld@gmail.com
Vía Telefónica: 4656-2411 (Sra. Mirta) de lunes a viernes de 7.30 a 9.30 hs. y de 21.00 a 23.00 hs.

Sede: Casa de las Instituciones
Ignacio Arieta 3065 – San Justo
(frente a la plaza de San Justo)


JESÙS NOS ESTA LLAMANDO A FORMARNOS !!!!!

domingo, 1 de agosto de 2010

Decimoctava semana del Tiempo Ordinario (del 2/8/2010 al 7/8/2010) Introducción a la semana - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado

Decimoctava semana del Tiempo Ordinario (del 2/8/2010 al 7/8/2010)
Introducción a la semana - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado

Introducción a la semana
Empezamos el mes de agosto. Un mes distinto en este hemisferio norte. Mes en el que se suspenden no pocas actividades pastorales, se rompe el diario estilo de vida. Es necesario que a esa especie de ruptura, de descanso vaya unido el mantener y reforzar lo esencial de nuestra condición humana y cristiana. Que Dios no esté ausente en él.

En esta semana se celebra la fiesta de la Trasfiguración del Señor, celebrada también con la advocación de El Salvador. Aunque en uno de los domingos de Cuaresma la Liturgia nos ofrece el evangelio que relata ese episodio de la vida del Señor, ha tenido a bien reservar un día para esa fiesta. También se celebra la memoria de san Juan María Vianney - día 4-, santo que ha tenido un relieve especial al celebrarse en el año 2009 el 150 aniversario de su muerte y, por ello, el año sacerdotal. Ambas celebraciones tiene evangelio propio. Los dominicos y dominicas celebrar el día 2 la memoria de la madre del fundador, la Beata Juana de Aza. En no pocos sitió el día 5 se celebra a María bajo la advocación de La Blanca, Ntra. Señora de las nieves. Es el día de la fiesta de la basílica de Santa María la Mayor en Roma. El resto de la semana la misa será del día de la semana. Las primeras lecturas seguirán presentándonos a los profetas, en concreto a Jeremías. A pesar de que a Jeremías unimos el anuncio de catástrofes y tristeza para el pueblo judío, las lecturas de esta semana ofrecen más bien el cuidado de Dios hacia su pueblo. Aunque también les previene sobre la falsa confianza en sus fuerzas. Los textos evangélicos de san Mateo ofrecen sobre todo conversaciones y episodios entre el Maestro y sus discípulos. Después de los sermones de la Montaña y de la Misión de capítulos anteriores, la catequesis de Jesús a sus discípulos va unida en estos textos a episodios concretos. Vida y palabra se unen, para que ésta tenga más fuerza.
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Lunes, 2/8/2010
"No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer".
I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro de Jeremías 28,1-17:
Al principio del reinado de Sedecías en Judá, el mes quinto, Ananías, hijo de Azur, profeta natural de Gabaón, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de toda la gente: «Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: "Rompo el yugo del rey de Babilonia. Antes de dos años devolveré a este lugar todo el ajuar del templo que Nabucodonosor, rey de Babilonia, cogió y se llevó a Babilonia. A Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y a todos los judíos desterrados en Babilonia yo los haré volver a este lugar –oráculo del Señor–, porque romperé el yugo del rey de Babilonia."» El profeta Jeremías respondió al profeta Ananías, en presencia de los sacerdotes y del pueblo que estaba en el templo; el profeta Jeremías dijo: «Amén, así lo haga el Señor. Que el Señor cumpla tu profecía, trayendo de Babilonia a este lugar todo el ajuar del templo y a todos los desterrados. Pero escucha lo que yo te digo a ti y a todo el pueblo: "Los profetas que nos precedieron, a ti y a mi, desde tiempo inmemorial, profetizaron guerras, calamidades y epidemias a muchos países y a reinos dilatados. Cuando un profeta predecía prosperidad, sólo al cumplirse su profecía era reconocido como profeta enviado realmente por el Señor."» Entonces Ananías le quitó el yugo del cuello al profeta Jeremías y lo rompió, diciendo en presencia de todo el pueblo: «Así dice el Señor: "Así es como romperé el yugo del rey de Babilonia, que llevan al cuello tantas naciones, antes de dos años."» El profeta Jeremías se marchó por su camino. Después que el profeta Ananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino la palabra del Señor a Jeremías: «Ve y dile a Ananías: "Así dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, yo haré un yugo de hierro. Porque así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Pondré yugo de hierro al cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia; y se le someterán, y hasta las bestias del campo le entregaré."» El profeta Jeremías dijo a Ananías profeta: «Escúchame, Ananías; el Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por eso, así dice el Señor: "Mira: yo te echaré de la superficie de la tierra; este año morirás, porque has predicado rebelión contra el Señor."» Y el profeta Ananías murió aquel mismo año, el séptimo mes.

Sal 118,29.43.79.80.95.102 R/. Instrúyeme, Señor, en tus leyes
Apártame del camino falso, y dame la gracia de tu voluntad. R/. No quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos. R/. Vuelvan a mi tus fieles que hacen caso de tus preceptos. R/. Sea mi corazón perfecto en tus leyes, así no quedaré avergonzado. R/. Los malvados me esperaban para perderme, pero yo meditaba tus preceptos. R/. No me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.» Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.» Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.» Les dijo: «Traédmelos.» Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

II. Compartimos la Palabra
Nos encontramos en la primera lectura una situación, cuanto menos, curiosa. Ananías “profetiza” la liberación de Israel del imperio babilónico. Es, como le dice Jeremías, una “profecía” de prosperidad y que, por ello, no será reconocida por el pueblo hasta que se cumpla, ya que le pueblo sólo parece conocer las profecías de calamidades, guerras y pestes. Y efectivamente, la “profecía” que predicó Ananías no se cumplió. Lo que se cumplió fue la Palabra que el Señor le había dirigido a Jeremías y que, el mismo Jeremías, le había transmitido a Ananías. Parece como si por un lado estuviera la palabra humana, en la persona de Ananías, y por otro, la palabra divina, encarnada en la persona de Jeremías.

Parece estar claro que el ser humano, en este caso representado por la figura de Ananías, no tiene el don de adivinar el futuro, pero lo que si tiene es la capacidad de escuchar la Palabra de Dios y de secundarla, como aparece en Jeremías. Para esto, si que tiene el ser humano capacidad, fuerza, energías, inteligencia y decisión.

El Evangelio es la versión de Mateo del famoso milagro de la multiplicación del pan y de los peces. Muchas interpretaciones se han hecho de este pasaje hoy y ayer. La Palabra de Jesús a sus discípulos es clara: “dadle vosotros de comer”. Pero también es clara la respuesta de los discípulos a Jesús: “¡Si nada más que tenemos 5 panes y 2 peces!” Y Jesús les da una enseñanza clara: lo que tienen es lo que dan. No más, porque no hay más.

La invitación que se nos hace en el Evangelio nos invita a recorrer la senda de dar lo que uno tiene, y además, a todos los niveles, entre ellos, el nivel personal y el espiritual. Cada uno de nosotros puede dar, verdaderamente y no de manera falsa o a medias tintas, lo que es. No puede dar lo que nos imaginamos que somos, o lo que nos gustaría ser o lo que hemos querido vender que somos... Ese dar no será puro, limpio, es ficticio, no es real; es irreal... Sólo podemos dar lo que somos.

Pero resulta que lo que somos de fondo, en profundidad y en verdad, aunque no lo creamos, es bueno, es bello, porque somos hechura de mano divina. Por eso, Jesús dió lo que tenían, lo que es... De hay la espectacularidad del milagro: ser alimentados, vivificados por quien es Jesús. Y lo que repartió verdaderamente, dió de comer físicamente a los que allí estaban y nos da de comer, también, a nosotros hoy.
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Martes, 3/8/2010 Beata Juan de Aza (dominicos: M.O.)
“Ánimo, soy yo, no tengáis miedo”
I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro de Jeremías 30,1-2.12-15.18-22:
Palabra que Jeremías recibió del Señor: «Así dice el Señor, Dios de Israel: "Escribe en un libro todas las palabras que he dicho. Porque así dice el Señor: "Tu fractura es incurable, tu herida está enconada; no hay remedio para tu llaga, no hay medicinas que te cierren la herida. Tus amigos te olvidaron, ya no te buscan, porque te alcanzó el golpe enemigo, un cruel escarmiento, por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados. ¿Por qué gritas por tu herida? Tu llaga es incurable; por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados, te he tratado así." Así dice el Señor: "Yo cambiaré la suerte de las tiendas de Jacob, me compadeceré de sus moradas; sobre sus ruinas será reconstruida la ciudad, su palacio se asentará en su puesto. De ella saldrán alabanzas y gritos de alegría. Los multiplicaré, y no disminuirán; los honraré, y no serán despreciados. Serán sus hijos como en otro tiempo, la asamblea será estable en mi presencia. Castigaré a sus opresores. Saldrá de ella un príncipe, su señor saldrá de en medio de ella; me lo acercaré y se llegará a mí, pues, ¿quién, si no, se atrevería a acercarse a mí? –oráculo del Señor–. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios."»

Sal 101,16-18.19-21.29 y 22-23 R/. El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria
Los gentiles temerán tu nombre, los reyes del mundo, tu gloria. Cuando el Señor reconstruya Sión, y aparezca su gloria, y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones. R/. Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será creado alabará al Señor. Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra, para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R/. Los hijos de tus siervos vivirán seguros, su linaje durará en tu presencia, para anunciar en Sión el nombre del Señor, y su alabanza en Jerusalén, cuando se reúnan unánimes los pueblos y los reyes para dar culto al Señor. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 14,22-36:
Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.» Él le dijo: «Ven.» Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.» En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.» Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto, y cuantos la tocaron quedaron curados.

II. Compartimos la Palabra
Hay remedio para tu herida
Al profeta Jeremías casi siempre le tocaba recordar al pueblo, de parte del Señor, lo mal que se portaba y el castigo al que se estaba exponiendo: “No hay remedio para tu llaga, no hay medicinas que te cierren la herida, tu llaga es incurable: por el número de tus crímenes, por la muchedumbre de tus pecados…”. Pero a pesar de estas palabras, también le tocaba transmitir el constante y perpetuo perdón de Dios y su deseo de no volverse atrás en el pacto hecho con su pueblo: “Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios”. Cuando llega la plenitud de los tiempos, Jesús sigue esta misma línea, pero reforzando con mucha más claridad y rotundidad su amor, su perdón a todos, a la oveja descarriada, a las prostitutas, a los publícanos, a los pecadores, a Pedro… a todos. Se deja guiar siempre por su corazón amoroso, por lo que todas nuestras heridas son curables.

“Ánimo, soy yo, no tengáis miedo”
La fe, ante todo y sobre todo, es confianza en Jesús, el Hijo de Dios. Si no hay confianza en él, no hay cristiano. Todos los signos prodigiosos que realiza no buscan impresionarnos, dejarnos con la boca abierta, sino ganar nuestra confianza. Si se acerca a sus discípulos de madrugada, después de una noche de oración, andando sobre el agua, si sostiene al dubitativo Pedro caminando por el agua… es para que después de la admiración primera aterricen en la confianza. Confianza para que le crean, le creamos, todas sus palabras, cuando nos habla de su código de felicidad, del dinero, de la entrega de la vida, del futuro que nos espera, de su amor hasta el extremo hacia nosotros…y su invitación a no tener miedo ante todas las tormentas y olas de la vida porque él está siempre con nosotros. “Ánimo, soy yo, no tengáis miedo”.

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Miércoles, 4/8/2010 San Juan María Vianney, memoria
“Mujer, qué grande es tu fe” .
I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro del profeta Jeremías 31,1-7:
En aquel tiempo –oráculo del Señor–, seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo. Así dice el Señor: Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada; camina Israel a su descanso, el Señor se le apareció de lejos. Con amor eterno te amé, por eso prolongue mi misericordia. Todavía te construiré y serás reconstruida, Doncella de Israel; todavía te adornarás y saldrás con panderos a bailar en corros; todavía plantarás viñas en los montes de Samaría, y los que plantan cosecharán. «Es de día» gritarán los centinelas en la montaña de Efraín: «Levantaos y marchemos a Sión, al Señor nuestro Dios.» Porque así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el amor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: "El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel."»

Salmo Jr 31,10-13 R/. El Señor nos guardará como pastor a su rebaño
Escuchen, pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas: «El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como pastor a su rebaño.» R/. Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte. Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R/. Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. R/.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15,21-28:
En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.» Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando.» Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.» Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.» Él le contestó: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.» Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.» Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.» En aquel momento quedó curada su hija.

II. Compartimos la Palabra
Hoy la liturgia nos habla de Jeremías, de la Cananea y del Santo Cura de Ars

Un encuentro diferente. Una misma fe
Diferente, porque el Evangelio está lleno de encuentros con personas muy distintas y, con frecuencia, distantes de la persona de Jesús. Pero, prevalece siempre la cercanía y el afecto. Siempre menos, aparentemente al menos, en el caso presente del encuentro con la cananea. ¿Por qué? ¿Por qué esa frialdad impropia de Jesús? Según una regla elemental de hermenéutica, lo dudoso se explica por lo que está más claro. Y, si hay algo claro en el Evangelio, es que Jesús siempre acaba escuchando y atendiendo a todo el que acude a él con fe. Tres datos de esta mujer que conmueven a Jesús: una fe total y absoluta; una sencillez íntegra, completa; y una perseverancia a toda prueba.

Jesús quiere dejar muy claro que las razas, la mera pertenencia a un pueblo, a una religión o cultura, no salvan. “Créeme, mujer, que es llegada la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre… Dios es espíritu, y los que le adoran han de adorarle en espíritu y en verdad” (Jn 4,21-24). Lo que salva es la actitud interior de cada uno, su fe y su coherencia.

El Santo cura de Ars
A las dos de la mañana del 4 de agosto de 1859 “nació para el cielo”, terminado el curso de su existencia terrena, san Juan María Vianney. Por eso, acabamos de celebrar los 150 años de este “nacimiento” y, con ese motivo, el Año sacerdotal. En plan esquemático, teniendo al Cura de Ars como telón de fondo y parafraseando a Von Balthasar, dos palabras sobre “el sacerdote que yo busco”.

El Cura de Ars, “el sacerdote que yo busco”, fue/es un hombre de probada experiencia de Dios y de lo divino, con la “sabiduría” que el Espíritu Santo otorga a los que están familiarizados con sus dones y sus soplos.

El Cura de Ars, “el sacerdote que yo busco”, fue/es un hombre que no tiene otro camino, para ser consecuente, que entregarse del todo a su misión: anunciar oficialmente la palabra de Dios, llegando a identificarse con ella.

El Cura de Ars, “el sacerdote que yo busco”, fue/es un hombre cuya fijación es la santidad, porque en su vida el único que cuenta es Dios. Quién es él, le tiene sin cuidado, que al único que tiene que mostrar es a Dios y su palabra, repartida como pan y ofrecida como vino.

El Cura de Ars, “el sacerdote que yo busco”, fue/es un hombre “espiritual”. Hombres espirituales son los que tienen experiencia del Espíritu Santo, y esa experiencia les capacita para llevarnos de lo visible a lo invisible, de los signos a lo significado, de los símbolos al misterio, de las huellas, pistas y señales a Dios.

Así hablaba de él el Santo Padre: “Este anónimo párroco de una aldea perdida del sur de Francia logró identificarse tanto con su ministerio que se convirtió, también de un modo visible y reconocible, en “alter Christus”, imagen del buen Pastor que, a diferencia del mercenario, da la vida por sus ovejas. A ejemplo del buen Pastor, dio su vida en los decenios de su servicio sacerdotal. Su existencia fue una catequesis viviente…”

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Jueves, 5/8/2010
“Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”
I. Contemplamos la Palabra
Lectura del profeta Jeremías 31,31-34:
Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor–. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días –oráculo del Señor–: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: «Reconoce al Señor.» Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande –oráculo del Señor–, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.

Sal 50 R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro
h Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. R/. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. R/. Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16,13-23:
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremias o uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías. Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenla que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tema que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.» Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.»

II. Compartimos la Palabra
“Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”
Este texto del profeta Jeremías, corresponde al libro llamado de la consolación, en él devuelve la esperanza al pueblo y se dirige tanto a los descendientes del reino de Israel como a los del reino de Judá, los dos son un solo pueblo, el pueblo de la Alianza que tantas veces quebrantaron.

Jeremías anuncia una Alianza Nueva, sellada no en tablas de piedra, Dios, la va a meter en el corazón del hombre ”He aquí que vienen días en que yo sellaré una Alianza Nueva” y todos reconocerán que Yhaveh es su Dios “Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” Les perdonaré todas sus culpas no me acordaré más de sus pecados.

Es la Alianza que vivimos todos los días en la Eucaristía, sellada con la sangre de3 Cristo. El es nuestra única Salvación.

Pidámosle que nos renueve por dentro con su Santo Espíritu

“Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”
Si Cristo nos hiciera esta pregunta, hoy, como la hizo a sus discípulos, seguramente, recordando la respuesta del catecismo diríamos como Pedro: “Tu eres el Cristo” Es la respuesta exacta, que en boca de Pedro, judío fiel a su monoteísmo, implicaba una gran fe y una disposición sin condiciones de seguir a Cristo.

Han pasado muchos años, nuestra situación es distinta y Cristo nos sigue preguntando:¿Quién dicen los hombres que soy yo?, si lo preguntamos a los hombres de nuestro entorno, tendríamos las respuestas más variadas, a pesar de que la mayoría se dicen cristianos, Cristo quiere una respuesta personal ¿Qué respondería yo, cristiano del S XXI?. Ser cristiano, es seguir a Cristo, en un encuentro personal e incondicional. En esta sociedad que se va descristianizando ¿Tenemos el valor de confesarlo como Pedro? Pidamos que Cristo mantenga nuestra fe.

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Viernes, 6/8/2010 Transfiguración del Señor
"Este es mi Hijo, el escogido. Escuchadlo".
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 1,16-19:
Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto.» Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.

Sal 96,1-2.5-6.9 R/. El Señor reina altísimo sobre toda la tierra
El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono. R/. Los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra; los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria. R/. Porque tú eres, Señor, altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los dioses. R/.

Lectura del Evangelio según S. Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: “Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle”. Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio, y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

II. Compartimos la Palabra
Interrumpiendo hoy el curso normal del tiempo ordinario de la liturgia, celebramos la fiesta de la Transfiguración del Señor, que ya en el siglo IV la celebraban los monjes orientales; poco a poco se fue extendiendo, y en 1457 el papa Calixto III la introdujo en toda la Iglesia latina. Es una fiesta que nos habla de luz, de gloria, de resurrección… y de cruz.

"Habíamos sido testigos oculares de su grandeza ".
Pedro fue uno de los tres discípulos, junto a Santiago y Juan, que vivió el privilegio de contemplar la transfiguración del Señor. Y obedeció el mandato de no contar nada hasta que Cristo resucitara de entre los muertos. En su carta utiliza el testimonio personal de la transfiguración (“habíamos sido testigos oculares de su grandeza”, “esta voz la oímos nosotros”, “estando con él”) al mismo nivel que el testimonio de la resurrección: como prueba de la divinidad de Cristo. El mismo Dios Padre lo proclamó: “Éste es mi Hijo amado, mi predilecto “.

Pedro nos exhorta a creer en la Palabra, apoyarnos en ella para que la misma luz divina que transfiguró a Cristo pueda nacer en nuestros corazones.
"Este es mi Hijo, el Amado. Escuchadle".
El Evangelio de esta fiesta es rico en simbología: una montaña, donde tradicionalmente, en el Antiguo Testamento, Dios se manifiesta; Jesús en oración, como tantas veces en el Evangelio de Lucas; Moisés y Elías, representantes de la ley y los profetas, hablando con Jesús; una nube, que recuerda la nube del Éxodo, presencia de Dios en medio de su pueblo; y una voz del cielo, que pronuncia las mismas palabras que en el Bautismo de Jesús en el Jordán.
En definitiva, se nos presenta una teofanía, una manifestación de la gloria de Dios no con truenos y relámpagos, como en el Antiguo Testamento, sino en el cuerpo mortal del mismo Jesús. Es como si no pudiera retener por más tiempo su divinidad y dejara, por un momento, que “escapara” su condición de Dios; ante los acontecimientos de pasión, cruz y muerte que se avecinaban, y de los que hablaba con Moisés y Elías, quiere que los discípulos tengan un testimonio de esperanza en la resurrección, por el mismo hecho de haber contemplado su gloria con antelación.

No queramos hacer tiendas o intentar vivir este misterio de gloria, pero sin cruz… Es necesario bajar con Jesús a Jerusalén. Para vivir esta celebración de la transfiguración el Padre nos da un Camino: “Éste es mi Hijo, el escogido: ESCUCHADLE”. Vivir en escucha de la Palabra cada día. Una escucha que se encuentra en el silencio. Un silencio donde resuena la voz del Padre: Jesucristo.

Y el Espíritu Santo hará el resto: que la imagen de Cristo impresa en nosotros desde el bautismo (cuando también todos estuvimos transfigurados, con una vestidura blanca como la de Jesús) vaya ocupando cada vez más espacio en nuestra vida, hasta que podamos vestir las túnicas blancas de los bienaventurados, que han llegado a la Casa del Padre.

Estamos invitados a una fiesta de luz, aclamemos con el salmista: “El Señor reina sobre toda la tierra”.

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Sábado, 7/8/2010
"Os aseguro que, si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, [...] Nada os sería imposible".
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la profecía de Habacuc 1,12–2,4:
¿No eres tú, Señor, desde antiguo mi santo Dios que no muere? ¿Has destinado al pueblo de los caldeos para castigo; oh Roca, le encomendaste la sentencia? Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal, no puedes contemplar la opresión. ¿Por qué contemplas en silencio a los bandidos, cuando el malvado devora al inocente? Tú hiciste a los hombres como peces del mar, como reptiles sin jefe: los saca a todos con el anzuelo, los apresa en la red, los reúne en la nasa, y después ríe de gozo; ofrece sacrificios al anzuelo, incienso a la red, porque con ellos cogió rica presa, comida abundante. ¿Seguirá vaciando sus redes, matando pueblos sin compasión? Me pondré de centinela, en pie vigilaré, velaré para escuchar lo que me dice, qué responde a mis quejas. El Señor me respondió así: «Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido. La visión espera su momento, se acercará su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse. El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe.»

Sal 9,8-9.10-11.12-13 R/. No abandonas, Señor, a los que te buscan
Dios está sentado por siempre en el trono que ha colocado para juzgar. Él juzgará el orbe con justicia y regirá las naciones con rectitud. R/. Él será refugio del oprimido, su refugio en los momentos de peligro. Confiarán en ti los que conocen tu nombre, porque no abandonas a los que te buscan. R/. Tañed en honor del Señor, que reside en Sión; narrad sus hazañas a los pueblos; él venga la sangre, él recuerda y no olvida los gritos de los humildes. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 17,14-20:
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre, que le dijo de rodillas: «Señor, ten compasión de mi hijo, que tiene epilepsia y le dan ataques; muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo.» Jesús contestó: «¡Generación perversa e infiel! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.» Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento se curó el niño. Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: «¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?» Les contestó: «Por vuestra poca fe. Os aseguro que si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible.»

II. Compartimos la Palabra
Dios habla a gritos desde el silencio; y así lo lleva haciendo desde que el mundo es mundo. Han pasado muchos años, desde que se escribió la profecía de Habacuc, hasta nuestros días, y parece ser que, como dice la canción , “la vida sigue igual”. El profeta, hombre de Dios, observa a su alrededor y no ve otra cosa sino la injusticia, el asedio del justo por el impío. Así, recurre al Señor, lo aclama, le pregunta el porqué de ser así las cosas y hasta cuándo van a continuar de esta manera,…¿nos suenan de algo estas cuestiones que se plantea Habacuc? ¿Nos resultan familiares los interrogantes con los que se increpa a Dios, al no obtener respuesta ante sus plegarias?

En el tiempo presente, el impío sigue oprimiendo al justo, el malvado al inocente y las personas de Dios se preguntan: ¿hasta cuándo va a ser? Sólo hay una respuesta, y es la misma que San Pablo daría posteriormente a los romanos cuando les dice la fe del hombre justo, será la que le lleve a vivir. Esta respuesta requiere un cultivo de la esperanza, don de Dios que lleva a quien la vive a no decaer y a luchar.

Da la impresión que Habacuc invita al conformismo revestido de paciencia o viceversa, y así sería si la fe y la esperanza no fuesen de la mano de la caridad que pone dinamismo en la acción del hombre para que la justicia de Dios llegue a todo lugar.

En el evangelio pasa otro tanto, la fe mueve montañas, es capaz de hacer posible lo que se muestra imposible. Hay un refrán que dice: “Quién tiene un amigo, tiene un tesoro…” Este aforismo también es aplicable a la fe, pues todo aquel que la cultiva está en posesión del que tal vez sea el más grande tesoro al que el hombre puede acceder: la experiencia de Dios.

El evangelio nos presenta un zagal endemoniado, una persona cuyo espíritu está contaminado por el dolor y el sufrimiento. Junto a este, aparece la figura de la compasión, del amor, de la solidaridad, representada por el padre del muchacho. El padre recurre a los discípulos para que lo liberen de su terrible malestar, pero estos no son capaces pues, como dice el maestro, les falta fe.
La escena, que perfectamente puede ser trasladada a nuestras vidas, viene a reflejar la de veces que recurrimos a la Iglesia, esperando de ella una ayuda que de nadie más podemos esperar. Curiosamente ésta, en muchos casos, no nos da solución y nuestro problema, malestar, dolor,….ahí sigue. Finalmente, si la fe es la que nos lleva de la mano a buscar esa solución deseada, recurrimos a Cristo y sólo en Él encontramos consuelo, tal como sucedió con el muchacho endemoniado y con su padre, que fue el portador de esa fe que le llevó a caer de rodillas ante el Señor.

Desde la Iglesia, los bautizados (clérigos, religiosos, seglares,..) nos encontramos faltos de fe, y esa carencia la sustituimos por una sobrada seguridad en nuestras fuerzas a la hora de afrontar situaciones que solo la fe es capaz de asumir. De ahí que en lugar de mostrar la presencia en nosotros del Espíritu Santo, hacemos uso de un potencial humano incapaz de llegar a todo, y débil para arrancar una montaña.

Si en el pasaje del evangelio, los discípulos hubiesen actuado con una fe del simple tamaño de un grano de mostaza, habrían sido capaces de arrancar del zagal esa inmensa montaña de sufrimiento cuyo peso aplastaba.

Si en nuestros días actuásemos con fe desde la Iglesia, abriríamos la puerta de la esperanza y saldría el amor capaz llenarlo todo. Así, haríamos manifiesta esa autenticidad que solo es posible cuando se trabaja el evangelio desde la confianza en el Señor. Con Él todo es posible.