viernes, 25 de febrero de 2011

¿Tiene la persona una meta en la vida?

La meta de la persona: conocer y amar a Dios

¿Tiene la persona una meta en la vida?

Ser persona es estar capacitado del amor divino para amar.
¿Qué es la persona? ¿De dónde viene y hacia dónde va? ¿Tiene la persona una meta en la vida? Pero, ¿qué es ser persona? La persona es una unidad, un compuesto formado de alma y cuerpo, por esto la persona es un ser espiritual. Lo que determina a un ser que es persona (Dios, los ángeles, los hombres) es la permanencia de su vida en sí mismo y por sí mismo, por medio del espíritu que es quien lo sostiene. Por lo tanto, ser persona es ser espiritual.

Todas las personas somos espirituales porque el espíritu es la sustancia, el elemento que nos sostiene en la vida, en el vivir. La persona es un espíritu encarnado en un cuerpo único e irrepetible. Que la persona sea un ser espiritual quiere decir, amigo, que tú puedes elegir y actuar libremente. Imagínate, los animales no pueden hacer esto, por eso los animales no tienen ninguna naturaleza o principio espiritual. El ser de naturaleza espiritual es un bien dado por Dios que sólo corresponde al hombre. Sólo la persona tiene la facultad de conocer a Dios por sí mismo y por lo tanto de amarle. El hombre es una persona corporal hecha para conocer y amar.(1) La meta pues de la persona humana es conocer y amar a Dios.

La persona es el único ser de la creación que sabe que es un ser libre, un ser inteligente, un ser que puede hacer cosas. Esa libertad tiene que ayudarlo a perseguir su propio bien, su realización en el amor. Ser persona es estar capacitado del amor divino para amar, es descubrir que no sólo se es biología e instinto, es descubrir que se está hecho para vivir en comunión con lo divino hasta llegar a la plenitud de la gloria.

Querido lector, realmente sólo la persona ama y puede conocer y amar a Dios. Sin embargo, para que esto suceda se requiere que sea ella misma desde su libertad individual y busque ese bien, esa comunión y ese amor.

Tomás de Aquino, gran pensador católico del siglo XVII, entiende a la persona como “subsistente espiritual”. La persona es lo más noble y digno que existe en la naturaleza. Cuando el niño, el joven, el adulto es iluminado por esta verdad se encuentra a sí mismo con que es verdaderamente superior. Se encuentra que por ser de naturaleza espiritual, noble y digna está llamado a vivir una vida llena de valor y de plenitud, una vida llena de sentido, una vida que le lleve a expresar: ¡he sido creado para el bien! Pero hay todavía más, así como Dios se ha dado a sí mismo creándote a ti y a mí, así tú y yo podemos darnos a Dios y a los otros amando y haciendo el bien.

Por eso es importante saber que ser persona quiere decir que tú y yo somos un ser de amor. El amor es el poder, la naturaleza de Dios. Como cada uno es hecho a su imagen y semejanza no estaremos completos o seremos perfectos hasta dejar que el espíritu del amor gobierne en nuestro corazón y empuje nuestra existencia a vivirse consciente y apasionadamente persona. Persona masculina y persona femenina: dos modos de la persona de ser en el mundo para dar Gloria a Dios.

miércoles, 23 de febrero de 2011

¡Ser Discípulos! Aprende a defender tu fe.

¡Ser Discípulos! Aprende a defender tu fe.
Un Dios castigador
Y Él les dijo: “¿Y vosotros, quién decís que soy yo? Simón Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”.
Autor: André Manaranche | Fuente: Libro preguntas jóvenes a la vieja fe.

Boletín ¡Ser discípulos! Aprende a defender tu fe
Tema: Preguntas jóvenes
Fuente: Libro preguntas jóvenes a la vieja fe. Autor André Manaranche,


I. TUS PREGUNTAS SOBRE DIOS


¿UN DIOS CASTIGADOR?

Esta es la pregunta que me planteas:

«¿Cómo se puede decir que el Sida es un castigo de Dios, cuando hay niños totalmente inocentes que mueren por culpa de esta terrible enfermedad?».

Siempre es lo mismo: un Dios-explicación de una plaga contemporánea. En primer lugar, debo confiarte que estos dos últimos años ayudé a bien morir, en un hospital de París, a dos jóvenes amigos, afectados por el Sida: Frank, muerto el 18 de mayo de 1988, a los 22 años, y Martín, muerto el 22 de enero de 1988, a los 29 años de edad. También debo decirte que Martín, pensando en su caso personal, me había planteado tu misma pregunta. Evidentemente, no le traté como un maldito de Dios, sino como el hijo querido del Abba, nuestro Padre del cielo, y así, poco a poco, le fui convenciendo. Comprenderás que, si el mismo Dios hubiese enviado desde lo alto del cielo este virus terrible, para castigar a la gente, no nos iba a pedir que amásemos a los afectados en su nombre. ¡Al menos que estuviese arrepentido y quisiese reparar un mal del que se avergonzase! ¡Seamos lógicos! En ese caso no nos habría dicho: «amaros los unos a los otros», sino «apartaos de los sidosos, están malditos...».

Mi actitud contigo no será diferente a la que mantuve con mis amigos, que en paz descansen, aunque mi respuesta tratará de ser más reflexiva y profunda.

¿Quién plantea esta pregunta?

Permíteme, en primer lugar, preguntarte con qué actitud planteas esta pregunta. Porque hay dos formas de reaccionar. Por un lado está, sin duda, tu reacción, que traduce una perplejidad o, incluso, un escándalo doloroso. Y por otro lado, la del «deshacedor de entuertos», que muestra su alegría, constatando que -¡por fin!- Dios defiende su causa, sanciona enérgicamente el mal, y detiene la decadencia creando esta terrible pero benéfica disuasión. ¡Ya iba siendo hora! ¡El principio de la sabiduría es el miedo del policía... Y de la enfermedad mortal! Además, la amenaza comienza ya a dar sus frutos: aunque la permisividad moral continúe, ya no se muestra tan triunfante. A lo que algunos, más pesimistas, añaden: «es cierto, pero llega demasiado tarde; la Virgen predijo la inminencia de la catástrofe y la hora ha llegado; preparémonos para el Apocalipsis».

Ten en cuenta, además, que no es raro encontrarse con esta actitud. Después de escribir un artículo en «Familia cristiana», para restablecer la verdad, es decir, la bondad de Dios, recibí una carta indignadísima de un lector, reprochándome el haber desfigurado el verdadero rostro de Dios y haber apoyado la inmoralidad. Le respondí preguntándole sencillamente si, cuando comulgaba, recibía en la hostia el cuerpo de un .verdugo de los demás... Y el episodio me hizo recordar un pasaje de la película «Señor Vicente». Unas señoras de la alta sociedad, a las que San Vicente Paul había invitado a acoger a unos niños abandonados, le responden indignadas: «¡Dios no quiere que vivan; son los hijos del pecado!». A lo que el santo, muy serio, replicó: «Señoras, cuando Dios quiere que alguien muera por el pecado, envía a su propio hijo». ¡Qué respuesta!

¿Qué dice la Escritura?

Y, sin embargo, la idea de un Dios castigador, que a ti y a mí nos aterroriza, puede basarse en argumentos bíblicos nada despreciables. Es verdad que, desde el primer pecado (Génesis 3,14-19) hasta los de hoy (Romanos 1,18-32), el Señor castiga la rebeldía con penas diversas, de las que la peor es la muerte. Su palabra anuncia el juicio: «por haber hecho esto..., ¡OH hombre!..., te pasará esto.»

De esta forma enérgica fue tratado el pueblo de Dios, cuando se mostraba infiel, por los profetas. Así, en tiempo de los Jueces, el pueblo puede elegir entre la zanahoria o el palo. Además, en la Biblia, Dios no se contenta con dejar que el pecado dé su propio fruto automáticamente (es lo que se llama la «justicia inmanente»), sino que infringe el castigo en persona.

Pero esta táctica divina del golpe por golpe puede que funcione a nivel colectivo, pero no a nivel individual. En este segundo nivel, lejos de sancionar inmediatamente al malo, a menudo Dios le deja prosperar y pavonearse en un lujo insolente. Ya tiene papada y, mientras sigue engordando (Salmo 73,6-7), se burla de un cielo que parece sordo, ciego y manco (versículos 10-11). En cambio, el justo soporta toda clase de calamidades... ¡Realmente la justicia divina escandaliza y confunde! Es el mundo al revés. Algo de eso vivió el pobre Job ahogado por las desgracias, mientras sus amigos intentaban hacerle confesar un pecado secreto que justificase sus males. ¡Y Yahvé se contentaba con mandarle guardar silencio!

En la misma época, los profetas se ponen a proclamar que Dios no quiere la muerte del pecador, sino que viva (Ezequiel 18,23). Sin aflojar su exigencia, Yahvé se muestra dispuesto al perdón y multiplica sus llamadas al arrepentimiento. El tono va cambiando: se acercan los nuevos tiempos.

El Evangelio confirma esta oferta de misericordia. Puesto en presencia del ciego de nacimiento, Jesús rechaza categóricamente la idea de un castigo personal o familiar (Juan 9,1-3). Asimismo, al hablar de la torre de Siloé, que había sepultado bajo sus escombros a dieciocho personas, evita poner en relación directa la catástrofe con un eventual pecado cometido por las victimas (Lucas 13, 4-5). Además, el Padre celestial no mira la buena o mala conciencia de los campesinos para sobre sus tierras el sol y la lluvia. En efecto, calienta y riega indistintamente a justos y pecadores sin que las nubes salten las tierras de los malos para castigarles por sus pecados también nosotros hemos de hacer lo mismo y saludar a nuestros enemigos como si fuesen amigos.

A la inversa, el Señor no cura a todos los enfermos, y cuando cura a algunos, no se trata de una recompensa, sino de un signo, y los que no son librados de su enfermedad no pueden tomárselo como un castigo. ¡Aléjate, pues, de este simplísimo que te proporciona débiles explicaciones!

¿Y el Sida?

Volvamos al Sida. Aunque a menudo vaya unido a la homosexualidad (sobre todo el principio) o la toxicomanía (por el uso de jeringuillas contaminadas), esta terrible enfermedad se transmite también por otras causas. Por ejemplo por una simple transfusión sanguínea. El personal hospitalario se arriesga permanentemente a un accidente, a pesar de las precauciones tomadas. No debes pues establecer una relación directa entre el Sida y la inmoralidad.

Por otra parte, guardándote muy mucho de imaginar un Dios vengador, entregando una especie de querrá bacteriológica contra los impuros, como los rusos en Afganistán. El Sida muestra simplemente que el hombre no puede jugar con su humanidad de una manera insensata, contraviniendo la sabiduría inscrita en la naturaleza. No se puede hacer el amor de forma cualquiera. ¡No se maltratan impunemente las mucosas ni los sentimientos! Desgracia también para los poderes públicos que, bajo el pretexto de acabar por todos los medios con esta grave amenaza, no consiguiesen más que amentar y legalizar la permisividad banalizando la distribución de preservativos. La urgencia a corto plazo no debe hacemos olvidar el problema de fondo, que no es sólo un asunto de la Iglesia, a la que, por otra parte, se acusa de intolerancia y se ridiculiza.

El asunto no es nuevo. En todas las épocas, más menos turbulentas, algunos creyentes predijeron catástrofes o atribuyeron una catástrofe presente al pecado social del momento. ¡Durante la Segunda Guerra Mundial, algunos predicadores presentaron la derrota de Francia como un castigo por su laicismo! No interpretes a tu gusto los acontecimientos de este mundo, atribuyéndolos a los designios del cielo. En ese caso estarás proyectando sobre Dios tus terrores y tus violencias. Es verdad que el Sida es una tremenda amenaza ante la que no se pueden cerrar los ojos, ya que su presencia es cada vez más evidente. Se comprende también que algunos vean un juicio de Dios en una plaga de una amplitud galopante. Pero sería totalmente erróneo buscar en el Sida el horóscopo divino. Lo que Dios quiere de ti es que te armes con el coraje de la pureza y de la caridad. ¡No busques en otra parte! (1: A mediados del siglo XVI, un teólogo flamenco, Miguel Bayo, defendió que todo sufrimiento humano era el castigo del pecado original o de los pecados personales. Concluyó, además, que la Virgen Maria no era inmaculada, por lo mucho que había sufrido durante su vida, y que incluso había pecado como todo el mundo. ¡Ya ves a donde conducen las teorías! el Papa San Pío V condenó este error en 1567. Mucho antes, San Agustín había dicho que el sufrimiento funciona como un remedio más que como un castigo).

domingo, 20 de febrero de 2011

El verdadero cambio necesario que sí precisa la Iglesia

El verdadero cambio necesario que sí precisa la Iglesia
Lo que necesitamos es fe en plenitud, cultivo espiritual, comunión eclesial, autenticidad, lealtad, conversión y pasión por Jesucristo, por su Iglesia y por la misión evangelizadora a favor de la humanidad
Autor: Editorial Ecclesia | Fuente: www.revistaecclesia.com

El pasado 3 de febrero un grupo de 144 teólogos alemanes, austriacos y suizos -un tercio de su actual totalidad en ejercicio- hicieron público un memorandum titulado «Iglesia 2011: Un cambio necesario Necesidad de avanzar hacia un nuevo comienzo». La supresión del celibato sacerdotal, el acceso de las mujeres al sacerdocio ministerial, una mayor participación de los laicos y procesos más democráticos en las elecciones episcopales son los reclamos principales del mismo. En España, tres antiguos profesores de Teología han encabezado asimismo una campaña de recogida de firmas de adhesión al manifiesto.

¿Es este el verdadero cambio que necesita nuestra Iglesia? ¿Nuestra propia identidad cristiana y eclesial y los problemas y limitaciones pastorales con que topamos hoy día y hasta nuestros mismos pecados pasados o presentes demandan en realidad abordar cuestiones de esta naturaleza? ¿Con medidas similares han conseguido otras Iglesias y confesiones cristianas revitalizar, redinamizar y fertilizar sus comunidades o, al contrario, han sido sumidas todavía más en la crisis y en las crisis? ¿Siguiendo estas propuestas -no todas de la misma envergadura y cualificación-, seríamos más fieles al Evangelio y prestaríamos mejor servicio a los hombres y mujeres de nuestro tiempo? Creemos sincera, humilde y firmemente que no.

En referencia a la supuesta posibilidad y conveniencia del sacerdocio femenino, la Iglesia -repite paciente y fundamentadamente el magisterio papal de las últimas décadas- no puede dar lo que no tiene y a lo que no está legitimada. Las razones del celibato sacerdotal, de carácter disciplinar, sí, y también de amplio respaldo y cobertura espiritual, pastoral y doctrinal -al menos en cuanto a imitación y seguimiento de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote y de cuyo sacerdocio participan los sacerdotes ministeriales-, son muy poderosas, fecundas y válidas. Y la mayor y mejor participación de los laicos en la vida de la Iglesia no puede ser jamás cuestión de aspiraciones en lograr simplemente por lograr poderes humanos o influencias sociales, en fomentar grupos de presión, en alcanzar cuotas estadísticas y en seguir meros eslóganes publicitarios. Y por lo respecta a los procesos de los nombramientos de los obispos, bueno será recordar que estos nunca se producen sin una amplia y detenida consulta intraeclesial, que obviamente en ningún lugar está escrito que no pueda ser de otra manera ni aún mayor o también menor a tenor de las circunstancias.

El verdadero cambio necesario que urge nuestra Iglesia pasa siempre y también ahora por el reto de la santidad, de la fidelidad, de la comunión, de la constante renovación espiritual y del ardor evangelizador. El verdadero cambio necesario es vivir de la Palabra de Dios, que encuentra en la Iglesia -como recordó días atrás en el Congreso sobre la Biblia de la CEE el teólogo y arzobispo Ladaria- el único ámbito adecuado para su interpretación como Palabra actual de Dios. El verdadero cambio que necesitamos es el del desapego iluminado desde la fe y desde la independencia ideológica ante las consignas y reclamos de la moda y de lo política, social o culturalmente correcto, que aunque pueda conllevar renuncias, son, en realidad, ofrendas libres, generosas y en positivo por la auténtica causa del Reino.

Claro que hay que escuchar y discernir los signos de los tiempos. Claro que siempre es bueno el diálogo y el encuentro. Y estos mismos signos de los tiempos y desde el diálogo y el encuentro precisos lo que se reclama de nosotros los cristianos, de nosotros miembros de la Iglesia, no son posturas acomodaticias ni posicionamientos ideologizados y trasplantados desde fuera. No son viejas y superadas polémicas, ni nuevas o larvadas divisiones o disensiones. No son posiciones lejanas y hasta contrarias al magisterio eclesial, sino todo lo contrario.

En medio de estos presentes tiempos recios de increencia y secularización, lo que reclaman los signos de los tiempos no es que nosotros también nos secularicemos y presentemos, vivamos y transmitamos un Evangelio «light» o bajo en calorías para así, supuestamente -solo supuestamente- hacerlo más atractivo y simpático, porque si la sal se vuelve sosa... Lo que necesitamos es fe en plenitud, cultivo espiritual, comunión eclesial, autenticidad, lealtad, conversión y pasión por Jesucristo, por su Iglesia y por la misión evangelizadora a favor de la humanidad. Es, en suma, ser más de Dios, del Dios de Jesucristo, para así ser más y mejor de y para los hombres nuestros hermanos.
 
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Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria 7ma. semana T.O.


Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
  Séptima semana del Tiempo Ordinario
Del 21/2/2011 al 26/2/2011
 
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Introducción a la semana
La liturgia nos introduce ahora en la lectura del Eclesiástico, uno de los libros sapienciales de la Biblia, es decir, en los que se refleja la sabiduría de Israel. Dicho en pocas palabras, la sabiduría es una reflexión sobre la realidad de las cosas y la experiencia humana para conducirse bien en la vida, tanto en el ámbito privado como en el público. Se centra más en el hombre y sus problemas que en Dios y en la historia de Israel. No obstante, esta reflexión se ilumina con la referencia a la creación (tal como se presenta en los primeros capítulos del Génesis, que hemos recorrido en las últimas semanas) y se enriquece al incorporar también los temas clásicos de la alianza y de la ley.
Precisamente en el Eclesiástico (así llamado en la época cristiana por su frecuente uso en la “ecclesía”, es decir, en las asambleas litúrgicas) se identifica la voz de la sabiduría con la voz de la ley, que es la palabra del Dios de la alianza. El autor de la sabiduría es Dios mismo y el principio de la sabiduría humana es “el temor del Señor”; no el miedo, sino el reconocimiento de la soberanía de Dios y la actitud de reverencia y obediencia que corresponden a la criatura.
Dentro de este marco, se subraya la confianza que genera ese temor de Dios ante las pruebas de la vida, o cómo nos acerca al Señor el amor a la sabiduría, que nos enseña a ser sencillos ante él y siempre dispuestos a la conversión, a la vez que nos permite discernir con acierto en la elección y el trato con los amigos. Todo ello se desprende de nuestra condición de criaturas de Dios, hechas a su imagen e invitadas a la alabanza de su nombre y al cumplimiento de su voluntad.
Del santoral de estos días mencionamos únicamente la fiesta de la Cátedra de san Pedro, una de las más antiguas fiestas cristianas. En ella se celebra a Pedro como cimiento de la fe y supremo pastor de la Iglesia por voluntad de Jesús (ver Mt 16, 13-19; Jn 21, 15-19). El Papa le sucede en la “presidencia de la caridad”, según la bella expresión de san Ignacio de Antioquía hablando de la autoridad del obispo de Roma.
Fray Emilio  García ÁlvarezFray Emilio García Álvarez
Convento de Santo Domingo. Caleruega (Burgos)
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Lunes 21/2/2011
“La Sabiduría viene del Señor”

I. Contemplamos la Palabra

Comienzo del libro del Eclesiástico 1,1-10:
Toda sabiduría viene del Señor y está con él eternamente. La arena de las playas, las gotas de la lluvia, los días de los siglos, ¿quién los contará? La altura del cielo, la anchura de la tierra, la hondura del abismo, ¿quién los rastreará? Antes que todo fue creada la sabiduría; la inteligencia y la prudencia, antes de los siglos. La raíz de la sabiduría, ¿a quién se reveló?; la destreza de sus obras, ¿quién la conoció? Uno solo es sabio, temible en extremo; está sentado en su trono. El Señor en persona la creó, la conoció y la midió, la derramó sobre todas sus obras; la repartió entre los vivientes, según su generosidad se la regaló a los que lo temen.
Sal 92,1ab.1c-2.5 R/. El Señor reina, vestido de majestad
El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa, Señor,
por días sin término. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9,14-29:
En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.
Él les preguntó: «¿De qué discutís?»
Uno le contestó: «Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.»
Él les contestó: «¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.»
Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?»
Contestó él: «Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.»
Jesús replicó: «¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.»
Entonces el padre del muchacho gritó: «Tengo fe, pero dudo; ayúdame.»
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él.»
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?»
Él les respondió: «Esta especie sólo puede salir con oración y ayuno.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, una vez más me recuerdas la necesidad de la oración. Sabes lo que cuesta dejar las cosas que llenan la jornada para “estar a solas con aquel que te ama”. Con la oración no sólo conseguiré lo que creo necesitar, si es tu voluntad, sino sobre todo alcanzaré tener tus sentimientos, tus criterios, tu amistad, tu Vida.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

En las lecturas de este lunes VII del Tiempo Ordinario encontramos una idea que viene esbozada en las dos lecturas en conjunto: la sabiduría es el perfume de la experiencia de vida, bastón para levantarse tras la caída y seguir caminando. La sabiduría es la prueba de que Dios escucha el gemido de su pueblo.
En la primera lectura encontramos la primera parte de esta idea. Una de las enfermedades de nuestro tiempo es pensar que el conocimiento es sabiduría. La lectura del libro del Eclesiástico nos deja claramente esbozado que el conocimiento intelectual no es un buen suelo donde cimentar nuestra vida. En contraste, vemos que nuestro mundo se encuentra articulado en función del conocimiento: quien tiene el conocimiento tiene el poder; la gloria, la fama en nuestro mundo viene por el conocimiento. Y el conocimiento humano suele llevar anejo un pecado: la arrogancia. El conocimiento no es accesible a todos, es parcial, es injusto, se mueve sólo en el espacio del intelecto. La propuesta que nos hace el libro del Eclesiástico para sustentar la vida es en la Sabiduría. Esta, se mueve en el escenario de la vida, de lo real. Afecta a la realidad personal completa, al corazón y a la inteligencia. La sabiduría no conoce de teorías, de teoremas, de paradigmas… La sabiduría es experiencia de vida, camino recorrido, herida de caída… La sabiduría
En el Evangelio, Marcos nos narra una escena de la vida de Jesús con mucho realismo. Es plástica, muy imaginativa… todos somos capaces de hacernos una representación visual de cómo fue la escena. Me llama la atención, el diálogo que se establece entre el padre del niño poseído por el espíritu inmundo desde pequeño y Jesús. La voz del padre se convierte en la voz del hijo que sufre. El niño no puede hablar y lo hace el padre, en su nombre. El diálogo entre el padre y Jesús es una oración bellísima en forma de diálogo. La oración, la súplica del Padre es el grito humano por el sufrimiento. La oración es la voz que clama a Dios para que tenga compasión del que sufre. Y todos tenemos la experiencia de ver que unas veces Dios escucha nuestro grito y otras veces parece que nuestra voz cae en el abismo sin ser escuchada. La fe que requiere la oración no se encuentra tras ver que se ha escuchado nuestra voz y se cumple lo que hemos pedido, a modo de magia. No… La fe se requiere en el momento del grito. Fe, confianza en que Dios escucha nuestra grito y hará cumplir su voluntad no a nuestro modo, sino a su modo. El grito humano se transforma en lágrimas al no verse cumplidas las expectativas humanas… Las lágrimas son, precisamente, el signo de que Dios ha escuchado la súplica. Por ello, Jesús, ante la pregunta de sus discípulos, afirma: Esta especia sólo puede salir con oración. Esta es también la sabiduría del corazón que nos habla la primera lectura.
Fray José Rafael   Reyes GonzálezFray José Rafael Reyes González
Casa Santissima Trinità degli Spagnoli-Roma
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Martes 22/2/2011 Cátedra de San Pedro
“Y vosotros ¿quién decís que soy yo?”

I. Contemplamos la Palabra

Primera Lectura: I Pedro 5,1-4
Queridos hermanos: A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
Sal 22,1-3.4.5.6 R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara, mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R/.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Evangelio: Mateo 16,13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, tu pregunta me llega directa: Y tú ¿quién dices que soy yo? Te respondo que para mí lo eres todo, el Mesías, el Hijo de Dios, el amigo que nunca defrauda. Pero quisiera que no fueran palabras vacías. Aumenta mi fe en ti y en tu Iglesia que, desde la Cátedra de Pedro, enseña la verdad y reúne en el amor. Que se cumpla siempre tu palabra: El poder del mal no la derrotará.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  •  “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?”

La enseñanza que Pedro desde su cátedra, es decir, desde su experiencia personal, nos brinda es que Jesús es “El Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Todo en él brota de esta experiencia. El encuentro con Jesús le cambió la vida. Fue otro hombre antes y después de conocer a Jesús. Y ésta su experiencia gozosa es la que trató de contagiar a todas las personas a las que se dirigió, principalmente después de la muerte y resurrección de Jesús, después de “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificará mi iglesia” y del encargo recibido de “id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
A sus sucesores, “como pastores del rebaño de Dios”, les exhorta a que sean pastores como lo fue Cristo Jesús y que constantemente se miren en este modelo. Nada de gobernarlo “a la fuerza… como déspotas… esperando sórdida ganancia”, sino siguiendo siempre los pasos y los modos del “Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús, el Hijo de Dios, no deja de sorprendernos. Ningún consejo de administración de una gran empresa hubiese puesto al frente de ella a Pedro, el pescador de Galilea. Sin embargo, Jesús le pone al frente de su comunidad, de su iglesia, porque Pedro ha reconocido su debilidad, la he confesado, ha reconocido a Jesús como el Hijo de Dios, ha reconocido que sin Él no puede hacer nada y confía plenamente en la asistencia amorosa de Jesús en su corazón y en toda la comunidad de sus seguidores. “El Señor dice a Simón Pedro: Yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos”.
Fray Manuel Santos  SánchezFray Manuel Santos Sánchez
La Virgen del Camino
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Miércoles 23/2/2011
“El que no está contra nosotros está a favor nuestro”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Eclesiástico 4,12-22:
La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que la aman aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor; los que la retienen consiguen gloria del Señor, el Señor bendecirá su morada; los que la sirven sirven al Santo, Dios ama a los que la aman. Quien me escucha juzgará rectamente, quien me hace caso habitará en mis atrios; disimulada caminaré con él, comenzaré probándolo con tentaciones; cuando su corazón se entregue a mí, volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos; pero, si se desvía, lo rechazaré y lo encerraré en la prisión; si se aparte de mí, lo arrojaré y lo entregaré a la ruina.
Sal 118,165.168.171.172.174.175 R/. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor
Mucha paz tienen los que aman tus leyes,
y nada los hace tropezar. R/.

Guardo tus decretos,
y tú tienes presentes mis caminos. R/.

De mis labios brota la alabanza,
porque me enseñaste tus leyes. R/.

Mi lengua canta tu fidelidad,
porque todos tus preceptos son justos. R/.

Ansío tu salvación, Señor;
tu voluntad es mi delicia. R/.

Que mi alma viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9,38-40:
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, frente a la mezquindad de miras que cierra las puertas de mi corazón a quienes no coinciden conmigo, está la apertura de tu amor y de tu salvación a todos los hombres. Que mi egoísmo no sea nunca obstáculo para que otros puedan conocerte y ser felices. “El que no está contra nosotros está a favor nuestro”. Te pido por los amigos y por los enemigos.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  • “Los que buscan la Sabiduría alcanzan el favor de Dios”

Poseer la sabiduría, es saborear las cosas de Dios.
El Sirácida se caracteriza por personificar la Sabiduría. Sus hijos son los que la buscan ellos se llenarán de alegría y hallarán la gloria. A veces, a través de dificultades, Dios, comienza provocando a sus discípulos, pero volverá por el recto camino y encontrarán la felicidad
La Sabiduría de Dios es reconocida, y vivida por los que aceptan su obra y aman la vida. Ella les instruye y estimula para que alcancen el favor de Dios.
El texto, sigue enumerando una serie de bienes para cuantos se esfuerzan por alcanzarla y procuran vivir de acuerdo a la misma.
Pidamos que el Espíritu Santo nos llene de su Sabiduría, que seamos guiados por Ella para entender, vivir y saborear lo que Dios nos revela.
  • “El que no está contra nosotros está a favor nuestro”

Esta fue la respuesta de Jesús a su discípulo Juan, que, llevado por un celo mal entendido, quería impedir que otros actuaran en nombre de Jesús.
La gracia es don y este lo da Dios a quien quiere. No podemos oponernos a la acción de aquellas personas que trabajan con entusiasmo por la extensión del Reino, aunque no pertenezcan a ningún grupo eclesial establecido, habrá que observar si su enseñanza y trabajo, es verdadero anuncio del Reino, tal como nos enseñó Cristo, visto esto, dejarles libertad de acción.
A veces somos tan celosos, que apagamos el entusiasmo de quien verdaderamente quiere anunciar el Reino con la Palabra o con la vida.
¿Tenemos miedo de que nos lleven la delantera?
Estar con Cristo es buscar y propagar el Reino en su doble dimensión de amor a Dios y a los hermanos. Acojamos a cuantos quieren trabajar por él.
Hna. María Pilar  Garrúes El CidHna. María Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario
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Jueves 24/2/2011
“Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Eclesiástico 5,1-10:
No confíes en tus riquezas ni digas: «Soy poderoso»; no confíes en tus fuerzas para seguir tus caprichos; no sigas tus antojos y condiciones ni camines según tus pasiones. No digas: «¿Quién me podrá?», porque el Señor te exigirá cuentas; no digas: «He pecado, y nada malo me ha sucedido» porque él es un Dios paciente; no digas:«El Señor es compasivo y borrará todas mis culpas.» No te fíes de su perdón para añadir culpas a culpas, pensando: «Es grande su compasión y perdonará mis muchas culpas»; porque tiene compasión y cólera, y su ira recae sobre los malvados. No tardes en volverte a él ni des largas de una día para otro; porque su furor brota de repente, y el día de la venganza perecerás. No confíes en riquezas injustas, que no te servirán el día de su ira.
Sal 1 R/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

Sera como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9,41-50:
En aquel tiempo,, dijo Jesús a sus discípulos: «El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hacer caer, córtatelo; más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo; más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la salva se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, tu palabra de hoy llega directa y tajante a mi corazón: tengo que odiar todo lo que me aparta de ti y alejarme de lo que me hace caer en el pecado. Así, en lugar de ser motivo de escándalo, con tu gracia podré ser testigo de tu amor y servirte en los hombres, mis hermanos, estén en la Iglesia o alejados de ti.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Si fuéramos ángeles o santos no necesitaríamos los consejos del “sabio” del Eclesiástico. Pero somos humanos, con posibilidad de equivocarnos en el discernimiento y en la ejecución. Por eso necesitamos esos sabios consejos.
En el Evangelio se nos habla hoy de detalles. Unos positivos que debemos imitar; otros, negativos que, como cristianos, tenemos que eliminar.
  • Porque Dios es misericordioso, sed sabios

En el Antiguo Testamento, en el Libro de la Sabiduría, ya se nos dice que Dios es misericordioso. Pero, al mismo tiempo, el “sabio” nos dice que seamos cautos. Que podemos y debemos apoyarnos en la misericordia para obrar el bien con confianza y con alegría, con sabiduría. Pero que no obremos el mal, fiados en la misericordia, como si a Dios, por su bondad, le diera igual nuestro comportamiento. Al hombre se le pide que obre el bien, pudiendo, porque es libre, hacer lo contrario. De esa forma podrá ir por la vida tranquilo, confiado no en sus obras, sino en la misericordia de Dios. Esa es la coherencia, honradez y sabiduría que se nos pide.
  • Importancia de los gestos. Marcan toda la diferencia

Según el relato evangélico de hoy, los seguidores de Jesús tendríamos que intentar parecernos a él en el ejercicio y práctica de algunos gestos positivos y por el vacío y carencia de otros negativos.
En cuanto a los primeros, se nos habla del servicio, algo que Jesús hizo hasta la saciedad: “El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20,28). Hoy se nos pide que lleguemos al detalle de dar un vaso de agua a quien pudiera necesitarlo, y no sólo por motivos altruistas –que ya sería mucho- sino viendo en el otro al mismo Cristo. Se nos pide también ser sal en el entorno donde nos toque vivir. Sazonar, construir, edificar, conservar lo bueno. Y que vivamos en paz unos con otros, para lo cual tendremos que empezar teniendo paz con Dios y con nosotros mismos para, siendo pacíficos, poder pacificar.
Pero se hace más hincapié en el texto evangélico en el aspecto negativo, en concreto, en el escándalo. Y se usan los términos más duros y contundentes contra los que escandalizaren “a uno de estos pequeñuelos que creen”, a cualquier persona sencilla y buena, niños y adultos, cuya inocencia y bondad habría que cuidar y fomentar con el mayor esmero. Llegar a escandalizar a estas personas es un “crimen”: “más les valdría que les echasen al fondo del mar”. La delicadeza en este campo debe llegar, según el Evangelio, a cuidar sobremanera todo aquello –manos, pies, ojos- que pudiera escandalizar, hacer daño, no ya sólo a los demás, sino ni siquiera a nosotros mismos.
Fray Hermelindo Fernández RodríguezFray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino
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Viernes 25/2/2011
"Son los dos una sola carne".

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Eclesiástico 6,5-7:
Una voz suave aumenta los amigos, unos labios amables aumentan los saludos. Sean muchos los que te saludan, pero confidente, uno entre mil; si adquieres un amigo, hazlo con tiento, no te fíes en seguida de él; porque hay amigos de un momento que no duran en tiempo de peligro; hay amigos que se vuelven enemigos y te afrentan descubriendo tus riñas; hay amigos que acompañan en la mesa y no aparecen a la hora de la desgracia; cuando te va bien, están contigo, cuando te va mal, huyen de ti; si te alcanza la desgracia, cambian de actitud y se esconden de tu vista. Apártate de tu enemigo y sé cauto con tu amigo. Al amigo fiel tenlo por amigo, el que lo encuentra, encuentra un tesoro; un amigo fiel no tiene precio ni se puede pagar su valor; un amigo fiel es un talismán, el que teme a Dios lo alcanza; su camarada será como él, y sus acciones como su fama.
Sal 118,12.16.18.27.34.35 R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos
Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes. R/.

Tu voluntad es mi delicia,
no olvidaré tus palabras. R/.

Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu voluntad. R/.

Instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas. R/.

Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón. R/.

Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,1-12:
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, tu palabra es tajante y no admite dudas sobre la santidad e indisolubilidad del matrimonio. Hoy quiero pedirte por tantos matrimonios cuyo amor se enfría y cuya unidad se resquebraja. Tú puedes convertir el agua de sus egoísmos en el mejor vino de tu amor: por ese amor tú das la vida por ta esposa, que es la Iglesia.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  • Quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro

El Eclesiástico nos describe hoy una de las relaciones humanas más plenificantes que podemos tener en nuestra vida: la amistad. En ocasiones llega incluso a ser un vínculo más fuerte que los propios lazos familiares. Y también es una relación que hace sufrir enormemente cuando se corrompe y desvirtúa.
Desde que Dios se hizo hombre en Jesucristo, ninguna realidad humana le es ajena. Tampoco la amistad. Jesús dijo: “A vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer”. Llegó a una intimidad tal que no se reservó nada para sí. Y también sufrió las consecuencias del abandono y traición de sus amigos. Hoy nosotros somos también los amigos de Jesús.
Un “plus” en la relación de amistad es el vínculo espiritual de los amigos. Muchos ejemplos en la historia de los santos nos hablan de amistades espirituales, en las que se comparte también la cercanía con el Señor, y el enriquecimiento mutuo puede llegar a límites insospechados de intimidad.
  • Son los dos una sola carne.

La realidad del matrimonio y la familia es tan antigua como el ser humano. Y Yahveh dio a Moisés normas y leyes para regularla. Jesús, ante una pregunta con ánimo de comprobar si su enseñanza se ajustaba a los cánones del judaísmo más ortodoxo, se remonta no ya a Moisés, sino “al principio”, es decir, al momento de la Creación, antes del pecado de Adán y Eva. Cuando el hombre y la mujer vivían en plena comunión entre ellos y con Dios; cuando Yahveh paseaba con ellos por el jardín del Edén a la hora de la brisa.
Jesús “no ha venido a abolir la Ley, sino a darle plenitud”. Su máxima aspiración es la felicidad del hombre, no su sufrimiento. Precisamente por esto murió en la cruz y resucitó. Y desde ese momento, hace nuevas todas las cosas, y es posible, de nuevo que el hombre y la mujer puedan entregarse mutuamente en total donación, sin reservas; que vuelvan a ser “una sola carne”. Esta nueva relación sólo será posible si entre ellos está el Espíritu Santo, el Amor de Dios. Por lo que ya no sólo serán dos, sino TRES; y estarán unidos por Cristo, con Cristo y en Cristo. No en sus fuerzas, sino con las de Dios, por la gracia del sacramento, para dar testimonio de la Nueva Creación.
MM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la PiedadMM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad
Palencia
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Sábado 26/2/2011
“De los que son como ellos es el reino de Dios”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Eclesiástico 17,1-13:
El Señor formó al hombre de tierra y le hizo volver de nuevo a ella; le concedió un plazo de días contados y le dio dominio sobre la tierra; lo revistió de un poder como el suyo y lo hizo a su propia imagen; impuso su temor a todo viviente, para que dominara a bestias y aves. Les formó boca y lengua y ojos y oídos y mente para entender; los colmó de inteligencia y sabiduría y les enseñó el bien y el mal; les mostró sus maravillas, para que se fijaran en ellas, para que alaben el santo nombre y cuenten sus grandes hazañas. Les concedió inteligencia y en herencia una ley que da vida; hizo con ellos alianza eterna, enseñándoles sus mandamientos. Sus ojos vieron la grandeza de su gloria, y sus oídos oyeron la majestad de su voz. Les ordenó abstenerse de toda idolatría y les dio preceptos acerca del prójimo. Sus caminos están siempre en su presencia, no se ocultan a sus ojos.
Sal 102,13-14.15-16.17-18a R/. La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos de barro. R/.

Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla. R/.

Pero la misericordia del Señor dura siempre,
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,13-16:
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, qué poco significaba un niño en tu tiempo. Y, sin embargo, para ti son los más importantes: los abrazas, los bendices, les impones las manos. Y me dices claramente que, si quiero entrar en tu reino, tengo que aceptar tu Evangelio, anuncio del reino de Dios, con la sencillez y la pureza de un niño.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

 

Oferta del día:
Amor y Vida gratis
Razón: Dios Padre-Madre

¿Qué tendrá la palabra gratis que a todos nos gusta?

No hace mucho un anuncio se presentaba con esta frase. Y es cierto. No vamos a explicar lo que cuesta todo, ni vamos a hacer referencia a lo caro que está esto o aquello. Más bien vamos a reflexionar sobre el concepto gratis.
Si alguien toca a la puerta de su casa ofreciéndole cualquier cosa gratis, seguro que piensa que tiene truco, que algo va a tener que comprar a cambio. Formamos parte de la cultura del “te doy a cambio de…”
Sin embargo, en la primera lectura nos encontramos con un gesto que nace del Amor, de la gratuidad, de la auténtica, la que no busca nada a cambio. Dios Padre-Madre crea al ser humano por Amor, pero no sólo lo crea, le da dones: boca, ojos, inteligencia, sabiduría… y además le dio una ley, una clave, que acompañada de la sabiduría entregada se convierte en una clave de sentido: deseo de Felicidad y capacidad para buscarla; deseo de Amor y capacidad para sentirlo; deseo de Vida y capacidad para disfrutarla.
Todo esto con un detalle que no nos puede pasar desapercibido: hace al ser humano a su propia imagen, es decir, como Dios: BUENO. Cuando el mundo, la sociedad se pregunta dónde están las raíces del Ser Humano, nosotros desde la fe solo podemos contestar: en Dios, pero podemos decirlo de muchas maneras: en el Amor, en la Bondad.
El problema es incluso que los cristianos y cristianas hemos olvidado este episodio de amor de nuestras vidas y parece que somos más descendientes del pecado que de la gracia. Podríamos decir que nos hemos convertido en anoréxicos en la fe, cuanta más gracia recibimos más pecadores nos empeñamos en vernos. ¿Acaso no traicionamos nuestra esencia si no vemos el Amor del que venimos y con el que se nos creó?
Pero claro, hay que ser muy ingenuo, infantil, ignorante, o ciego para afirmar que nuestro origen está en el Amor, en la Bondad, viendo lo que nos rodea, la injusticia, la violencia, la necesidad de tener más, la necesidad de poder, nuestras propias limitaciones. Definitivamente, hay que ser muy ciego… o muy infante.
Quizá hace algunos años en nuestra comunidad lo entendíamos, o lo teorizábamos. Pero en la actualidad, que gozamos de la dicha de contar con criaturas corriendo y jugando a nuestro alrededor, podemos ver con más claridad lo que implica ser infante, lo que es crecer y vivir desde la confianza y el amor.
Nuestros hermanos y hermanas no solo han transmitido vida, lo han hecho desde el amor, desde su inicio hasta el momento presente, y es el don más grande que como comunidad sentimos, ver que crecen en el Amor y no en el sufrimiento.
Confían, descansan, disfrutan, ríen porque alguien vela por su seguridad, alguien desea profundamente, sin límites, que sean felices. Y no por nada a cambio, por puro Amor y Gratuidad.
Vivir desde esta experiencia quizá no sea el pasaporte al Reino de Dios, quizá sea el mismo Reino de Dios.
Comunidad El Levantazo Comunidad El Levantazo
CPJA - Valencia
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lunes, 14 de febrero de 2011


Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
  Sexta Semana del Tiempo Ordinario
Del 14/2/2011 al 19/2/2011
 
Ir a: Introducción a la semana / Lunes / Martes / Miércoles / Jueves / Viernes / Sábado
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Introducción a la semana
Además de la creación y el paraíso, los primeros capítulos de la Biblia contienen también otras narraciones paradigmáticas. Nos confirman, por un lado, que desde siempre el ser humano tiene torcido el corazón (y en su pecado, en cierto modo, lleva la penitencia); por otro, que Dios es exigente, pero no se cansa de ser misericordioso.
La ruptura con el creador en los orígenes se consolida en la ruptura de la fraternidad entre Caín y Abel, quedando aquél, furioso asesino de su hermano, condenado a vivir errante, aunque marcado con el sello de Dios para no morir a su vez a manos de cualquier otro.- El diluvio responde a una escalada de maldad y perversión que llenan la tierra, pero, por la ejemplar conducta de Noé, Dios salva a una parte de ese mundo indeseable; luego, disipadas ya las lluvias exterminadoras, jura al hombre no volver a maldecir la tierra y firma con él un pacto de clemencia: el arco iris recordará siempre que no hay rencor en el corazón de Dios.- Finalmente, las pretensiones desorbitadas de llegar al cielo con sus fuerzas y alcanzar gloria imperecedera provocó en la humanidad, por no contar con Dios, la confusión y la falta de entendimiento, que desde entonces dividen a los hombres y a los pueblos.
Como colofón de la semana, una cita recapituladora de la carta a los Hebreos recuerda en pocas palabras la fe de Abel y de Noé, que Dios tuvo en cuenta al intervenir en aquellos tiempos precursores. Una fe que sigue siendo, en los pasajes evangélicos de estos días, la que cura y la que salva a los que recurren a Jesús.
En las celebraciones del santoral destacan también dos hermanos, los santos Cirilo y Metodio; a diferencia de los del Génesis, vivieron estrechamente unidos, tanto en la vocación monástica como en una singular tarea apostólica: la de verter, en los moldes de la lengua y la cultura eslavas, el patrimonio litúrgico y doctrinal heredado de la Iglesia antigua. El papa Juan Pablo II les dedicó una encíclica, declarándolos copatronos de Europa por su sólida contribución a la cristianización de este continente.
Fray Emilio  García ÁlvarezFray Emilio García Álvarez
Convento de Santo Domingo. Caleruega (Burgos)
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Lunes 14/2/2011 Santos Cirilo y Metodio
“Ahora nos dirigimos a los paganos”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13,46-49:
En aquellos días, Pablo y Bernabé dijeron a los judíos: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región.
Sal 116,1.2 R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,1-9:
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, en la fiesta de los santos Patronos de Europa, te pido por el conjunto de los europeos: que sean consecuentes con sus raíces cristianas, que tus discípulos no se encuentren como ovejas en medio de lobos. Pon paz, fe y unidad en esa casa grande de Europa, porque tu reino está cerca. ¡Europa ha evangelizado al mundo y hoy es tierra de misión!
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Nos encontramos hoy con la fiesta de Cirilo y Metodio, patronos de Europa. Dos hermanos de sangre de Tesalónica que fueron enviados a predicar el Evangelio al gran Imperio de Moravia. Apóstoles entre los gentiles, como Pablo y Bernabé en la primera lectura del libro de los Hechos de Apóstoles. La vida de Pablo no se puede entender aisladamente… Pablo no fue un predicador itinerante solitario. Las misiones de Pablo son misiones de un grupo. Bernabé fue, quizás, el compañero más querido por Pablo para predicar. Los problemas en la misión de predicar el Evangelio, los separó e hizo que Pablo tomar otro equipo predicador. Lo importante tanto para Pablo como para Bernabé no se trataba en cómo predicar, sino en predicar. Predicar, predicar, predicar… es la única misión para la cual se sentían hechos. Y a esa entregaron la vida…
Por ello, en el Evangelio que se nos propone hoy encontramos el famoso envío a predicar de los 72 discípulos. Con ello, se no quiere poner de relieve que la misión no la elige cada uno, sino que la misión es delegada por Nuestro Señor. Al recibir esta misión de parte del propio Jesús nos convertimos en delegado de Él, hablamos en su nombre… Al predicar conforme a la palabra de Jesús predicamos con palabras humanas la Palabra de Dios. Nuestra predicación se convierte, de esta manera, en Palabra de Dios. Evidentemente que no somos Dios, pero actuamos en nombre de Jesús y por encargo de Él.
Cirilo y Metodio recibieron el encargo de predicar la Palabra de Dios en medio de un imperio pagano. Su tarea fue ingente y de muchos colores, entre ellas traducir la Sagrada Escritura al lenguaje eslavo. De esta manera la Palabra de Dios entró en la vida, en la cultura y en las gentes de aquel imperio del s. IX.
Fray José Rafael   Reyes GonzálezFray José Rafael Reyes González
Casa Santissima Trinità degli Spagnoli-Roma
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Martes 15/2/2011
“¿Y no acabáis de entender?”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 6,5-8;7,1-5.10:
Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón. Y dijo: «Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho.»
Pero Noé alcanzó el favor del Señor.
El Señor dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. Dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie de la tierra a todos los vivientes que he creado.»
Noé hizo todo lo que le mandó el Señor. Pasados siete días, vino el diluvio a la tierra.
Sal 28, 1a.2.3ac-4.3b.9c-10 R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 8,14-21:
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían mas que un pan en la barca.
Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»
Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.»
Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»
Ellos contestaron: «Doce.»
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»
Le respondieron: «Siete.»
Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, tus prodigios son infinitos en mi vida: quiero recordarlos, pero sobrepasan mi capacidad. ¡Gracias! Confieso que todo lo bueno que tengo me viene de ti, y lo malo es cosecha propia.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  •  “Pasados siete días, vino el diluvio a la tierra”

Desde el principio de la creación, a lo largo de todo el Antiguo Testamento, nos encontramos con el misterioso problema de la “maldad de hombre”. Una maldad que siempre se concreta en romper su relación con Dios, su Creador, e ir en contra de los caminos de salvación y de amistad que Él le propone. A pesar de todo, siempre un resto permanece fiel a Yahvé. En este relato, es Noé y su familia ese resto al que Dios salva del diluvio dirigido a los que le han dado la espalda.
Ciertamente la “maldad del hombre” sigue en tiempos de Jesús y en nuestro tiempo. En este punto no han cambiado mucho las cosas. Lo que sí ha cambiado es la actitud de Jesús, el Hijo de Dios, ante los pecadores, a los que siempre tiende su mano perdonadora. La actitud del Padre del hijo pródigo es el símbolo de la actitud de Dios Padre ante cualquier desvarío nuestro. Siempre nos recibirá… si somos capaces de volver a Él y no nos mandará un nuevo condenador diluvio de agua. Como nos muestra su constante conducta, el único diluvio, que siempre está dispuesto a enviarnos es el de su de su amor, su compresión, su perdón, su luz, su esperanza… Ojalá lo aceptemos.
  •  “¿Y no acabáis de entender?”

Ciertamente los apóstoles obligaron a Jesús a ejercer la paciencia, como lo demuestra el evangelio de hoy y otros pasajes. Jesús les habla de la levadura, del modo de actuar y de vivir, de los fariseos y de Herodes para que no la sigan, y ellos piensan que se refiere al pan que no tienen. Armándose de paciencia, sin darse media vuelta y dejándoles en el camino, les reprocha su torpeza para entender las cosas que les dice. Y les invita a que abran bien sus ojos y sus oídos para ver y oír todo lo que Él les ofrece.
Esa invitación también nos la dirige a nosotros al principio de 2011. Es cierto que algunas palabras de Jesús nos resultan difíciles de entender, pero la inmensa mayoría de ellas poseen un lenguaje sencillo y comprensible. Pidámosle que mantenga nuestros ojos y nuestros oídos siempre abiertos a todas sus acciones y palabras y no le hagamos ejercitar su paciencia.
Fray Manuel Santos  SánchezFray Manuel Santos Sánchez
La Virgen del Camino
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Miércoles 16/2/2011
“Jesús, impuso las manos y el ciego vio”

I. Contemplamos la Palabra

Libro del Génesis 8,6-13.20-22
Pasados cuarenta días, Noé abrió el tragaluz que había hecho en el arca y soltó el cuervo, que voló de un lado para otro, hasta que se secó el agua en la tierra. Después soltó la paloma, para ver si el agua sobre la superficie estaba ya somera. La paloma, no encontrando donde posarse, volvió al arca con Noé, porque todavía había agua sobre la superficie. Noé alargó el brazo, la agarró y la metió consigo en el arca. Esperó otros siete días y de nuevo soltó la paloma desde el arca; ella volvió al atardecer con una hoja de olivo arrancada en el pico. Noé comprendió que el agua sobre la tierra estaba somera; esperó otros siete días, y soltó la paloma, que ya no volvió. El año seiscientos uno, el día primero del mes primero, se secó el agua en la tierra. Noé abrió el tragaluz del arca, miró y vio que la superficie estaba seca. Noé construyó un altar al Señor, tomó animales y aves de toda especie pura y los ofreció en holocausto sobre el altar.
El Señor olió el aroma que aplaca y se dijo: «No volveré a maldecir la tierra a causa del hombre, porque el corazón humano piensa mal desde la juventud. No volveré a matar a los vivientes, como acabo de hacerlo. Mientras dure la tierra, no han de faltar siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche.»
Sal 115,12-13.14-15.18-19 R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 8,22-26:
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego, pidiéndole que lo tocase.
Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en lo ojos, le impuso las manos y le preguntó: «¿Ves algo?»
Empezó a distinguir y dijo: «Veo hombres; me parecen árboles, pero andan.»
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a casa, diciéndole: «No entres siquiera en la aldea.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR,a mí no me llevan a que me cures: soy yo quien acudo a ti buscando la salud, más del alma que del cuerpo. Si quieres, puedes curarme. Necesito que cada día vayas limpiando los ojos de mi alma para que te conozca mejor y te siga con mayor fidelidad: en eso consiste el camino de mi salvación. Porque cuando vea con claridad tu bondad y tu amor, no querré ninguna otra cosa.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  • “No volveré a maldecir la tierra”

Contemplemos la prudencia de Noe, él creyó a Dios, y construyó el arca, salvando así la vida del diluvio, tiene paciencia hasta que la tierra esté habitable, no tienta a Dios, espera con paz.. Una vez en tierra firme, lo primero que hace es volver a Dios para darle gracias por tanto bien recibido; levanta un altar y ofrece sacrificios sobre el mismo.
Dios recibe con agrado estos sacrificios y, aun conociendo el corazón del hombre, sede de todas las facultades de cada persona, de donde brota lo bueno y lo malo, hace un nuevo pacto con él, aunque el hombre no sea fiel, Dios siempre es fiel, y promete que la tierra volverá a dar sus frutos, que enviará la lluvia y cuanto necesite para ello, en beneficio de todos los vivientes.
El Dios “siempre fiel”, quiere y nos pide fidelidad, como signo de ella cantemos y profundicemos en el salmo del día ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
  • “Jesús, impuso las manos y el ciego vio”

Tal vez por las condiciones climatológicas del lugar, en tiempo de Jesús abundaban los ciegos..Siendo un sentido tan importante en la vida del hombre, no es extraño que ,la curación de la ceguera, fuera considerada como un signo de la presencia del Mesías prometido: “Los ciegos ven..” (Is 61,18b), por lo cual, no nos debe extrañar la actitud de Jesús, que lleva al enfermo fuera para curarlo, y así, evitar que lo proclamen como el Mesías esperado, no olvidemos el mesianismo ascendente del evangelio de Marcos.
Visto esto, vamos a resaltar la lección que nos presenta a nosotros:
Un ciego, necesita ayuda y aquí nos dice que alguien se la prestó “Le presentaron ante Jesús” Los que lo hicieron, creen en el poder de Jesús y buscan el bien para el ciego.
Nosotros tenemos la dicha de creer, en nuestro entorno hay muchos ciegos que no creen ¿Procuramos llevarlos a Cristo?; ¿Cómo?, sólo Él puede curar su ceguera, pero nos necesita para que los conduzcamos a El.
Hna. María Pilar  Garrúes El CidHna. María Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario
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Jueves 17/2/2011
“Tú eres el Mesías”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 9,1-13:
Dios bendijo a Noé y a sus hijos, diciéndoles: «Creced, multiplicaos y llenad la tierra. Todos los animales de la tierra os temerán y respetarán; aves del cielo, reptiles del suelo, peces del mar, están en vuestro poder. Todo lo que vive y se mueve os servirá de alimento; os lo entrego, lo mismo que los vegetales. Pero no comáis carne con sangre, que es su vida. Pediré cuentas de vuestra sangre y vida, y se las pediré a cualquier animal; y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano. Si uno derrama la sangre de un hombre, otro derramará la suya, porque Dios hizo al hombre a su imagen. Vosotros creced y multiplicaos, moveos por la tierra y dominadla.»
Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.»
Y Dios añadió: «Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra.»
Sal 101,16-18.19-21.29.22-23 R/. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra
Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.

Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia,
para anunciar en Señor el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 8,27-33:

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Ellas; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.»
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, yo, como Pedro, te digo con plena convicción que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, mi Salvador y mi Señor. Hoy te pido que también tenga el valor de confesarlo ante otros que o no te conocen o se avergüenzan de ser discípulos tuyos. Y también te pido no parecerme a Pedro cuando, pensando como los hombres, quiere persuadirte de que te alejes de la Cruz. Adoro tu Cruz y quiero seguirte cada día con la mía.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Esta pequeña, pero fundamental, encuesta sobre la persona de Jesús que él mismo realiza en sus discípulos marca el inicio de su última y definitiva etapa entre nosotros. Se va a iniciar su subida a Jerusalén. Hoy Jesús “instruye” a sus discípulos sobre lo que va a tener lugar en Jerusalén: padecerá mucho, será condenado, ejecutado y, a los tres días, resucitará. Según la confesión de Pedro, todo esto lo hará como Mesías. Al final, se nos narrará la poco afortunada “amonestación” de Pedro a Jesús que dio lugar a la “dura” contestación de éste a Pedro.
  • “¿Quién dice la gente que soy yo?”

Con esta primera pregunta Jesús prepara el terreno. Antes de entrar en cuestiones personales, esta pregunta, que no compromete para nada, es sólo sobre lo que los demás opinan de él, de Jesús. Y los discípulos se muestran dicharacheros y confiados: “Unos que Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas”. Piensan que Jesús quedará tranquilo y satisfecho con esto, pero no va a ser así. No era esto lo importante para Jesús ni lo que él andaba buscando.
  • “Y vosotros, ¿quién decís que soy?”

Esto ya es distinto. Esto ya puede comprometer más, sobre todo sabiendo que a Jesús no se le puede engañar. Como si Jesús pidiera aclararse con respecto a él esclareciendo y clarificando la postura personal de cada uno. “¿Por qué me sigues tú?” “¿Qué has visto en mí que hace que me sigas?” “¿Hasta dónde estás dispuesto a ir en mi seguimiento?” “¿Crees que los demás ven coherencia entre tu postura y tu vida?”
“¿Y vosotros?” Sólo Pedro, como en otras ocasiones, intenta romper el hielo y solventar de la mejor manera posible aquel dilema: “Tú eres el Mesías”. Y todos respiran aliviados, creyendo que no se puede contestar más ni mejor. Y tenían razón. Si, de verdad, Jesús fuera para ellos el Mesías, el Señor, el Hijo de Dios, Dios con nosotros, no podían haber contestado mejor, representados por Pedro.
  • Grandeza y “miseria” de Pedro

Jesús aceptó la respuesta, al menos de momento. Y, aunque no lo dijera, le agradó la postura y sinceridad de Pedro. Pero, dándose cuenta, también, del concepto tan pobre que tenían de su mesianismo, inmediatamente les da una clase práctica sobre el mismo y sobre lo que, en consecuencia, tiene que suceder al verdadero Mesías en Jerusalén. Se lo dijo meridianamente claro, pero la actitud de Pedro demostró que lo que ellos habían entendido no era lo que Jesús quiso aclarar. La espontaneidad le jugó una mala pasada a Pedro que quiso dar una lección al Maestro sobre lo que, como Mesías, tenía que hacer y evitar. Y pasó lo que tenía que pasar: “¡Quítate de mi vista, Satanás! Tú piensas como los hombres, no como Dios”.
Más tarde, Pedro y los discípulos llegarán a “pensar como Dios”, y acabarán dándonos el mejor ejemplo de la implicación personal en su vida, como respuesta, ya no de memoria, sino con su martirio, a la pregunta que aquel día les había dirigido el Señor.
Fray Hermelindo Fernández RodríguezFray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino
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Viernes 18/2/2011
"El que quiera venir conmigo…"

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 11,1-9:
Toda la tierra hablaba la misma lengua con las mismas palabras. Al emigrar (el hombre) de oriente, encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí.
Y se dijeron unos a otros: «Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos.»
Emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento.
Y dijeron: «Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra.»
El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo: «Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de modo que uno no entienda la lengua del prójimo.»
El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra.
Sal 32,10-11.12-13.14-15 R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad. R/.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.

Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 8,34-39
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mi y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre entre los santos ángeles.»
Y añadió: «Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, no hay mejor manera de emplear la vida que me das, que gastarla por ti, por tu Reino, por tu Iglesia: la Iglesia eres tú mismo presente en los hermanos. Quiero perder mi vida –que es salvarla– por ti y por tu Evangelio, cargando cada día con mi cruz y siguiendo tus pasos. ¿De qué me sirve ganar todo el mundo si pierdo mi alma?
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  • Pentecostés, una réplica de Babel

La liturgia nos presenta con la lectura del libro del Génesis los primeros capítulos de la historia de la humanidad. Y lo primero que destaca es que la ruptura con Dios lleva a la ruptura del hombre consigo mismo, y con los demás.
Sigue el hombre en su afán de ser como Dios, llamar la atención, dominar. Pero Dios les sale al paso, los dispersa y confunde su lengua, ya dejan de ser uno. Dios, rico en misericordia, tiene un plan de salvación: Jesucristo lo lleva a cabo; en esperanza, ¡todos salvados!, todos unidos por la fuerza de su Espíritu Santo. Bien podemos cantar con el salmo: “Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad”.
  • El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo.

Empieza el Evangelio de hoy diciendo que Jesús llamó a la gente y a sus discípulos. Algo muy importante quiere decir, no se trata pues de unos consejos sólo para elegidos. Es algo fundamental.
“El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo”. Es decir, que se enfrente con esas pulsiones íntimas, con esas tendencias negativas que brotan del corazón humano como secuelas del pecado original.
S. Juan en su carta las llama concupiscencias “de los ojos, de la carne y la soberbia de la vida”. Nosotros hoy lo entendemos mejor si las llamamos por su nombre: poseer desmedido, placer inmediato e incontrolado, y poder. Por algo el Señor proclamó dichosos a los que eligen ser pobres, mansos, limpios de corazón, misericordiosos y pacíficos. Sólo exigiéndonos esa ascesis podemos ser libres para seguir al Maestro, o lo que es lo mismo, adhesión a su Persona. Esto es un don que recibimos para continuar aquí y ahora su misión de glorificar al Padre y salvarnos.
MM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la PiedadMM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad
Palencia
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Sábado 19/2/2011
“Por la fe, sabemos que la palabra de Dios configuró el universo”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura de la carta a los Hebreos 11,1-7:
La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve. Por su fe, son recordados los antiguos. Por la fe, sabemos que la palabra de Dios configuró el universo, de manera que lo que está a la vista no proviene de nada visible. Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que Caín; por ella, Dios mismo, al recibir sus dones, lo acreditó como justo; por ella sigue hablando después de muerto. Por fe, fue arrebatado Henoc, sin pasar por la muerte; no lo encontraban, porque Dios lo había arrebatado; en efecto, antes de ser arrebatado se le acreditó que había complacido a Dios, y sin fe es imposible complacerle, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por fe. Noé, advertido por Dios de lo que aún no se veía, tomó precauciones y construyó un arca para salvar a su familia; por la fe, condenó al mundo y consiguió la justicia que viene de la fe.
Sal 144,2-3.4-5.10-11 R/. Bendeciré tu nombre; Señor, por siempre
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza.
Es incalculable su grandeza. R/.

Una generación pondera tus obras a la otra
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendiga tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-13
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».
Le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Ellas?»
Les contestó él: «Elías vendrá primero y lo restablecerá todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Ellas ya ha venido, y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, ¡qué bien se está a tu lado cuando todo marcha bien! Pero tu Padre me aconseja que te escuche, y tú me dices que cada día he de cargar con la cruz. Quiero seguirte en los momentos de gozo, de luz y de gloria, y también en los misterios del dolor.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

La fe es un don de Dios que encontramos en nuestro interior y que, al igual que una semilla, si nos empleamos en cultivarla, podemos descubrir que puede transformase en flor y en fruto haciendo así fértil ese campo de cultivo que es el ser humano.
La fe es capaz de llevarnos a acometer hazañas que serían impensables sin ella: mediante la fe podemos hacer de nuestro obrar un acto de confianza en ese Amor que, sin verlo ni tocarlo, infunde en nuestro ser la chispa de la esperanza. Igual que el autor, nosotros podríamos decir: por fe, una madre cuida de sus hijos y les infunde esperanza en medio del dolor de la guerra; un profesor intenta que su alumnado joven descubra los talentos que poseen, a pesar de que la sociedad desvalorice a la juventud; unos trabajadores luchan por mejores condiciones laborales porque creen en la dignidad del trabajo; y un empresario mantiene su plantilla a pesar de las dificultades económicas porque cree en su trabajo y en el de los empleados. Por la fe, las personas enfermas luchan por sobrevivir y llevar su enfermedad dignamente a pesar de las desalentadoras noticias; unas personas expresan su amor a pesar de ser perseguidas por su orientación sexual; Musulmanes y cristianos Coptos, mano a mano, luchan por un nuevo amanecer a pesar de las diferencias religiosas; unas personas anónimas enseñan español a inmigrantes para facilitarles la vida en su nuevo lugar de residencia, porque creen en un mundo sin fronteras; y un reponedor, a pesar de lo rutinario de su trabajo, se ilusiona diariamente convencido de que su buen hacer puede dar ejemplo a sus compañeros...
Al leer el salmo, nos viene nuestra imagen o la imagen de alguien tremendamente agradecido cuyas palabras no alcanzan a dar a ese sentimiento toda la profundidad que tiene. Cuando miramos a nuestros hijos crecer, descubrir, jugar, necesitamos levantar la mirada a Dios y dar gracias por este regalo, pero también necesitamos abrazar y agradecer a todos nuestros hermanos de los que el Señor se sirve para ayudarnos a cuidarlos, a educarlos, y a que aprendan a ser felices.
Este texto del evangelio nos muestra que cuando nos encontramos con Dios a través de los hermanos, igual que Pedro, Santiago y Juan se encontraron a través de Jesús, nos sentimos tan bien que no queremos movernos de allí queremos quedarnos al lado de Dios. Pero el Evangelio nos apremia a bajar de la montaña y comunicarlo a todos. Es grande la tentación de hacer las tiendas, igual de grande que el compromiso de transmitir a nuestros hermanos.
A través del relato del Evangelio que contemplamos hoy, Jesús se muestra ante sus discípulo desde su naturaleza humana y divina. Se podría establecer una correspondencia entre este relato y Pentecostés. La Transfiguración de Jesús fue acogida por los discípulos como un acontecimiento extraordinario, es cierto. Pero, tras esta otra teofanía, la llegada del Espritu Santo, los discípulos vieron fortalecida su fe hasta el punto de sobreponerse a cualquier clase de temor.