domingo, 24 de octubre de 2010

Retiro Espiritual de Diáconos y Candidatos

Retiro Espiritual
Diáconos y candidatos
Obispado de San Justo
Del 29 al 31 de Octubre de 2010

Te rogamos que tengas un minuto de oración
Por nuestras almas y la de aquellos que
Recibirán en nombre de la Santa Iglesia Católica
Nuestra invitación a vivir: En Cristo y Por Cristo

domingo, 17 de octubre de 2010

Vigésima novena semana del Tiempo Ordinario (del 18/10/2010 al 23/10/2010)

Hnos.. Todos
Preparemos nuestro corazón para el retiro de Diáconos Permanentes y Candidatos Aspirantes al Diaconado Permanete que realizaremos los dias 29, 30 y 31 de Agosto en Ramos Mejia.
Tambien invitamos a todos los fieles de nuestra Dócesis de San Justo para que unan sus oraciones por nuestras vocaciones Diaconales .
ARMANDO

Introducción a la semana - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado

Empieza la semana con la fiesta de san Lucas. ¡Cuánto tenemos que agradecer los textos que nos ofrecieron los evangelistas! Y en especial a san Lucas por su evangelio: el de la infancia de Jesús, con su estilo directo, y su compromiso con los humildes y pobres. Lucas está conmigo, dice Pablo en la primera lectura de ese día. Fue además buen compañero de Pablo. El resto de los días nos encontramos con las lecturas “continuas”. Las primeras lecturas tomadas de la carta a los Efesios muestran el carácter de honda teología de ese documento, explicitado por san Pablo desde la experiencia del hondo amor de Dios a los hombres, que se realiza en Jesús de Nazaret.

San Lucas es también el evangelista que nos encontramos en los textos evangélicos. Nos ofrece diversas parábolas de Jesús para hacer comprensible su catequesis. Unas veces esta se dirige a los discípulos, otras a la gente, una vez a algunos que le plantean una delicada cuestión, la cuestión de por qué el mal, el mal que generan los hombres se ceba en algunos de ellos. En otros textos aparece algo que es muy de san Lucas, la necesidad de estar vigilantes.

En uno de estos días de la semana puede que se celebre la “Dedicación de la iglesia”. Es una fiesta que alude al templo donde los cristianos forman comunidad orante. Un lugar que con su arquitectura muestra la relación hacia Dios de la vida humana y donde esta relación se celebra en comunidad. Es necesario venerar nuestras iglesias.

Lunes, 18/10/2010 San Lucas Evangelista, fiesta
"¡Poneos en camino!"

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4,9-17a:

Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia; Tito, a Dalmacia; sólo Lucas está conmigo. Coge a Marcos y tráetelo contigo, ayuda bien en la tarea. A Tíquico lo he mandado a Éfeso. El abrigo que me dejé en Troas, en casa de Carpo, tráetelo al venir, y los libros también, sobre todo los de pergamino. Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, porque se opuso violentamente a mis palabras. La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio salud para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran los gentiles.
Sal 144,10-11.12-13ab.17-18 R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/. Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R/. El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,1-9:

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."»

II. Compartimos la Palabra

Todos los cristianos por naturaleza somos apóstoles, en el sentido amplio; es decir, el cristiano tiene por nota distintiva el ser predicador del nombre de Jesucristo, predicador de la Felicidad, de la Vida, contenida en la Palabra de Dios. Decir cristiano y decir seguidor de Jesucristo es decir lo mismo. El cristiano es aquel que “vive en sus carnes” la Felicidad de la Palabra de Dios. Y esta Vida plena sólo se puede gustar siendo seguidor de Jesucristo.

Celebramos hoy la fiesta de San Lucas, evangelista. Hombre, seguidor de Jesús, que experimentó la Vida que regala Jesucristo y que, además, contó su experiencia con Jesús en su obra. A Lucas se le ha denominado: el evangelista de la misericordia, el escritor de los gentiles, el gentil culto, el médico.... tantos y tantos calificativos que se han hecho en nuestra tradición sobre un personaje de primera fila de cristianismo primitivo. Personalmente, me llama la atención un calificativo que pasa desapercibido y que habla de la identidad personal de Lucas: Portador de la Luz. Esto significa etimológicamente Lucas.

Pocas veces he visto esta bella calificación de Lucas, que nos sitúa en una posición adecuada para comprender mejor a la figura de un apóstol. Un apóstol es un portador de la Luz, es aquel que porta, que lleva, luz en medio de la oscuridad; es aquel que dice una palabra clarificadora, iluminadora... Por ello, ser cristiano es ser seguidor de Jesús, es ser apóstol, es ser portador de la Luz de Dios con nuestra propia vida. El apóstol es aquel que arroja la Luz de Dios en medio de la confusión.

El pasaje evangélico que se nos ofrece en la festividad de San Lucas nos habla de este poder que tenemos los cristianos por el hecho de ser seguidores, apóstoles, de Jesús. Es el poder de dar una palabra bella, clarificadora... una palabra que, aunque la pronunciamos nosotros, no es nuestra; es de Dios. Nuestra palabra sera poderosa, o dicho de otra manera: creíble, cuando sea una palabra que se refiera a Dios y no a nosotros mismos. Aquí radica el poder de los cristianos. Nuestra palabra, con pretensiones de verdad, de esperanza, de misericordia... se convierte en Palabra de Dios. A esto se refiere el fragmento evangélico: el encargo dado a los 72 coincide en su contenido con la actividad de Jesús. Los apóstoles, los discípulos, los seguidores son los que proclaman la cercanía del Reino y los que curan enfermos.... Son los intermediarios del poder de Dios... Al ser seguidores de Jesús, recibimos la misma misión que Jesús: predicar el nombre de Dios, predicar la misericordia de Dios, predicar la Felicidad que es Dios.

Lucas comprendió esto a la perfección. Comprendió que la Palabra de Dios es misericordiosa y a ello dedico su vida y su obra. Por ello, San Lucas es el portador de la Luz de Dios, el portador de la Palabra misericordiosa de Dios.
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Martes, 19/10/2010
"Abrirle…apenas venga y llame".

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2,12-22:

Antes no teníais un Mesías, erais extranjeros a la ciudadanía de Israel y ajenos a las instituciones portadoras de la promesa. En el mundo no teníais ni esperanza ni Dios. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu. Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo. Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Sal 84 R/. Dios anuncia la paz a su pueblo

Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.» La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra. R/. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. R/. El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,35-38:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»

II. Compartimos la Palabra

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“Estáis en Cristo”

En su tiempo, San Pablo, dirigiéndose a los “gentiles”, les recordaba que no pertenecían al pueblo de Israel, el portador de la promesa de Dios, ni tenían al Mesías, ni la esperanza que Él traía. Cristo, con su llegada, derrumbó, ya en aquel entonces, esos muros de separación. “Estáis en Cristo”, decía San Pablo a los efesios y también nos lo dice a nosotros. El proyecto de Dios para toda la humanidad sin distinción de razas ni colores, proclamado por Cristo, derriba todas las barreras que los hombres levantamos con nuestras ideologías, nacionalidades, fobias…

Si estamos en Cristo, si aceptamos a Cristo, entraremos en su Reino, el Reino de Dios, en el que Dios es nuestro Padre y todos somos hermanos unos de otros. No hay más que un pueblo, el pueblo de Dios, no hay más que una familia universal, la familia de Dios. Formamos todos el único cuerpo de Cristo. Si Dios es Amor y le aceptamos… no puede haber división entre nosotros porque el amor nunca separa, sino que une, siembra la paz entre todos sus hijos.

*
Abrirle…apenas venga y llame

A lo largo de todo su evangelio, Jesús nos invita a que no vivamos distraídos, sin darnos cuenta de las cosas grandes que Dios nos ofrece a todos, en medio de las mil vicisitudes de nuestra historia. Quiere que siempre estemos vigilantes, ojo avizor para captar y responder a las múltiples maneras que tiene Dios de llamar a nuestra puerta… para que “apenas venga y llame” le abramos y le acojamos en nuestro corazón.

En nuestra relación con Dios nos pasa lo mismo que en nuestras relaciones humanas, con hombres y mujeres, sabiendo que son iguales y distintas. Con algunos de ellos estamos muy atentos parar cultivar y ahondar en esa relación, para que todo contribuya a hacerla más profunda. Estamos siempre preparados para crecer en la amistad con ellos, para vivir e intimar más con ellos… porque esa amistad con nos hace mucho bien, nos ayuda a vivir.
Jesús nos pide que estemos siempre preparados para nuestra relación con Dios, para abrirle la puerta cuando se acerque a nosotros y nos habla a través su Palabra, de nuestro hermanos, de los acontecimientos… no podemos vivir despistados, sino muy atentos. Sobre todo,a las venidas, llamadas, insinuaciones, citas… de Dios.

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Miércoles, 20/10/2010
“Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,2-12:

Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, del que os he escrito arriba brevemente. Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y participes de la promesa de Jesucristo, por el Evangelio, del cual yo soy ministro por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su poder. A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo, aclarar a todos la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él.
Is 12,2-3.4bcd.5-6 R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador

Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R/. Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso. R/. Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.» R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,39-48:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.» Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?» El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

II. Compartimos la Palabra

San Pablo, en el fragmento de su carta a los Efesios, insiste en el proyecto salvador universal de Dios, no sólo sobre los judíos sino también sobre los gentiles. Esto lo considera Pablo el misterio de Cristo revelado por el Espíritu. Para nosotros, algo normal; para los judíos contemporáneos de Pablo, algo que no podían entender fácilmente.
Jesús, en el Evangelio, propone hoy dos pequeñas parábolas, muy breve la primera; más trabajada la segunda. Las dos en la línea de los pasajes anteriores sobre la esperanza.

*
Vigilancia

Sorprende, en el ejemplo parabólico de Jesús, que la llegada del Señor sea comparada con la del ladrón. Éste no tiene nada que ver con el Señor, su comportamiento tampoco y los resultados del mismo menos aún. No tenemos que fijarnos tanto en la imagen cuanto en su intención y significado. Se busca hacer hincapié en lo inesperado de la llegada del Señor y en la consiguiente vigilancia para que eso no suceda. Sabemos que vendrá, estemos preparados. Preparados y vigilantes porque nadie conoce el día y la hora más que el Padre. Tanto la muerte como el ladrón juegan con el factor sorpresa. Si, avisados como estamos, preparamos aquel momento con delicadeza, tenacidad y perseverancia, podemos seguir expuestos a la sorpresa del ladrón, nunca a la de la llegada del Señor.

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Fidelidad

La vigilancia en cristiano se llama fidelidad. La actitud de cuantos conocemos la voluntad de Dios sobre nosotros para este tiempo de espera y esperanza. Es la actitud de la Iglesia, todavía peregrina al encuentro del Padre. Dos tentaciones pudieran hacer peligrar lo que el Señor espera encontrar a su regreso: acostumbrarse a la ausencia, “el Señor está tardando”, y apoltronarse; y, en segundo lugar y más grave todavía, llegar a creernos dueños en lugar de sólo administradores. Se necesita mucha honradez para conducirnos en la vida según criterios y parámetros del Señor, no según los nuestros. Ese es el encargo recibido y del que tendremos que responder.

*
¿Quién vigila a los vigilantes?

“Señor, ¿has dicho esta parábola por nosotros o por todos?” Por vosotros, particularmente, y por todos, hubiera podido contestar Jesús. No todos tenemos la misma responsabilidad ni tenemos que responder todos de lo mismo. Pero, todos tenemos que vigilarnos a nosotros mismos. Porque “al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”.

La mejor actitud durante la ausencia del Señor y hasta que vuelva es la limpieza del corazón para ser capaces de ver y apreciar las distintas, y a veces numerosas, misivas que podamos recibir del Señor interesándose por su casa y por nuestra gestión. En el Evangelio hay gestos mediante los cuales el Señor se hace presente, visita su casa, su viña, y anima o se queja de lo que encuentra. Todos somos vigilantes, todos tenemos nuestros talentos, todos hemos sido llamados y enviados. Y todos somos vigilados. En la medida en que nosotros nos adelantemos, en esa misma medida le facilitaremos al Señor su cometido.

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Jueves, 21/10/2010
“He venido a poner fuego en el mundo y ojala estuviera ya ardiendo”

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,14-21:

Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Sal 32 R/. La misericordia del Señor llena la tierra

Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/. Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/. Pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. R/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,49-53:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

II. Compartimos la Palabra

*
“Que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento”

En este texto, Pablo, nos recuerda la Paternidad de Dios, somos sus hijos por adopción, y pide que, por la acción del Espíritu Santo, se robustezca nuestra fe en Cristo para que habite en plenitud en nuestros corazones.

Si Cristo habita en nosotros, el amor vivirá en nosotros, abarcándolo todo, en Cristo, y con Él llegaremos a la a la plenitud según Dios.

Cristo es el centro, el pléroma de la Iglesia, sin Él no podemos hacer nada, pero unidos a Él, raíz y sabia de nuestra vida cristiana, actuará en nosotros, nos dará la capacidad y la fuerza que necesitamos para la entrega ante el sacrificio; si como miembros de la Iglesia, nos dejamos llevar por la fuerza del Espíritu. Ella será la gloria de Cristo para siempre.

Sólo unidos a Cristo, podremos amar en profundidad a cuantos nos rodeen.

*
“He venido a poner fuego en el mundo y ojala estuviera ya ardiendo”

Jesús, centro de nuestra vida, ha venido a traer el fuego de su amor y es su deseo que prenda en nosotros la llama de ese amor. Si verdaderamente nos dejamos abrasar por Él, seremos testigos de sus amor ante el mundo, aunque muchas veces no seremos comprendidos, por eso vendrán discusiones e incluso persecuciones.

Solo en este sentido que podemos entender la frase de Jesús “No he venido a traer la paz, sino la guerra”.

¿No es esto lo que ha sucedido y sigue sucediendo en nuestros días? ¿Cuántas familias divididas por causa de la fe?.

Para algunos, hoy, la fe es un sincretismo, todo es válido, pero Jesús es claro, el que no está conmigo, está contra mi.

¿Dónde nos situamos nosotros?

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Viernes, 22/10/2010
“Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?”

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4,1-6:

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Sal 23 R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R/. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R/. Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,54-59:

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»

II. Compartimos la Palabra

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“ Un solo cuerpo, un Señor, un bautismo”

El ruego que nos hace Pablo desde la cárcel es vivir conforme al evangelio de Jesucristo. Hemos recibido una llamada divina desde el día de nuestro bautismo, y esta vocación se va desarrollando día a día con las personas que nos rodean.

No estamos en esta vida por casualidad, sino para cumplir una misión. Tampoco hemos sido convocados para glorificar a Dios sino para que se realice en nosotros la plenitud de Cristo que luego se prolongará en alabanza, sencillez, bondad, amabilidad, espíritu de servicio... Si ejercitamos estas virtudes desde nuestras fuerzas, pronto nos cansaremos; pero si estamos unidos a Cristo, desde la fe se trasciende todo, nos invadirá su Espíritu y seremos humildes en el Humilde, compasivos en el Compasivo, amables en el Amable... y esto es lo que da gloria a Dios.

Pidamos al Señor amar en su amor y alcanzaremos esa paz de la que nos habla san Pablo, la que nace de una fe confiada y nos pone en relación con las personas más necesitadas.
· “Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?”

Jesús nos enseña lo que aprende de su Padre. La primera lección que nos da este viernes es que no andemos atolondrados, que sepamos discernir los signos de los tiempos. Dios es nuestro Padre y quiere comunicarse con nosotros abramos pues los ojos de la mente y el corazón para estar despiertos y sepamos descubrir las señales que va dejando a nuestro lado, signos de su presencia a veces tan difíciles de reconocer en las desgracias humanas, pero ahí está Él amándonos y esperándonos.

En la segunda lección nos cuenta un ejemplo práctico de lo que se debe hacer y lo que se debe evitar: cuando discutas, ponte de acuerdo con tu contrincante antes de ir al juez; pero no con soborno ni con adulación, sino dialogando, perdonando y reconociendo su parte de verdad, que seguro que algo tiene. La discusión es buena siempre que estemos abiertos a la conversión, pues nos ayuda a crecer y a madurar nuestra vida de fe.

El hombre de manos inocentes y puro corazón, subirá al monte del Señor.

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Sábado, 23/10/2010
“Realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él”

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4,7-16:

A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres.» El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor.
Sal 121 R/. Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R/. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor. R/. Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13,1-9:

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.» Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»

II. Compartimos la Palabra

La comunidad cristiana está formada, desde sus orígenes, por miembros que son y que se reconocen muy diferentes unos de otros. No podría ser de otro modo. Así somos todos los seres humanos que constituimos este diverso puzzle que formamos la humanidad. Estas distinciones personales pueden ser connotadas, tanto dentro como fuera de la Iglesia, como algo que nos distancia y que incluso nos invita al enfrentamiento.

Pablo recalca las diferencias de los que seguimos a Jesús, pero a reglón seguido subraya la única manera sensata de gestionarlas: la unidad de todos, la participación mutua, el enriquecimiento comunitario. El cuerpo de Cristo sólo se construye, afirma el apóstol, si cada uno, sin exclusión de nadie, cumple su función para el bien común. Lo contrario, continúa Pablo, es comportarse como niños que a la postre serán fácilmente influidos por cualquier viento de la vida.

Es un buen momento para preguntarnos en qué de diferentes somos cada uno de nosotros. No para pelearnos, no para presumir, no para destacar. Sí para aportar y para construir. Sólo si conozco lo que me diferencia de mi hermano me permitirá saber qué clase de ingrediente soy para añadirlo al guiso común.

Y las diferencias nunca podrán ser definidas por el título o el cargo que ostento en la Iglesia, sino por el fruto que puedo dar en ella. En nuestra querida Iglesia, muchos tienen ya etiquetado el cargo que desempeñan: los obispos, los laicos, los catequistas, los liturgistas o los representantes de Cáritas. Otros, en cambio, llevan tiempo buscando un apelativo que no encuentran o, incluso, que se les niega.

No es el título el que define la función. Es la función la que da sentido al cargo o al nombre. De otra manera podemos acabar siendo como esa higuera que ocupaba mucho terreno, que proyectaba una gran sombra…pero que no daba fruto. El hortelano, muy sensato, sugirió ponerse manos a la obra, para ver todo lo que podía sacar de ella.

Preguntémonos qué podemos dar y démoslo. Y sólo después, si nos queda tiempo y ganas, nos colocamos el apelativo.

domingo, 10 de octubre de 2010

Vigésima octava semana del Tiempo Ordinario (del 11/10/2010 al 16/10/2010)

Vigésima octava semana del Tiempo Ordinario (del 11/10/2010 al 16/10/2010)

Introducción a la semana - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado
Introducción a la semana

En esta semana celebramos la fiesta de Ntra.Sra. del Pilar, el martes, día 12 y la de santa Teresa de Jesús, el viernes, día 15. La fiesta del Pilar alude a los inicios de la evangelización española, se basa en que la intervención de María hizo que Santiago siguiera en su misión y superara las dificultades que encontraba. Una tradición mantenida desde hace tiempo. Lo de santa Teresa es historia. Ella misma escribió la historia de su alma. La fiesta del Pilar, al coincidir ese día en el 1492, con el descubrimiento por los españoles de América, tiene una dimensión que quiere abarcar al mundo hispánico. Santa Teresa es quizás la santa más significativa de lo mejor de la espiritualidad española, espiritualidad que tiene sus raíces en nuestra idiosincrasia. Ambas fiestas tienen lecturas propias.

En la primera lectura de los días de “feria”, continúa la carta a los Gálatas, la magnífica carta de la libertad, la proclamación tan paulina de que es la fe la que salva, no la ley. A partir del jueves se proclamaran textos de la carta a los Efesios: el hondo documento en el que se muestra la centralidad de Cristo. Las lecturas del evangelio de Lucas de los días en lo que se sigue la lectura “continua”, manifiestan a un Jesús duro en el anuncio de los que les espera a los que se manifestaron ciegos y sordos a sus signos y palabras, y aún más duro en la denuncia del modo de ser y actuar de los fariseos. Son palabras para tener muy en cuenta.
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Lunes, 11/10/2010
“ Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado”

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4,22-24.26-27.31–5,1:

En la Escritura se cuenta que Abrahán tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre; el hijo de la esclava nació de modo natural, y el de la libre por una promesa de Dios. Esto tiene un significado: Las dos mujeres representan dos alianzas. Agar, la que engendra hijos para la esclavitud, significa la alianza del Sinaí. La Jerusalén de arriba es libre; ésa es nuestra madre, como dice la Escritura: «Alégrate, estéril, que no das a luz, rompe a gritar, tú que no conocías los dolores de parto, porque la abandonada tiene más hijos que la que vive con el marido.» Resumiendo, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la mujer libre. Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud.
Sal 112,1-2.3-4.5-7 R/. Bendito sea el nombre del Señor por siempre

Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. R/. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. R/. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11,29-32:

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.»

II. Compartimos la Palabra

En la primera lectura continuamos con la lectura de la carta a los Gálatas. Pablo, en el fragmento de hoy, realiza una interpretación de la Escritura del Antiguo Testamento. No es cualquier interpretación la que hace Pablo, ya que su formación judaica es excelente, como sabemos, a los pies de Gamaiel. Por tanto, la interpretación paulina de la historia de Abraham es una interpretación fundamentada.

La comunidad de Galacia se encuentra retrocediendo, mirando atrás... por culpa de los “cristianos” judaizantes, venidos de Jerusalén tras la predicación paulina con la intención de volver a las raíces judías. El problema de estos “judaizantes” no era que predicaran en contra de Pablo y este tuviera que defenderse, sino que el problema en que conocían a Jesús de oídas u, aún, no habían experimentado la liberación del Evangelio de Jesucristo. Continuaban atados a las tradiciones judías más ortodoxas, las cuales, eran hechura humana y no divina. Pablo, viendo el estado de “vuelta atrás”, en que se estaba sumiendo la comunidad de Galacia emprende con fuerza una interpretación de la Escrituras del Antiguo Testamento para que se dieran cuenta de que todo lo dicho por tradición judaica apunta a Jesús, Hijo de Dios. Pablo lo que hace es revelar el significado oculto en las Escrituras a la cabezas, a la intelectualidad de Galacia.

Pero hay una parte de la fe cristiana, y que Pablo conoce muy bien, que no se revela por el conocimiento intelectual, sino por la experiencia. Esta parte de la fe cristiana no se adquiere, sino que se recibe gratuitamente... es don, regalo. De esta parte es la que habla Pablo en el fragmento que tenemos hoy en la primera lectura: la libertad que nace de vivir desde Jesucristo y no desde la ortodoxia judía.

El Evangelio se abre con una sentencia fuerte: “Esta generación es una generación perversa” Lo que me pregunto es que habrían hecho o dicho para que Jesús se despache con esta sentencia. A renglón seguido viene la razón: Piden un signo. ¿Qué más signos quieren los judíos de que Él, es el Mesías anunciado en las Escrituras? No llama perversos a las personas, sino a la cerrazón, a la incredulidad de sus mentes, las cuales les impide ver el gran signo: Adonai, Yahév, el Mesías se deja ver en el rostro de Jesús.

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Martes, 12/10/2010 Ntra. Sra. del Pilar
"Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen"

I. Contemplamos la Palabra
Lectura del primer libro de las Crónicas 15,3-4. 15-16;16,1-2:

En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca del Señor al lugar que le habla preparado. Luego reunió a los hijos de Aarón y a los levitas. Luego los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron en peso el arca de Dios, tal como habla mandado Moisés por orden del Señor. David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores de sus familias, para que entonasen cantos festivos acompañados de instrumentos, arpas, cítaras y platillos. Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le habla preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios y, cuando David terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.
Sal 26,1.3.4.5 R/. El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R/. Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. R/. Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R/. El me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11,27-28:

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.» Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»

II. Compartimos la Palabra

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¿Qué guardamos y rumiamos en nuestro corazón?

Según la tradición, la Virgen se apareció al apóstol Santiago en Zaragoza. Como signo de su presencia trajo una columna o pilar. Éste es el origen de la advocación de la Virgen del Pilar.
Además de la alabanza que Jesús hace de su madre, de manera indirecta, en el evangelio de hoy, porque nadie mejor que ella escuchó la palabra de Dios y la cumplió, podemos apoyarnos en lo que el evangelista Lucas dice de ella: “guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón”, para hacernos alguna pregunta. Lo que guardaba y meditaba María en su corazón eran todas las cosas que sucedían en torno a su Hijo Jesús. ¿Qué guardamos y rumiamos nosotros en nuestro corazón? Con harta frecuencia guardamos y rumiamos todo lo malo que nos ha sucedido en la vida, guardamos también los brotes crecidos de maldad que anidan en él, como envidias, celos, agresividades, egoísmos, rencores… El resultado es claro: un corazón agriado por el mal. Y como sabemos que “de la abundancia del corazón habla la lengua” y que de él proceden todas nuestras acciones… el mal reina en nuestra vida, en nuestro pensar y en nuestro actuar.
María nos invita a algo bien distinto. Nos invita a que guardemos en nuestro corazón a su hijo Jesús y que le dejemos actuar en él. El irá, poco a poco, moldeando nuestro corazón a su corazón, moldeando nuestros pensamientos, sentimientos a los suyos y, como consecuencia de ello, nuestras obras también irán en la línea de Cristo Jesús. Pidamos a nuestra madre María, la Virgen del Pilar, que guardemos y meditemos en nuestro corazón lo mismo que ella.
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Miércoles, 13/10/2010
“Habría que practicar el derecho y el amor de Dios sin descuidar los diezmos”

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 18-25

Hermanos: Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley. Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que así obran no heredarán el reino de Dios. En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de si. Contra esto no va la ley. Y los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y sus deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.
Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 R. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R. Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. R. No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 42-46

En aquel tiempo, dijo el Señor: -«¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo! » Un maestro de la Ley intervino y le dijo: -«Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros.» Jesús replicó: -«¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley, que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo! »

II. Compartimos la Palabra

Todos somos humanos, solemos decir para disculpar nuestros errores. Pero, ante párrafos evangélicos como el de hoy me inclino a dudar de la veracidad de la frase. Si fuéramos humanos, hondamente humanos, nos equivocaríamos menos, de entrada, y nos disculparíamos diciendo: “Fui inhumano. No me porté como se espera de una persona profundamente humana”. Quizá de forma un tanto o un bastante inconsciente, tendemos a solicitar humanidad hacia nosotros, sin pensar que primero somos nosotros los que tenemos que mostrarla hacia los demás. Jesús, que era Dios, sin dejar de serlo, se mostró siempre como la persona más humana, más cercana a nosotros. Si hay algo que detestó fue la inhumanidad que vivían y padecían tantos pobres, enfermos, desamparados y desgraciados como se encontró.

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Los diezmos y el amor de Dios. Los detalles y lo esencial

En tiempos de Jesús la religión oficial funcionaba. En el Templo de Jerusalén había un culto espléndido. Los sacerdotes, los escribas, los fariseos, saduceos y demás autoridades se preocupaban no sólo de interpretar la Ley sino de cumplirla y hacerla cumplir. Los fariseos, al margen de sus defectos, eran cumplidores rigurosísimos de todo lo relacionado con Yahvé, el Templo y el culto. Se entregaban los diezmos del comino y de la menta… Exteriormente todo marchaba muy bien.

Sin embargo no era así como Jesús entendía la religión, el culto, la relación del hombre con Dios y la relación de unos con otros. En otro momento llegó a decirles sobre la adoración que Dios quería: “Llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Entonces serán verdaderos adoradores del Padre, tal como El mismo lo quiere.” (Jn. 4, 23-24). Bien está lo externo cuando es expresión de lo interno. “Esto habría que practicar sin descuidar aquello”

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¿Sobre qué hombros cargo las cargas no siempre soportables?

Otra de las ideas de Jesús en el párrafo evangélico de hoy es la de la hipocresía de muchos dirigentes religiosos de Israel, su falta de coherencia. Hasta tal punto que llega a aconsejar: “Haced lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen. Porque ellos no hacen lo que dicen”. Queda, al menos, el consuelo de que el mensaje está correctamente trasmitido; la doctrina es auténtica. Pero, el testimonio es incorrecto. Hay una contradicción entre lo que se dice y lo que se hace.

Fácilmente esto puede degenerar en manipulación de la conciencia de personas buenas, pero sin gran formación. Algo deleznable. “Cargan a la gente fardos insoportables sobre sus hombros, pero ellos no mueven un dedo para ayudar”.
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Jueves, 14/10/2010
“Nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo”

I. Contemplamos la Palabra
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,1-10:

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús, que residen en Éfeso. Os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
Sal 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6 R/. El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/. El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,47-54):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!» Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

II. Compartimos la Palabra

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“Nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo”

Este himno, cristológico, es uno de los pasajes más bellos y profundos de las cartas de Pablo. En él, está resumida la Historia de nuestra Salvación.
Comienza dando gracias y bendiciendo al Padre, que en Cristo, nos ha colmado de toda clase de bienes, antes de crear el mundo, por Él y en El, gozamos de:

* Bendición-:Nos ha bendecido con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
* Elección - Nos ha elegido para que seamos santos e irreprochables ante Él , por el Amor.
* Filiación – Nos ha hecho hijos suyos, por propia iniciativa para que seamos alabanza suya.
* Redención-Por este Hijo , por su sangre, hemos sido redimidos.
* Revelación-Nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad: Su Plan de Salvación.
* Recapitular todas las cosas en Cristo, las del cielo y las de la tierra.

La Iglesia lo recita todos los lunes en el rezo de vísperas, que sepamos hacerlo vida dando gracias a Dios por tanto Don.

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“Les enviaré profetas y apóstoles, a algunos los perseguirán y matarán”

Seguimos con la lectura del capítulo 11, días atrás, hemos visto a Jesús, dialogando con sus opositores. El fariseo, que invitó a Jesús a comer, critica que no se ha lavado las manos, Jesús, les hace ver que eso no está dentro de la Ley, viene de las tradiciones rabínicas. Hay cosas mas importantes en la Ley , que los fariseos se saltan. Para aparentar que son muy religiosos, levantan monumentos a los profetas a quienes sus antepasados mataron”. Jesús les achaca a ellos el consentimiento de esas muertes (Tal vez con estas palabras hace un anuncio de su pasión). Creen conocer la Ley mejor que nadie y muchas veces, ponen más fuerza en sus opiniones que en contenido mismo de la Escritura. Es este el motivo por el cual, Jesús les echa en cara que se creen dueños de la Ley, interpretándola a su modo, impidiendo al pueblo entrar en el verdadero contenido “porqu:” ellos se guardan la llave”.
Demos gracias a Dios, porque nosotros podemos acercarnos a la Escritura, que sepamos llegar a Ella y con la fuerza del Espíritu, no nos quedemos en la letra, leámosla démosle vida..
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Viernes, 15/10/2010 Santa Teresa de Jesús
"Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla"

I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro del Eclesiástico 15,1-6:

El que teme al Señor obrará así, observando la ley, alcanzará la sabiduría. Ella le saldrá al encuentro como una madre y lo recibirá como la esposa de la juventud; lo alimentará con pan de sensatez y le dará a beber agua de prudencia; apoyado en ella no vacilará y confiado en ella no fracasará; lo ensalzará sobre sus compañeros, para que abra la boca en la asamblea; lo llena de sabiduría e inteligencia, lo cubre con vestidos de gloria; alcanzará gozo y alegría, le dará un nombre perdurable.
Sal 88,2-3.6-7.8-9.16-17.18-19 R/. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/. El cielo proclama tus maravillas, Señor, y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles. ¿Quién sobre las nubes se compara a Dios? ¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/. Dios es temible en el consejo de los ángeles, es grande y terrible para toda su corte. Señor de los ejércitos, ¿quién como tú? El poder y la fidelidad te rodean. R/. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,25-30:

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

II. Compartimos la Palabra

En este día se interrumpe la lectura continuada de la Liturgia de los días de feria para celebrar a Santa Teresa de Jesús con rango de Fiesta Litúrgica (al menos en España). Y precisamente las lecturas de este día van con ella como anillo al dedo.

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" Alcanzará gozo y alegría, le dará un nombre perdurable".

El Sirácida hace un elogio de aquel que teme al Señor, y alcanzará la sabiduría. Temor del Señor que significa no miedo, sino que es nada menos que un don del Espíritu Santo que nos infunde el deseo de no separarnos de Dios, de sólo servirle a Él. El fruto: la sabiduría como madre y esposa; la sensatez, la prudencia, gozo, alegría y un nombre perdurable. Un tenor de vida que no puede comprenderse solo con las categorías humanas, sino que trasciende nuestras fuerzas.

Teresa no nació santa. A Dios no le fue fácil convencer a Teresa para salir de su “comodidad”, de sus “amistades”, de su “vida regalada”, aun en el convento. Estas son sus propias palabras en la obra de su vida: “Fíe de la bondad de Dios, que es mayor que todos los males que podemos hacer…, y miren lo que ha hecho conmigo, que primero me cansé de ofenderle que su Majestad de perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias; no nos cansemos nosotros de recibir”.

Tras el encuentro transformador con el Señor en la Cuaresma de 1554, ante la imagen de un Cristo muy llagado, comenzó a experimentar un cambio profundo en su vida. Se siente convertida, salvada por pura misericordia de Dios. Y la sabiduría de Dios de la que nos habla la lectura comienza a obrar en ella.

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"Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla"

San Mateo nos presenta a Cristo como Maestro, que inicia a sus discípulos en el misterio del Reino, destinado preferentemente a los sencillos, a los pequeños. Toda la riqueza del Padre es de Jesucristo, que la comparte con los suyos, ofreciéndose como descanso y alivio en sus necesidades.

Santa Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia, nos dirá en sus escritos que “andar en humildad es andar en verdad”. Ella cifró toda su vida en el amor. Pudo repetir con S. Pablo: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí”. Ella lo expresaba así: “Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero”.
Que nuestra vida sea siempre una proclamación de la misericordia y fidelidad de Dios, como reza el salmista y proclamó Santa Teresa con su vida.
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Sábado, 16/10/2010
“El Espíritu Santo os enseñará”

I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,15-23:

Yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Sal 8,2-3a.4-5.6-7a R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza. R/. Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? R/. Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 8-12:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

II. Compartimos la Palabra

Dice el anuncio de una famosa compañía aseguradora: “Hazte socio y ten la seguridad de que estaremos contigo y tu familia ante cualquier imprevisto durante tus viajes o en tu vida diaria”. La famosa “asistencia en carretera” 24h al día, 7 días a la semana. Pues Dios Padre-Madre, a través del evangelio de hoy, nos está ofreciendo su Espíritu; una muy particular “asistencia en carretera”…

Él/Ella nos brinda su cobertura en cualquier parte y ámbito de nuestra vida. Nos da la seguridad y la confianza de que estará junto a nosotros apoyándonos, inspirándonos la palabra y el gesto oportuno. Ayudándonos a optar por las causas más humanas, es decir, las que tienen que ver con el Amor, la Esperanza y la Alegría. Las que identifican a seres humanos libres y felices que se fían de su Dios y que se acercan a sus favoritos, los que viven al y en el margen. Personas valientes, que no se amilanan porque han comprendido que callar o ignorar significa ser cómplice de situaciones que oprimen y rebajan la dignidad humana hasta mínimos inconcebibles.

Él/Ella nos ofrecen su Espíritu (Ruah) que nos hace sensibles al dolor de otros. La Ruah nos moldea para salir de nosotros mismos e interesarnos por los otros, nos sitúa en actitud de escucha sincera y paciente. Nos ayuda a cuestionarnos viejos lenguajes y formas de relación que recortan constantemente la obra de Dios Padre-Madre en el mundo. Estas actitudes nos incapacitan para participar en el fomento de sociedades que se mueven a golpe de tópico socio-cultural y que impiden el descubrimiento de realidades que revelan a la divinidad a través de nuevas formas e imágenes, incluso fuera de la atmósfera religiosa. Sin embargo, la Ruah nos infunde un espíritu libre y responsable que no se contenta con ayudarnos a reconocer antiguos análisis, sino que sabedora del dinamismo de la Verdad que se revela, nos anima a ahondar en razonamientos más maduros y precisos que nos ayuden a descubrir recintos de Autenticidad en los que merezca la pena dejarse la piel en nombre del evangelio, de la buena noticia del Amor de Dios.