domingo, 6 de febrero de 2011

Quinta Semana del Tiempo Ordinario Del 7/2/2011 al 12/2/2011


Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
  Quinta Semana del Tiempo Ordinario
Del 7/2/2011 al 12/2/2011
 
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Introducción a la semana
La semana pasada terminaba la lectura de la carta a los Hebreos. En ella, la liturgia nos proponía, al concluir el ciclo dedicado a la infancia de Jesús, uno de los rasgos principales de su identidad: él es el Sumo Sacerdote de la nueva alianza, el Mediador único entre Dios y los hombres. Dejando bien sentado este mensaje, punto culminante de la historia de la salvación, nos remontamos ahora a los orígenes del proyecto que Dios quiso llevar a cabo en Cristo.
Durante dos semanas las lecturas bíblicas recorrerán la primera parte del Génesis, libro con el que se abre la Biblia. Pertenece a lo que llamamos el Pentateuco (cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), conjunto de narraciones que tratan de presentar, de manera peculiar y con una intención religiosa, los orígenes del mundo y de la humanidad, así como del pueblo de Israel.
Los primeros capítulos del Génesis (1-11) responden al decidido propósito de explicar, mediante relatos simbólicos y en la medida de lo posible, una realidad desconocida, aunque extraordinariamente importante para comprender nuestra condición humana y nuestro lugar en el mundo. ¿De dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿qué puesto y qué tarea nos competen en el conjunto de las cosas que nos rodean?, ¿cómo se explican nuestros sentimientos y nuestros conflictos?, ¿cuál es nuestro destino? Los autores sagrados compusieron, sirviéndose de testimonios de culturas vecinas e inspirados por el Dios en quien creían, unas densas páginas en las que se recogían las convicciones de su fe y se establecían las bases religiosas de la historia.
Dejémonos penetrar esta semana por el asombro y la acción de gracias al redescubrir los primeros capítulos de la Escritura santa. Nos presentan, a la luz de la revelación divina, dos realidades teológicas capitales para la comprensión de nuestro ser más profundo: la creación del mundo y del ser humano, obra de la iniciativa divina (en dos relatos característicos), y el drama del primer pecado y sus secuelas.
Fray Emilio  García ÁlvarezFray Emilio García Álvarez
Convento de Santo Domingo. Caleruega (Burgos)
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Lunes 7/2/2011 Aniversario de los padres difuntos
“Al principio creó…”

I. Contemplamos la Palabra

Comienzo del libro del Génesis 1,1-19:
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: «Que exista la luz.»
Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz «Día»; a la tiniebla, «Noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.
Y dijo Dios: «Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas.»
E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda «Cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Y dijo Dios: «Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.»
Y así fue. Y llamó Dios a los continentes «Tierra», y a la masa de las aguas la llamó «Mar». Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: «Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.»
Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Y dijo Dios: «Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra.»
Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Sal 103,1-2a.5-6.10.12.24.35c R/. Goce el Señor con sus obras
endice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R/.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R/.

De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R/.

Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,53-56:
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, era grande la fe de quienes se conformaban con tocar el borde de tu manto para curarse. ¡Qué pequeña es mi fe, mientras todo tú vienes a mi vida en la eucaristía frecuente y apenas te hago caso! Por eso mi alma sigue con sus enfermedades.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Comenzamos este lunes V del Tiempo Ordinario escuchando las bellísimas palabras con las que empieza la Sagrada Escritura. Probablemente el capítulo primero del libro del Génesis es el capítulo más leído, comentado, estudiado, analizado por el pueblo de Dios, por los estudiosos de la Biblia y por los teólogos. Hay una especie de interés por saber como fueron nuestros orígenes, de dónde venimos… Por otro lado, hoy la ciencia también se descerebra por encontrar una explicación racional a nuestros comienzos… Conocer el origen es conocer parte de nuestra identidad, es conocer cómo estamos hechos. La lectura del libro del Génesis nos deja bien claro que nuestra identidad no es fruto de la combinación de varios elementos por casualidad… No, no… esta lectura nos deja bien claro, que detrás de este proceso de creación, de evolución…. (llámese como se quiera) se encuentra la boca de Dios que pronuncia palabras llenas de belleza. Por ello, la creación entera es fruto de la Palabra de Dios, la cual siempre es una palabra de Felicidad. Según la Escritura, nuestro origen es un origen feliz, querido, lleno de vida… Y por tanto, estamos marcados a fuego y somos portadores de la Palabra Felicidad, porque nuestra esencia es de Felicidad.
El Evangelio que se nos propone para este lunes es un evangelio de comentarios. Es decir, allí donde llegaba Jesús se disparaban unas cadenas de comentarios sobre su persona. Los comentarios que circulaban entre la gente sencilla sobre Jesús eran comentarios de Gracia. No eran comentarios malditos, que hablaban mal de la persona de Jesús; no eran comentarios con una intención de desacreditar a Jesús…. No,….. eran comentarios benditos, en el sentido de que hablaban bien de Jesús. Ante estas cadenas de comentarios yo constato una realidad: no hay una persona complemente desdeñable, de la cual no se pueda ver algo positivo de su vida. Y no hay una persona en este mundo de la cual sólo se pueda ver cosas positivas. Por ello, ¿por qué fijarnos en lo negativo de la otra persona? Quizás si metemos la mirada en lo bello de la otra persona, le ayudamos a desarrollar la belleza de su persona; pero además, esta misma mirada no sólo tendrá efectos sobre la otra persona, si no también sobre nosotros mismos, ya que, se desarrolla en nosotros la mirada de Dios, que siempre ve belleza donde hay miseria.
Fray José Rafael   Reyes GonzálezFray José Rafael Reyes González
Casa Santissima Trinità degli Spagnoli-Roma
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Martes 8/2/2011
“Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 1,20–2,4a:
Y dijo Dios: «Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo.»
Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno.
Y Dios los bendijo, diciendo: «Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra.»
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Y dijo Dios: «Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies.»
Y así fue. E hizo Dios las fieras según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies. Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.»
Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: «Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.»
Y dijo Dios: «Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento.»
Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho. Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de todo el trabajo que Dios había hecho cuando creó. Ésta es la historia de la creación del cielo y de la tierra.
Sal 8,4-5.6-7.8-9 R/. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R/.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies. R/.

Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,1-13:
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, dura es la acusación de Isaías, y tuya, contra los escribas y fariseos. Yo quiero que mi vida responda a mi fe, que no te diga grandes palabras en la oración vacía, y luego me comporte como quien no te conoce.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  •  “Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno”

“Ésta es la historia de la creación del cielo y de la tierra”. Así concluye la primera lectura de hoy. Sin ánimo científico, con lenguaje libre y poético, nos pone en bandeja una de las verdades fuertes de nuestra fe. Dios ha sido el creador del cielo y de la tierra y de todo lo que hay en ellos. Es evidente que Dios, de todo lo que ha creado, tiene una predilección especial por el hombre. Sólo de él se afirma: “Y dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Y es al hombre al que entrega todos los frutos de la tierra y al que concede dominar todos los vivientes que se mueven sobre la tierra. Éste es nuestro origen. Hemos venido a este mundo no a través del choque azaroso de unos astros, hemos salido de las manos amorosas de Dios. A Él y sólo a Él le debemos la vida, que nos ha regalado a través de nuestros padres. Y también nos prepara un buen final para nuestro trayecto terreno. Dios no está dispuesto a que nuestra vida, esa que con tanto mimo nos ha otorgado, desemboque en la nada, en la desaparición. Después de nuestra muerte nos espera para adentrarnos en su reino, en el reino de la eternidad donde sólo el Amor va a reinar y por lo tanto nuestra felicidad será plena y total. Se cumple la Escritura. “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios”. Está en el principio y en el final de nuestra vida.
  • “Y como éstas hacéis muchas”

Ante la acusación de los fariseos y letrados de que los discípulos de Jesús no siguen la tradición de los mayores de comer sin lavarse las manos, Jesús les reprocha a ellos que anulen “el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición”. Hay que reconocer que a lo largo de estos XXI siglos de cristianismo, le hemos llenado de normas, leyes, tradiciones… que, pudieron surgir de buena fe en un tiempo y contexto determinados, queriéndose apoyar en el evangelio. Pero hay que colocar cada cosa en el lugar que le corresponde. La acusación de Jesús a los fariseos y letrados nos la puede dirigir también a nosotros. A veces nos tragamos un camello y queremos colar un mosquito. No todo en el cristianismo tiene la misma importancia. Los valores morales predicados y vividos por Jesús, como el amor, el perdón, la veracidad, la honradez… tienen un valor supremo en nuestro actuar, nunca podemos ir en contra de ellos. Todos los demás mandatos, normas, tradiciones poseen un valor relativo y tienen como finalidad hacernos vivir los valores del evangelio. Si en algún momento, se da choque entre ellos debemos quedarnos siempre con los valores del evangelio y vivirlos.
Fray Manuel Santos  SánchezFray Manuel Santos Sánchez
La Virgen del Camino
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Miércoles 9/2/2011
”Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 2,4b-9.15-17:
Cuando el Señor Dios hizo tierra y cielo, no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el campo. Sólo un manantial saltaba del suelo y regaba la superficie del campo. Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal. El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara.
El Señor Dios dio este mandato al hombre: «Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comas; porque el día en que comas de él, tendrás que morir.»
Sal 103,1-2a.27-28.29be-30 R/. Bendice, alma mía, al Señor
Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R/.

Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes. R/.

Les retiras el aliento, y expiran,
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,14-23:
En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»
Con esto declaraba puros todos los alimentos.
Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, purifica mi corazón, limpia el motor y la fuente de mi vida, y podré pensar, hablar y obrar según tu Corazón. Es inútil que quiera curarme una herida externa, cuando lo que me hace falta es una transfusión de sangre: cambiar la que tengo por la tuya. ¡Que lo que salga de dentro de mí no sea esa lista de barbaridades, que alguna vez han mancillado mi vestidura blanca de bautizado!
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  • ”Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”

Armonía de la creación.
La obra predilecta de Dios, en toda la creación, es la persona humana. Nos hizo semejantes a Él, somos libres, porque Dios nos hizo libres, este es el don más grande, además Dios entregó al hombre todo lo creado, armonía entre Dios, el hombre y la naturaleza, y es al hombre, por su libertad, a quien Dios encargó el cuidado y la armonía de la creación.
Esa armonía quedó rota por la acción del hombre: rompió con Dios “Quiso ser como Él”, rompió con el hermano, mató al hermano “Caín y Abel”, se dejó dominar por la naturaleza, construyó y adoró a los ídolos, “Vino la muerte”.
No obstante, Dios, sigue confiando en el hombre, y, si en Adán todos pecamos, en el nuevo Adán “Cristo” hemos sido reconciliados con el Padre, con los hermanos viviendo el mandamiento del amor y hemos vencido a la muerte, con su resurrección:”Si Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos con Él”.
Demos gracias a Dios por tanto Don y colaboremos a restablecer la armonía de la creación.
  • “Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre”

Este pasaje del evangelio (continuación del de ayer), trae la respuesta de Jesús a los fariseos, que criticaban el incumplimiento de una de las normas, que ellos mismos habían impuesto, sobre la purificación o limpieza exterior. Jesús, que siempre defiende el contenido de la Ley, critica estas prácticas impuestas, son normas que matan el espíritu de la Ley Mosaica, por eso defiende a sus discípulos aclarando que las cosas externas no son las que manchan, sino lo que brota desde dentro: Envidias, frades, impureza, altivez …esto es lo que verdaderamente mancha al hombre y por lo que este se rebaja al dejarse dominar por sus pasiones.
La libertad nos debe llevar a practicar siempre lo bueno, sin dejarnos dominar por nimiedades que a veces ahogan el espíritu y no nos dejan actuar con libertad, sólo la verdad de Cristo nos hace libres.
Hna. María Pilar  Garrúes El CidHna. María Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario
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Jueves 10/2/2011 Santa Escolástica
“Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 2,18-25:
El Señor Dios se dijo: «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.»
Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver que nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.
El hombre dijo: «¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Los dos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no sentían vergüenza uno de otro.
Sal 127,1-2.3.4-5 R/. Dichosos los que temen al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,24-30:
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo: «Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella replicó: «Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.»
Él le contestó: «Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija.»
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, pones a prueba la fe de la mujer fenicia, pero le das un gran amor a su hija, paciencia ante tus palabras de aparente desprecio, y confianza en ti. Amor, paciencia y confianza: lo que a mí me falta y espero de ti. Amor a ti y al prójimo, paciencia ante las pruebas que no faltan, confianza en tu infinita misericordia.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Una vez creado Adán, hoy toca a Eva. Ayer Dios hacía de “alfarero del hombre”, hoy de experto facultativo para, de una costilla de Adán, crear a la mujer. “Hombre y mujer los creó”, para unirse y constituir una sola carne. Distintos, por complementarios, e iguales en dignidad, misión y fines. Unidos por el amor para colaborar con el Dios de la vida.
El episodio evangélico tiene lugar en el extranjero, en Fenicia, en los alrededores de Tiro y Sidón. La mujer, protagonista de la escena, no es judía, pero conoce muy bien a Jesús.
  • La fe de una cananea

Es lo más sobresaliente del episodio, juntamente con la actuación “retardada” de Jesús. No es la única vez que Jesús “simula” no atender, de entrada, la petición de una persona muy necesitada. En las Bodas de Caná sucedió lo mismo, igual que cuando le comunicaron que su amigo Lázaro estaba enfermo y se moría. Al final, Jesús siempre echa mano de su prodigalidad, sobre todo cuando se percata de la fe de la persona demandante.
No sabemos su nombre, es la sirofenicia o la cananea. Un modelo evangélico más de la oración de petición. Recordemos a San Agustín justificando por qué algunos no consiguen –conseguimos- lo que piden y pedimos, con aquel juego de palabras latinas: por ser “aut mali, aut male, aut mala”. O son –somos- malos, o piden –pedimos- malamente, sin insistencia, o piden –pedimos- cosas malas. Esta mujer cananea es buena, pide algo bueno y lo hace postrándose a sus pies, con fe y perseverancia.
  • Posturas ante Dios

La primera reacción de Jesús nos resulta extraña y no la entendemos fácilmente. Una posible explicación pudiera estar en el deseo del evangelista en resaltar dos reacciones posteriores: la de la mujer y la de Jesús. Me llama la atención las palabras de Jesús: “Anda, vete, que por eso que has dicho…”. ¡Cómo nos gustaría conocer “eso que has dicho”! Según Jesús, fue el motivo por el que “el demonio ha salido de tu hija”. Pues bien, sin conocerlo en su materialidad, sabemos que fue la actitud hecha oración lo que agradó a Jesús, haciéndole cambiar de sus anteriores “desaires”. Esa es la postura ejemplar ante Dios que hoy nos da esta extranjera.
  • Santa Escolástica

Escolástica no sería la misma sin su hermano Benito – “frater” le llamaba ella-, y éste posiblemente hubiera sido distinto sin su hermana – “soror” la llamaba él-. Cuenta san Gregorio que ambos solían juntarse una vez al año para animarse mutuamente hablando de sus relaciones con Dios y de las de Dios con ellos. La última vez, Escolástica logró que Dios le concediera el gran favor de que Benito continuara durante la noche charlando con ella sobre la vida espiritual, al verse imposibilitado, por los elementos atmosféricos, para regresar a su monasterio. A los tres días, estando Benito en oración, vio a través de la ventana cómo el alma de su hermana, en forma de paloma, salía de su cuerpo para entrar en el cielo. Este milagro final nos ilustra y aclara la santidad de su vida que lo hizo posible. Así, después de la muerte de Escolástica, continuó existiendo entre ellos la ayuda fraterna que hasta entonces habían mantenido.
Fray Hermelindo Fernández RodríguezFray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino
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Viernes 11/2/2011
"Seréis como Dios…”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del Génesis 3,1-8:
La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?»
La mujer respondió a la serpiente: «Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: "No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte."»
La serpiente replicó a la mujer: «No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal.»
La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencias; tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió. Entonces se le abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron. Oyeron al señor que pasaba por el jardín a la hora de la brisa; el hombre y su mujer se escondieron de la vista del Señor Dios entre los árboles del jardín.
Sal 31,1-2.5.6.7 R/. Dichoso el que está absuelto de su culpa
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa,»
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R/.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,31 37:
En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, aunque yo no lo recuerde, en mi bautismo se pronunció la misma palabra aramea que tú dijiste para curar al sordomudo: Effetá. Abre, Señor, mis oídos a tu Palabra que salva, y mi boca a la proclamación de tu grandeza y de tu misericordia, tú que todo lo haces bien: haces oír a los sordos y hablar a los mudos. Oídos y labios, atentos a tu Palabra y a la alabanza de tu amor.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Las lecturas de este día nos presentan dos episodios que, si los confrontamos, podríamos decir que van en direcciones opuestas. En uno se describe la obra de la serpiente, del Adversario… y en el otro la obra de Dios. Veamos qué es lo que ocurre en cada uno para ir profundizando en nuestro diario discernimiento entre el bien y el mal.
  • "Seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal."

En la primera lectura contemplamos uno de los episodios clave de toda la Escritura: la entrada del pecado en la vida del hombre. Orar con estos versículos nos puede ayudar para ir conociendo las estrategias del Enemigo, y así, de la mano de Dios, poder huir del Tentador y sus mentiras.
Primera cosa a tener en cuenta: “la serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho”. Es la bestia más lista, así que… ¡ojo! Sus tentaciones a nuestro criterio racional o emocional siempre resultarán atrayentes, apetitosas, lógicas… Así lo afirma la Palabra: “la mujer se dio cuenta de que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable porque daba inteligencia”. Y… ¿cómo comienza su ataque? ¡Mintiendo!: “¿Con que Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?” ¡Mentira!, pero Eva “entra al trapo”… Aquí está el primer error, en escuchar las propuestas del Mentiroso y entrar en diálogo con él.
Como acabamos de decir, sus ofertas vienen envueltas en un bonito papel de regalo: “cuando comáis del fruto, seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal…” Pero tras hacerle caso y abrir el paquete… ¡qué decepción! Que te propongan ser como Dios para acabar ceñiditos con hojas de higuera y escondidos entre los árboles del jardín… ¡Qué vergüenza! ¡Qué fracaso! Pues sí, estos son los resultados de la obra del demonio: frustración y una insatisfacción profunda. Afortunadamente… ¡la historia aquí no acaba! Veamos en el Evangelio cómo es la obra de Dios. Por Él podemos cantar gozosos en la Santa Noche de Pascua, y hoy también: “¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!”
  •  “Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.”

A Adán y a Eva “se les abrieron los ojos”… y al sordo de este Evangelio que apenas podía hablar “se le abrieron los oídos y se le soltó la traba de la lengua”. Los efectos se parecen, pero las consecuencias son totalmente opuestas. Mientras que aquellos que fueron arrastrados por el Enemigo, acabaron escondidos, llenos de temor y vergüenza, con este sordo y todos aquellos que contemplaron la obra de Dios ocurre todo lo contrario: salen gozosos a contar a todo el mundo la sanación que han recibido, la liberación, la salvación que han encontrado en Jesucristo. “Y en el colmo del asombro decían: todo lo ha hecho bien”.
Pidamos al Señor la luz de su Espíritu Santo para poder discernir en cada momento dónde está la mentira que nos conduce a la insatisfacción y a la muerte, y dónde está la Verdad que nos guía a la auténtica felicidad y a la Vida, la Verdad que nos lleva a Dios.
MM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la PiedadMM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad
Palencia
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Sábado 12/2/2011
"La gente comió hasta quedar satisfecha".

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 3,9-24:
El Señor llamó al hombre: «¿Dónde estás?»
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.»
El Señor le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»
Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.»
El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?»
Ella respondió: «La serpiente me engañó, y comí.»
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.»
A la mujer le dijo: «Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará.»
Al hombre le dijo: «Porque le hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol del que te prohibí comer, maldito el suelo por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo. Con sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella te sacaron; pues eres polvo y al polvo volverás.»
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven. El Señor Dios hizo pellizas para el hombre y su mujer, y se las vistió.
Y el Señor Dios dijo: «Mirad, el hombre es ya como uno de nosotros en el conocimiento del bien y el mal. No vaya a echarle mano al árbol de la vida, coja de él, coma y viva para siempre.»
Y el Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde lo habían sacado. Echó al hombre, y a oriente del jardín de Edén colocó a los querubines y la espada llameante que se agitaba, para cerrar el camino del árbol de la vida.
Sal 89,2.3-4.5-6.12-13 R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación
Antes que naciesen los montes,
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios. R/.

Tu reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer,
que pasó, una vela nocturna. R/.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.
Lectura del santo Evangelio San Marcos 8,1-10:
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discipulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.»
Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?»
Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete.»
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discipulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discipulos y se fue a la región de Dalmanuta.

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, tu amor sabe remediar nuestra hambre y nuestra sed espirituales, con la Palabra de cada día y la Eucaristía que aquel día anunciaste multiplicando el pan. ¡Que siempre me sacie con el pan que viene de tu mano y la palabra que sale de tu boca!
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

En las lecturas escogidas para hoy se nos habla de dos comidas diferentes. Una que trae lo malo, la muerte. La otra, da vida. Por lo tanto, nos enfrentamos un día más al tema de la comensalidad, que es un clásico en la Palabra de Dios.
La primera comida es la de Adán y Eva en el Paraíso. Comer el fruto prohibido -¿quién dijo que era una manzana?- los enfrenta al mal y a la necesidad. El ser humano cae en la cuenta de sus necesidades básicas: comer, vestirse, reproducirse...
Sin embargo, la comida en la que participa Jesús y ¡otros cuatro mil! parece que es de otro calado. Este alimento que nos ofrece Cristo es de otra clase, y por eso estas multiplicaciones de panes y peces nos hacen pensar fácilmente en la Eucaristía.
A nosotros nos habla también de compartir, pues es la forma más sencilla de entender que los pocos alimentos que tenían los discípulos -unos pocos panes y algunos peces- se pudieran convertir en miles. De una forma u otra, el caso es que comieron, se saciaron y hasta sobró. Y que la comida, una vez más, nos refiere al Reino de Dios: ese en el que nadie pasa hambre, ni sed, ni frío, ni dolor. Que no es una promesa, que es una realidad, aquí y ahora, cuando somos capaces de ponernos en el lugar del otro y compartir lo que tenemos.
Estos días en Valencia alguien ha solicitado mantas y ropa de abrigo para un grupo grande de personas inmigrantes que, ante la situación de crisis se han quedado sin el poco trabajo que tenían y, en consecuencia, han tenido que irse a dormir a la calle. Han encontrado un antiguo cuartel y allí están, medio hacinados y en condiciones inhumanas.
Lo de Adán y Eva al lado de esto, la verdad, es de risa. Pero en seguida se movilizan algunos y reúnen unas pocas mantas. No es suficiente, claro. La pelea tiene que seguir reclamando condiciones de vida para esta personas.
Pero por supuesto que las mantas, compartidas, como los panes y los peces, son también necesarios. El reinado de Dios ya es -hay quien comparte con ellos lo que tiene- pero no es del todo, hasta que estas personas, y tantas otras en el mundo puedan vivir en plenitud, con todo lo necesario, sin calamidades ni penurias.

Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
  Quinta Semana del Tiempo Ordinario
Del 7/2/2011 al 12/2/2011
 
Ir a: Introducción a la semana / Lunes / Martes / Miércoles / Jueves / Viernes / Sábado
Introducción a la semana
La semana pasada terminaba la lectura de la carta a los Hebreos. En ella, la liturgia nos proponía, al concluir el ciclo dedicado a la infancia de Jesús, uno de los rasgos principales de su identidad: él es el Sumo Sacerdote de la nueva alianza, el Mediador único entre Dios y los hombres. Dejando bien sentado este mensaje, punto culminante de la historia de la salvación, nos remontamos ahora a los orígenes del proyecto que Dios quiso llevar a cabo en Cristo.
Durante dos semanas las lecturas bíblicas recorrerán la primera parte del Génesis, libro con el que se abre la Biblia. Pertenece a lo que llamamos el Pentateuco (cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), conjunto de narraciones que tratan de presentar, de manera peculiar y con una intención religiosa, los orígenes del mundo y de la humanidad, así como del pueblo de Israel.
Los primeros capítulos del Génesis (1-11) responden al decidido propósito de explicar, mediante relatos simbólicos y en la medida de lo posible, una realidad desconocida, aunque extraordinariamente importante para comprender nuestra condición humana y nuestro lugar en el mundo. ¿De dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿qué puesto y qué tarea nos competen en el conjunto de las cosas que nos rodean?, ¿cómo se explican nuestros sentimientos y nuestros conflictos?, ¿cuál es nuestro destino? Los autores sagrados compusieron, sirviéndose de testimonios de culturas vecinas e inspirados por el Dios en quien creían, unas densas páginas en las que se recogían las convicciones de su fe y se establecían las bases religiosas de la historia.
Dejémonos penetrar esta semana por el asombro y la acción de gracias al redescubrir los primeros capítulos de la Escritura santa. Nos presentan, a la luz de la revelación divina, dos realidades teológicas capitales para la comprensión de nuestro ser más profundo: la creación del mundo y del ser humano, obra de la iniciativa divina (en dos relatos característicos), y el drama del primer pecado y sus secuelas.
Fray Emilio  García Álvarez



Lunes 7/2/2011 Aniversario de los padres difuntos
“Al principio creó…”

I. Contemplamos la Palabra

Comienzo del libro del Génesis 1,1-19:
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: «Que exista la luz.»
Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz «Día»; a la tiniebla, «Noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.
Y dijo Dios: «Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas.»
E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda «Cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Y dijo Dios: «Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.»
Y así fue. Y llamó Dios a los continentes «Tierra», y a la masa de las aguas la llamó «Mar». Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: «Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.»
Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Y dijo Dios: «Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra.»
Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Sal 103,1-2a.5-6.10.12.24.35c R/. Goce el Señor con sus obras
endice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R/.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R/.

De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R/.

Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,53-56:
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, era grande la fe de quienes se conformaban con tocar el borde de tu manto para curarse. ¡Qué pequeña es mi fe, mientras todo tú vienes a mi vida en la eucaristía frecuente y apenas te hago caso! Por eso mi alma sigue con sus enfermedades.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Comenzamos este lunes V del Tiempo Ordinario escuchando las bellísimas palabras con las que empieza la Sagrada Escritura. Probablemente el capítulo primero del libro del Génesis es el capítulo más leído, comentado, estudiado, analizado por el pueblo de Dios, por los estudiosos de la Biblia y por los teólogos. Hay una especie de interés por saber como fueron nuestros orígenes, de dónde venimos… Por otro lado, hoy la ciencia también se descerebra por encontrar una explicación racional a nuestros comienzos… Conocer el origen es conocer parte de nuestra identidad, es conocer cómo estamos hechos. La lectura del libro del Génesis nos deja bien claro que nuestra identidad no es fruto de la combinación de varios elementos por casualidad… No, no… esta lectura nos deja bien claro, que detrás de este proceso de creación, de evolución…. (llámese como se quiera) se encuentra la boca de Dios que pronuncia palabras llenas de belleza. Por ello, la creación entera es fruto de la Palabra de Dios, la cual siempre es una palabra de Felicidad. Según la Escritura, nuestro origen es un origen feliz, querido, lleno de vida… Y por tanto, estamos marcados a fuego y somos portadores de la Palabra Felicidad, porque nuestra esencia es de Felicidad.
El Evangelio que se nos propone para este lunes es un evangelio de comentarios. Es decir, allí donde llegaba Jesús se disparaban unas cadenas de comentarios sobre su persona. Los comentarios que circulaban entre la gente sencilla sobre Jesús eran comentarios de Gracia. No eran comentarios malditos, que hablaban mal de la persona de Jesús; no eran comentarios con una intención de desacreditar a Jesús…. No,….. eran comentarios benditos, en el sentido de que hablaban bien de Jesús. Ante estas cadenas de comentarios yo constato una realidad: no hay una persona complemente desdeñable, de la cual no se pueda ver algo positivo de su vida. Y no hay una persona en este mundo de la cual sólo se pueda ver cosas positivas. Por ello, ¿por qué fijarnos en lo negativo de la otra persona? Quizás si metemos la mirada en lo bello de la otra persona, le ayudamos a desarrollar la belleza de su persona; pero además, esta misma mirada no sólo tendrá efectos sobre la otra persona, si no también sobre nosotros mismos, ya que, se desarrolla en nosotros la mirada de Dios, que siempre ve belleza donde hay miseria.
Fray José Rafael   Reyes GonzálezFray José Rafael Reyes González
Casa Santissima Trinità degli Spagnoli-Roma
 



Martes 8/2/2011
“Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 1,20–2,4a:
Y dijo Dios: «Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo.»
Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno.
Y Dios los bendijo, diciendo: «Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra.»
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Y dijo Dios: «Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies.»
Y así fue. E hizo Dios las fieras según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies. Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.»
Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: «Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.»
Y dijo Dios: «Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento.»
Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho. Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de todo el trabajo que Dios había hecho cuando creó. Ésta es la historia de la creación del cielo y de la tierra.
Sal 8,4-5.6-7.8-9 R/. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R/.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies. R/.

Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,1-13:
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, dura es la acusación de Isaías, y tuya, contra los escribas y fariseos. Yo quiero que mi vida responda a mi fe, que no te diga grandes palabras en la oración vacía, y luego me comporte como quien no te conoce.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  •  “Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno”

“Ésta es la historia de la creación del cielo y de la tierra”. Así concluye la primera lectura de hoy. Sin ánimo científico, con lenguaje libre y poético, nos pone en bandeja una de las verdades fuertes de nuestra fe. Dios ha sido el creador del cielo y de la tierra y de todo lo que hay en ellos. Es evidente que Dios, de todo lo que ha creado, tiene una predilección especial por el hombre. Sólo de él se afirma: “Y dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Y es al hombre al que entrega todos los frutos de la tierra y al que concede dominar todos los vivientes que se mueven sobre la tierra. Éste es nuestro origen. Hemos venido a este mundo no a través del choque azaroso de unos astros, hemos salido de las manos amorosas de Dios. A Él y sólo a Él le debemos la vida, que nos ha regalado a través de nuestros padres. Y también nos prepara un buen final para nuestro trayecto terreno. Dios no está dispuesto a que nuestra vida, esa que con tanto mimo nos ha otorgado, desemboque en la nada, en la desaparición. Después de nuestra muerte nos espera para adentrarnos en su reino, en el reino de la eternidad donde sólo el Amor va a reinar y por lo tanto nuestra felicidad será plena y total. Se cumple la Escritura. “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios”. Está en el principio y en el final de nuestra vida.
  • “Y como éstas hacéis muchas”

Ante la acusación de los fariseos y letrados de que los discípulos de Jesús no siguen la tradición de los mayores de comer sin lavarse las manos, Jesús les reprocha a ellos que anulen “el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición”. Hay que reconocer que a lo largo de estos XXI siglos de cristianismo, le hemos llenado de normas, leyes, tradiciones… que, pudieron surgir de buena fe en un tiempo y contexto determinados, queriéndose apoyar en el evangelio. Pero hay que colocar cada cosa en el lugar que le corresponde. La acusación de Jesús a los fariseos y letrados nos la puede dirigir también a nosotros. A veces nos tragamos un camello y queremos colar un mosquito. No todo en el cristianismo tiene la misma importancia. Los valores morales predicados y vividos por Jesús, como el amor, el perdón, la veracidad, la honradez… tienen un valor supremo en nuestro actuar, nunca podemos ir en contra de ellos. Todos los demás mandatos, normas, tradiciones poseen un valor relativo y tienen como finalidad hacernos vivir los valores del evangelio. Si en algún momento, se da choque entre ellos debemos quedarnos siempre con los valores del evangelio y vivirlos.
Fray Manuel Santos  SánchezFray Manuel Santos Sánchez
La Virgen del Camino
 



Miércoles 9/2/2011
”Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 2,4b-9.15-17:
Cuando el Señor Dios hizo tierra y cielo, no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el campo. Sólo un manantial saltaba del suelo y regaba la superficie del campo. Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal. El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara.
El Señor Dios dio este mandato al hombre: «Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comas; porque el día en que comas de él, tendrás que morir.»
Sal 103,1-2a.27-28.29be-30 R/. Bendice, alma mía, al Señor
Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R/.

Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes. R/.

Les retiras el aliento, y expiran,
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,14-23:
En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»
Con esto declaraba puros todos los alimentos.
Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, purifica mi corazón, limpia el motor y la fuente de mi vida, y podré pensar, hablar y obrar según tu Corazón. Es inútil que quiera curarme una herida externa, cuando lo que me hace falta es una transfusión de sangre: cambiar la que tengo por la tuya. ¡Que lo que salga de dentro de mí no sea esa lista de barbaridades, que alguna vez han mancillado mi vestidura blanca de bautizado!
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

  • ”Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”

Armonía de la creación.
La obra predilecta de Dios, en toda la creación, es la persona humana. Nos hizo semejantes a Él, somos libres, porque Dios nos hizo libres, este es el don más grande, además Dios entregó al hombre todo lo creado, armonía entre Dios, el hombre y la naturaleza, y es al hombre, por su libertad, a quien Dios encargó el cuidado y la armonía de la creación.
Esa armonía quedó rota por la acción del hombre: rompió con Dios “Quiso ser como Él”, rompió con el hermano, mató al hermano “Caín y Abel”, se dejó dominar por la naturaleza, construyó y adoró a los ídolos, “Vino la muerte”.
No obstante, Dios, sigue confiando en el hombre, y, si en Adán todos pecamos, en el nuevo Adán “Cristo” hemos sido reconciliados con el Padre, con los hermanos viviendo el mandamiento del amor y hemos vencido a la muerte, con su resurrección:”Si Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos con Él”.
Demos gracias a Dios por tanto Don y colaboremos a restablecer la armonía de la creación.
  • “Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre”

Este pasaje del evangelio (continuación del de ayer), trae la respuesta de Jesús a los fariseos, que criticaban el incumplimiento de una de las normas, que ellos mismos habían impuesto, sobre la purificación o limpieza exterior. Jesús, que siempre defiende el contenido de la Ley, critica estas prácticas impuestas, son normas que matan el espíritu de la Ley Mosaica, por eso defiende a sus discípulos aclarando que las cosas externas no son las que manchan, sino lo que brota desde dentro: Envidias, frades, impureza, altivez …esto es lo que verdaderamente mancha al hombre y por lo que este se rebaja al dejarse dominar por sus pasiones.
La libertad nos debe llevar a practicar siempre lo bueno, sin dejarnos dominar por nimiedades que a veces ahogan el espíritu y no nos dejan actuar con libertad, sólo la verdad de Cristo nos hace libres.
Hna. María Pilar  Garrúes El CidHna. María Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario
 



Jueves 10/2/2011 Santa Escolástica
“Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 2,18-25:
El Señor Dios se dijo: «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.»
Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver que nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.
El hombre dijo: «¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Los dos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no sentían vergüenza uno de otro.
Sal 127,1-2.3.4-5 R/. Dichosos los que temen al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,24-30:
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo: «Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella replicó: «Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.»
Él le contestó: «Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija.»
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, pones a prueba la fe de la mujer fenicia, pero le das un gran amor a su hija, paciencia ante tus palabras de aparente desprecio, y confianza en ti. Amor, paciencia y confianza: lo que a mí me falta y espero de ti. Amor a ti y al prójimo, paciencia ante las pruebas que no faltan, confianza en tu infinita misericordia.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Una vez creado Adán, hoy toca a Eva. Ayer Dios hacía de “alfarero del hombre”, hoy de experto facultativo para, de una costilla de Adán, crear a la mujer. “Hombre y mujer los creó”, para unirse y constituir una sola carne. Distintos, por complementarios, e iguales en dignidad, misión y fines. Unidos por el amor para colaborar con el Dios de la vida.
El episodio evangélico tiene lugar en el extranjero, en Fenicia, en los alrededores de Tiro y Sidón. La mujer, protagonista de la escena, no es judía, pero conoce muy bien a Jesús.
  • La fe de una cananea

Es lo más sobresaliente del episodio, juntamente con la actuación “retardada” de Jesús. No es la única vez que Jesús “simula” no atender, de entrada, la petición de una persona muy necesitada. En las Bodas de Caná sucedió lo mismo, igual que cuando le comunicaron que su amigo Lázaro estaba enfermo y se moría. Al final, Jesús siempre echa mano de su prodigalidad, sobre todo cuando se percata de la fe de la persona demandante.
No sabemos su nombre, es la sirofenicia o la cananea. Un modelo evangélico más de la oración de petición. Recordemos a San Agustín justificando por qué algunos no consiguen –conseguimos- lo que piden y pedimos, con aquel juego de palabras latinas: por ser “aut mali, aut male, aut mala”. O son –somos- malos, o piden –pedimos- malamente, sin insistencia, o piden –pedimos- cosas malas. Esta mujer cananea es buena, pide algo bueno y lo hace postrándose a sus pies, con fe y perseverancia.
  • Posturas ante Dios

La primera reacción de Jesús nos resulta extraña y no la entendemos fácilmente. Una posible explicación pudiera estar en el deseo del evangelista en resaltar dos reacciones posteriores: la de la mujer y la de Jesús. Me llama la atención las palabras de Jesús: “Anda, vete, que por eso que has dicho…”. ¡Cómo nos gustaría conocer “eso que has dicho”! Según Jesús, fue el motivo por el que “el demonio ha salido de tu hija”. Pues bien, sin conocerlo en su materialidad, sabemos que fue la actitud hecha oración lo que agradó a Jesús, haciéndole cambiar de sus anteriores “desaires”. Esa es la postura ejemplar ante Dios que hoy nos da esta extranjera.
  • Santa Escolástica

Escolástica no sería la misma sin su hermano Benito – “frater” le llamaba ella-, y éste posiblemente hubiera sido distinto sin su hermana – “soror” la llamaba él-. Cuenta san Gregorio que ambos solían juntarse una vez al año para animarse mutuamente hablando de sus relaciones con Dios y de las de Dios con ellos. La última vez, Escolástica logró que Dios le concediera el gran favor de que Benito continuara durante la noche charlando con ella sobre la vida espiritual, al verse imposibilitado, por los elementos atmosféricos, para regresar a su monasterio. A los tres días, estando Benito en oración, vio a través de la ventana cómo el alma de su hermana, en forma de paloma, salía de su cuerpo para entrar en el cielo. Este milagro final nos ilustra y aclara la santidad de su vida que lo hizo posible. Así, después de la muerte de Escolástica, continuó existiendo entre ellos la ayuda fraterna que hasta entonces habían mantenido.
Fray Hermelindo Fernández RodríguezFray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino
 



Viernes 11/2/2011
"Seréis como Dios…”

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del Génesis 3,1-8:
La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?»
La mujer respondió a la serpiente: «Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: "No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte."»
La serpiente replicó a la mujer: «No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal.»
La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencias; tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió. Entonces se le abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron. Oyeron al señor que pasaba por el jardín a la hora de la brisa; el hombre y su mujer se escondieron de la vista del Señor Dios entre los árboles del jardín.
Sal 31,1-2.5.6.7 R/. Dichoso el que está absuelto de su culpa
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa,»
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R/.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,31 37:
En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.
Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.
Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, aunque yo no lo recuerde, en mi bautismo se pronunció la misma palabra aramea que tú dijiste para curar al sordomudo: Effetá. Abre, Señor, mis oídos a tu Palabra que salva, y mi boca a la proclamación de tu grandeza y de tu misericordia, tú que todo lo haces bien: haces oír a los sordos y hablar a los mudos. Oídos y labios, atentos a tu Palabra y a la alabanza de tu amor.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

Las lecturas de este día nos presentan dos episodios que, si los confrontamos, podríamos decir que van en direcciones opuestas. En uno se describe la obra de la serpiente, del Adversario… y en el otro la obra de Dios. Veamos qué es lo que ocurre en cada uno para ir profundizando en nuestro diario discernimiento entre el bien y el mal.
  • "Seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal."

En la primera lectura contemplamos uno de los episodios clave de toda la Escritura: la entrada del pecado en la vida del hombre. Orar con estos versículos nos puede ayudar para ir conociendo las estrategias del Enemigo, y así, de la mano de Dios, poder huir del Tentador y sus mentiras.
Primera cosa a tener en cuenta: “la serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho”. Es la bestia más lista, así que… ¡ojo! Sus tentaciones a nuestro criterio racional o emocional siempre resultarán atrayentes, apetitosas, lógicas… Así lo afirma la Palabra: “la mujer se dio cuenta de que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable porque daba inteligencia”. Y… ¿cómo comienza su ataque? ¡Mintiendo!: “¿Con que Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?” ¡Mentira!, pero Eva “entra al trapo”… Aquí está el primer error, en escuchar las propuestas del Mentiroso y entrar en diálogo con él.
Como acabamos de decir, sus ofertas vienen envueltas en un bonito papel de regalo: “cuando comáis del fruto, seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal…” Pero tras hacerle caso y abrir el paquete… ¡qué decepción! Que te propongan ser como Dios para acabar ceñiditos con hojas de higuera y escondidos entre los árboles del jardín… ¡Qué vergüenza! ¡Qué fracaso! Pues sí, estos son los resultados de la obra del demonio: frustración y una insatisfacción profunda. Afortunadamente… ¡la historia aquí no acaba! Veamos en el Evangelio cómo es la obra de Dios. Por Él podemos cantar gozosos en la Santa Noche de Pascua, y hoy también: “¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!”
  •  “Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.”

A Adán y a Eva “se les abrieron los ojos”… y al sordo de este Evangelio que apenas podía hablar “se le abrieron los oídos y se le soltó la traba de la lengua”. Los efectos se parecen, pero las consecuencias son totalmente opuestas. Mientras que aquellos que fueron arrastrados por el Enemigo, acabaron escondidos, llenos de temor y vergüenza, con este sordo y todos aquellos que contemplaron la obra de Dios ocurre todo lo contrario: salen gozosos a contar a todo el mundo la sanación que han recibido, la liberación, la salvación que han encontrado en Jesucristo. “Y en el colmo del asombro decían: todo lo ha hecho bien”.
Pidamos al Señor la luz de su Espíritu Santo para poder discernir en cada momento dónde está la mentira que nos conduce a la insatisfacción y a la muerte, y dónde está la Verdad que nos guía a la auténtica felicidad y a la Vida, la Verdad que nos lleva a Dios.
MM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la PiedadMM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad
Palencia
 



Sábado 12/2/2011
"La gente comió hasta quedar satisfecha".

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Génesis 3,9-24:
El Señor llamó al hombre: «¿Dónde estás?»
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.»
El Señor le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»
Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.»
El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?»
Ella respondió: «La serpiente me engañó, y comí.»
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.»
A la mujer le dijo: «Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará.»
Al hombre le dijo: «Porque le hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol del que te prohibí comer, maldito el suelo por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo. Con sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella te sacaron; pues eres polvo y al polvo volverás.»
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven. El Señor Dios hizo pellizas para el hombre y su mujer, y se las vistió.
Y el Señor Dios dijo: «Mirad, el hombre es ya como uno de nosotros en el conocimiento del bien y el mal. No vaya a echarle mano al árbol de la vida, coja de él, coma y viva para siempre.»
Y el Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde lo habían sacado. Echó al hombre, y a oriente del jardín de Edén colocó a los querubines y la espada llameante que se agitaba, para cerrar el camino del árbol de la vida.
Sal 89,2.3-4.5-6.12-13 R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación
Antes que naciesen los montes,
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios. R/.

Tu reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer,
que pasó, una vela nocturna. R/.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.
Lectura del santo Evangelio San Marcos 8,1-10:
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discipulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.»
Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?»
Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete.»
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discipulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discipulos y se fue a la región de Dalmanuta.

II. Oramos con la Palabra

SEÑOR, tu amor sabe remediar nuestra hambre y nuestra sed espirituales, con la Palabra de cada día y la Eucaristía que aquel día anunciaste multiplicando el pan. ¡Que siempre me sacie con el pan que viene de tu mano y la palabra que sale de tu boca!
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de EDIBESA.

III. Compartimos la Palabra

En las lecturas escogidas para hoy se nos habla de dos comidas diferentes. Una que trae lo malo, la muerte. La otra, da vida. Por lo tanto, nos enfrentamos un día más al tema de la comensalidad, que es un clásico en la Palabra de Dios.
La primera comida es la de Adán y Eva en el Paraíso. Comer el fruto prohibido -¿quién dijo que era una manzana?- los enfrenta al mal y a la necesidad. El ser humano cae en la cuenta de sus necesidades básicas: comer, vestirse, reproducirse...
Sin embargo, la comida en la que participa Jesús y ¡otros cuatro mil! parece que es de otro calado. Este alimento que nos ofrece Cristo es de otra clase, y por eso estas multiplicaciones de panes y peces nos hacen pensar fácilmente en la Eucaristía.
A nosotros nos habla también de compartir, pues es la forma más sencilla de entender que los pocos alimentos que tenían los discípulos -unos pocos panes y algunos peces- se pudieran convertir en miles. De una forma u otra, el caso es que comieron, se saciaron y hasta sobró. Y que la comida, una vez más, nos refiere al Reino de Dios: ese en el que nadie pasa hambre, ni sed, ni frío, ni dolor. Que no es una promesa, que es una realidad, aquí y ahora, cuando somos capaces de ponernos en el lugar del otro y compartir lo que tenemos.
Estos días en Valencia alguien ha solicitado mantas y ropa de abrigo para un grupo grande de personas inmigrantes que, ante la situación de crisis se han quedado sin el poco trabajo que tenían y, en consecuencia, han tenido que irse a dormir a la calle. Han encontrado un antiguo cuartel y allí están, medio hacinados y en condiciones inhumanas.
Lo de Adán y Eva al lado de esto, la verdad, es de risa. Pero en seguida se movilizan algunos y reúnen unas pocas mantas. No es suficiente, claro. La pelea tiene que seguir reclamando condiciones de vida para esta personas.
Pero por supuesto que las mantas, compartidas, como los panes y los peces, son también necesarios. El reinado de Dios ya es -hay quien comparte con ellos lo que tiene- pero no es del todo, hasta que estas personas, y tantas otras en el mundo puedan vivir en plenitud, con todo lo necesario, sin calamidades ni penurias.